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El Bidasoa Irún es una dificultad del videojuego de la Liga Asobal que todavía le queda grande al Viveros Herol Nava. El único equipo que sigue el ritmo del Barça —solo ha cedido un empate ante los culés— sometió a un recién ascendido que le ... jugó de tú a tú durante casi veinte minutos antes de asumir la realidad. El objetivo de su entrenador, Álvaro Senovillla, era aguantar en el partido para tentar al destino, pero el suspense apenas sobrevivió al descanso.
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Hubo un tiempo en el que el Bidasoa, todo un campeón de Europa, compartía viaje con el Nava en División de Honor Plata. Los segovianos ganaron su primer partido en Artaleku en 2014. Pero los irundarras despegaron del infierno y el reencuentro en Asobal ha sido otra cosa. Pese a los esfuerzos naveros, un abismo les separa. Uno de los tres equipos de la máxima categoría ante los que no han puntuado. Los otros dos: Logroño y Barcelona.
El Bidasoa comenzó como el ogro intratable que se le supone. Después de que los dos equipos probaran la pega, olvidaron el protocolo con una rápida circulación que culminó Iñaki Cavero desde el extremo derecho. Mientras el Nava trataba de desprecintar su ataque, Tito Díaz soltaba su primer zurriagazo desde nueve metros y Dariel García culminaba otra situación fácil por la izquierda. La eficacia de los extremos y la solidez en portería de Harbaoui Mehdi, que negó los dos primeros lanzamientos a Isaías Guardiola, bastaban para fijar un 3-0 en los primeros cuatro minutos. Los locales ya no abandonarían el mando en el marcador.
Fue una bofetada, no un puñetazo. Porque el Nava entró enseguida en el partido con los primeros goles de Guardiola, perseverante, y alguna parada de guarnición por parte de Luis de Vega, de nuevo titular en una portería más democrática de lo que quizás esperaba Patotski. El guión marcaba un intercambio de goles que los visitantes soportaban con el acierto de Dani Pérez, su ejecutor más fiable, y Francisco Ahumada. Cuando Jakub Prokop estrenó su cuenta, dejaba el duelo en un competido 9-8, motivos para la esperanza superado el cuarto de hora inicial. Su equipo había soportado el primer arreón.
El Nava estaba circulando con criterio, reduciendo las pérdidas a la mínima expresión y dificultado como podía el lanzamiento exterior del Bidasoa, pero el problema de medirse a un rival de semejante pedigrí es que no hay margen para la complacencia. Bastaron dos goles rápidos de Esteban Salinas, un tiro al poste de Borja Méndez y una gran parada de Mehdi a Prokop para que los irundarras se quitaran al rival de cogote. En un suspiro, Senovilla pedía un tiempo muerto que no evitaba un parcial de 4-0 que alejaba definitivamente a los hombres de negro y amarillo.
Prokop y Guardiola mantenían el ritmo goleador ante un rival que no acusaba las rotaciones, respetaba a los segovianos —gastó el tiempo muerto cuando se acercaron tímidamente a tres— y sumaba goleadores: Tao Gey-Emparan, Rodrigo Salinas y los Nieto, Asier y Gorka. Con semejante nómina de artilleros, se marcharon al descanso con el duelo encarrillado (17-12) sin necesidad de una actuación extraordinaria en la portería. El Nava, sin hacer un par partido, carecía de recursos para igualar la apuesta.
La ventaja local creció por inercia sin que mediaran grandes parciales. Siempre había un goleador disponible, como ese armario lleno de trajes, más que días de la semana. Jakub Skrzyniarz mantuvo el nivel en la portería, pero el Nava no desfallecía, ahora con los goles de Andrés Vila. El Bidasoa llegó al cuarto de hora final con una renta de diez goles, la victoria en el banco. Una situación ante la que no claudicaron los de Senovilla, siguiendo la máxima del técnico al principio de curso: aprovechar cada minuto de competición, aunque no se traduzca en puntos. Lo entendió Prokop, que sumó goles de todo tipo, desde transiciones a derechazos de primer nivel, para mantener su puesto entre los máximos artilleros del campeonato.
No evitó una derrota clara que entraba en todos los cálculos, como la de la semana que viene ante el Barcelona, que visita el pabellón navero el sábado, el partido imposible. El mérito de los segovianos es haber hecho los deberes para asumir esos dos puñetazos de pie, fuera del descenso, sin caer en la lona.
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