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Mari Carmen Arranz en el estanco del número 13 de la calle Juan Bravo. A. Tanarro
«En los barrios ha habido hasta colas, pero en el centro las ventas han bajado»

«En los barrios ha habido hasta colas, pero en el centro las ventas han bajado»

«El primer mes me empecé a asustar porque no sabía cómo iba a acabar esto», dice la propietaria del estanco de Juan Bravo

a. n.

Segovia

Sábado, 30 de mayo 2020, 11:27

«El primer mes me empecé a asustar porque no sabía cómo iba a acabar esto. Daba hasta miedo, porque no había nadie por la calle». María del Carmen Arranz lleva casi medio siglo en el estanco del número 13 de la calle Juan Bravo, junto a la plaza de las Sirenas, y afirma que, a diferencia de establecimientos ubicados en otras zonas de la ciudad o en pueblos del alfoz de Segovia, en el suyo han descendido las ventas desde el inicio del confinamiento. Hasta un tercio, calcula.

«He oído que en pueblos como Palazuelos de Eresma y Torrecaballeros las ventas se han incrementado, y también en los establecimientos de barrios, donde ha habido hasta colas, pero aquí he tenido días de atender a un cliente, cuando antes podía tener ciento y pico». La estanquera lo achaca al perfil de cliente que tiene. «Viene mucha gente que está de paso, turistas, y también funcionarios, que se han quedado en casa». Lo que sí ha detectado es un cambio en la forma de llevarse el tabaco, que durante el confinamiento ha sido en cartones, cuando lo habitual era la cajetilla del día a día. «Ahora hay más movimiento en la calle y han regresado las ventas, aunque, desde luego, no es como antes».

«Dicen que se está vendiendo más el tabaco de liar, pero yo no he notado demasiada diferencia porque esa tendencia ya viene de antes, quizá un par de marcas se han vendido más», señala Mari Carmen Arranz. Durante buena parte del confinamiento, su establecimiento abría solo por las mañanas, pero con el paso a la fase 1 ha comenzado a trabajar también por las tardes. «Estamos abriendo de 10:00 a 14:00 y de 18:00 a 20:30 horas», explica Arranz, que ha adoptado medidas de seguridad en el estanco.

«Hemos puesto dos mamparas bastante altas sobre los mostradores, con un hueco abajo para entregar el producto, e hidrogel en la entrada. Yo no uso guantes, pero cada vez que despacho a un cliente me lavo las manos con una solución hidroalcohólica y también limpio el datáfono y la bandeja donde se deja el dinero y se entrega el cambio. Además, dos o tres veces al día se limpia el establecimiento con agua y lejía. Tenemos también pulverizadores».

Aunque la existencia de dos mostradores permite atender a dos al mismo tiempo, «los clientes están entrando de uno en uno en el estanco. Si ya hay una persona, la siguiente se queda esperando fuera, en un pequeño soportal que hay».

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