El barrio de San Gil pide una reforma integral de la calle Moisés Magdaleno

Los vecinos recuerdan que en 2010 se decidió 'lavar la cara' a las calles de un barrio «de casas humildes, de calles y aceras deslucidas a más no poder». La solución fue añadir al hormigón existente en mal estado una capa de asfalto. Subió el nivel de la calle en unas viviendas que están construidas sin forjado de saneamiento, por lo que se encuentran a ras de la vía.

Unos años después se añadió una nueva capa de asfalto a la calzada. Se volvió a subir la altura de la calle, con el consiguiente riesgo de inundación en las viviendas. En 2018 se aprobó un nuevo proyecto para la renovación de la pavimentación de las calles, en esta ocasión centrado en la renovación de las aceras y la instalación del saneamiento y las rejillas necesarias para la evacuación del agua de lluvia. El resultado se puede observar en las aceras, con altibajos, rejillas en las puertas de las viviendas, pendientes superiores a la normativa, incomodidades e incluso la depreciación del valor de las viviendas.

En este tiempo, la asociación realizó varios escritos al Ayuntamiento. La respuesta, critican, fue el «silencio absoluto». Decidieron entonces encargar un informe técnico pericial a un despacho de aparejadores, que concluye que con las obras se habían empeorado las condiciones de accesibilidad, desagüe y protección contra la humedad de las calles y viviendas de la zona; las nuevas aceras presentaban deficiencias de diseño y acabado, con lo que se merman las condiciones de accesibilidad para el tránsito por ellas.

Los datos del informe fueron enviados al Ayuntamiento, y ante el silencio, la asociación decidió pedir amparo al Procurador del Común, organismo que abrió dos expedientes, uno de ellos sobre el abastecimiento de agua potable y la sustitución de red de abastecimiento, y otro sobre la pavimentación de las vías públicas y sus deficiencias. El Ayuntamiento ha incluido, en los últimos presupuestos municipales, una partida para la sustitución de las tuberías de una de las tres calles afectadas, Moisés Magdaleno, cuyo coste asciende a 110.594 euros que se destinarán al cambio de 150 metros lineales de redes y 900 metros cuadrados de asfaltado.

La partida es similar a la de cubrir las pistas de pádel. Por ello, los vecinos sostienen que aunque hay que fomentar el deporte, se lleva más de diez años «incumpliendo un mandato legal, vendiendo agua contaminada a los vecinos de esas viviendas». En este sentido, señalan que no es «la misma necesidad ni urgencia, destinar el mismo dinero a estas dos cuestiones».

Aunque las obras de la calle ya están iniciadas, los vecinos apuestan por paralizar su inicio, ya que la resolución del Procurador del Común sobre las vías públicas dictamina la necesidad de efectuar «a la mayor brevedad» la reparación de las deficiencias. Es por ello que la asociación pide que se realice una reforma integral de la vía y el cambio de acometidas en una única actuación. «Hacer dos obras, pudiendo hacer una sola, es un despilfarro», aseveran.

Un último paso que se plantean «en caso de no realizar lo solicitado» sería una demanda judicial, con petición de daños y perjuicios, además de la restitución de las cotas de las calles.