Los bares siguen abonados al fútbol pese al incremento del coste por retransmitirlo
Los negocios asumen gastos de casi 500 euros al mes, si bien hay menos clientes porque los partidos pueden verse en casa
Los bares segovianos siguen dando el fútbol pese a que los costes de retrasmitirlo se han duplicado en los últimos años. El relato es que ... los locales han asumido la subida de precios dictada por La Liga y aplicada por sus operadores por la falta de unión en el sector. Ese miedo a que los diez aficionados del Madrid dejen el bar vacío a las seis de la tarde de un domingo y los recoja el único bar del barrio que da el partido. Esas escenas masificadas de los bares a principios de siglo han desaparecido porque la forma de vender el producto propicia ver el fútbol en casa. Aun así, los precios de los bares suben. Aun así, los siguen dando. Porque temen que el remedio salga más caro que la enfermedad.
Digital Audio es la principal empresa segoviana que distribuye estos servicios a los bares. En su agenda de clientes hay unos 80 bares; de ellos, algo más de la mitad están en la capital. Su estimación es que el resto de operadores sumarían el tercer tercio de la balanza para un total de unos 120 locales que dan el fútbol en la provincia. El dominio de Movistar se explica porque su oferta deportiva es más completa –motos, fórmula uno, golf o tenis– dejando a un lado el fútbol, el contenido obligado de todos los operadores. Canales, por ejemplo, de caza y pesca, para las horas muertas del café. Los operadores dan paquetes de todo tipo: desde solo televisión a sumar internet –la señal por fibra es más fiable que por satélite– o incluso packs con barriles de cerveza.
La Liga es la que fija los precios que deben pagar los locales públicos por utilizar sus derechos. Con esos números, los operadores fijan su oferta a los locales. «La evolución es horrorosa», resume Daniel Carazo, comercial de Digital Audio. En los últimos siete años un pack con fijo, internet, línea de móvil y fútbol ha pasado en Segovia de unos 215 euros a más de 400.
Los precios varían en función de los códigos postales: a más población, más coste. Todos los de la capital están en el tramo entre 0 y 10.000 habitantes. A día de hoy, un bar en Santa Eulalia pagaría 472 euros al mes, IVA incluido. Su conclusión es que la estrategia de la competición reduce sin propios ingresos. «Será mucho mejor poner un precio asequible y que lo pueda poner todo el mundo». La consecuencia es que selecciona el número de locales a los que pueden facturar suficiente para no perder dinero.
120 locales
de la provincia de Segovia ofrecen fútbol, aproximadamente. La Liga es la que fija los precios que deben pagar los locales públicos por utilizar sus derechos. Con esos números, los operadores fijan su oferta a los locales.
¿Cómo rentabiliza un bar de Moraleja de Coca su inversión? Consejos como no abonarse en agosto porque los veraneantes se marchan del pueblo y dejarlo para primavera, el regreso del buen tiempo, las rondas decisivas de la Champions. Que los equipos españoles pasen ronda se traduce en ingresos o pérdidas para la hostelería. Los locales abonados están en los municipios con más habitantes, pero hay excepciones como Sebúlcor. Pese a las condiciones, Carazo resume el miedo del sector. «Si todos se juntan y deciden no ponerlo, vale. ¿Pero si de repente lo pone uno? ¿Por qué tengo el bar vacío? Están semiobligados a tenerlo, pero es verdad que cada vez más clientes de toda la vida me están diciendo que el año que viene no lo ponen». Se espera una nueva subida de precios, con los 150 euros de golpe poco antes de la pandemia, de una temporada a otra. «Pensaba que lo iba a coger nadie, pero para mi sorpresa, sí».
Con todo, la red de retransmisiones pirata es muy residual. La Liga tiene sus investigaciones por los locales para detectarlos y llevarlos al redil. «Nosotros nos remitimos a regularizar los locales ilegales que nos notifica el operador o la liga». Pese a que ha habido multas a nivel nacional por encima de los 20.000 euros, la política es más de mano blanda para que entren en el sistema y se abonen. «Ojalá las multas de tráfico fuesen así también», bromea Carazo: «Muchas veces lo hacen por desconocimiento. Lo contratan por teléfono sin decir que son un bar». Algo más habitual en la provincia, en esos bares con vivienda adherida al local comercial. En ocasiones, Carazo ha tenido que remitir la copia del contrato de servicio porque el inspector se había equivocado de local cuando pedía la regularización.
El cambio en la comercialización del producto ha aligerado los bares, auténticas marabuntas a principios de siglo. En los inicios de la televisión de pago, había que pasar por taquilla y pagar, por ejemplo, 12 euros por ver el partido. «Con eso voy a un bar, me tomo tres cañas y tengo más ambiente», razona Carazo. Los paquetes actuales piden una tarifa plana e incluyen todo: el precio por partido disminuye drásticamente y añade otros contenidos que incentivan el consumo en los hogares. Ahora proliferan los grupos de amigos que hacen un bote para ver «los partidos más vistosos» en casa de uno de ellos.
Los locales han asumido la subida de precios dictada por La Liga y aplicada por sus operadores por la falta de unión en el sector
La dispersión de los horarios del fútbol español –años atrás era raro ver un partido del Madrid o del Barça fuera de la hora punta del sábado o el domingo– ha añadido un nuevo elemento a la ecuación que no ha sido necesariamente perjudicial. «Todo depende de cómo explotes tu producto. Tengo clientes que funcionan muy bien, que han hecho piñas de 10 o 15 personas que van a todos los partidos del Madrid y hacen una comida o una cena». Así que las cuatro de la tarde es una buena oportunidad para un bar porque aúna consumición previa, comida y la posterior.
El negocio se mantiene. «Es verdad que ya no tienes el bar lleno para un Madrid-Murcia, pero tienes 20 personas. No es lo de antes, pero ahí están». Los locales se dan de baja en verano porque no hay temporada y el ahorro mensual es importante. «Intentamos pasar de una oferta a otra. Yo no trabajo para La Liga, trabajo para mis clientes». Los que asumen el fútbol como el pincho de tortilla. Cueste lo que cueste.
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