El bar de Cuéllar viral por sus mensajes ocurrentes
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El establecimiento hostelero La Gaviota llena sus paredes de frases irónicas basadas en hechos reales sucedidos en élHace algunos meses un cartel en el que se podía leer 'Todo aquel niño que esté sin supervisión paterna/materna en este bar, será invitado a tres Red Bull para que luego le aguanten en casa', se hizo viral a través de redes sociales, especialmente ... de Twitter, donde recibió miles de interacciones de todo tipo.
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El original cartel procede de un bar cuellarano, La Gaviota, que llena sus paredes con ésta y otras frases irónicas, basadas en hechos reales que han sucedido en el propio establecimiento, cuyo propietario, Miguel Ángel Senovilla, destaca la ironía y el humor que existe en cada uno de ellos. «Cada cartel es una historia que pasó en el bar, una historia que hemos tenido. Tras ello, nos hemos tomado una cerveza, nos hemos echado unas risas y ha salido el cartel», apunta.
Respecto a la historia del 'famoso' cartel, recuerda que surgió tras un día de San Miguel, fiesta patronal en Cuéllar. La villa celebra ese día un concurso de tapas y son miles las personas que disfrutan de estas en los distintos establecimientos, llenando bares y calles. Así se encontraba La Gaviota, «con todo el jaleazo de ese día», cuando Miguel Ángel salía de la cocina con dos bandejas de pinchos, cuando se encontró con un niño de entre dos y tres años llorando dentro de la barra, «desorientado», apunta.
La situación fue graciosa, pues no se le ocurrió otra cosa que dejar los pinchos, coger al niño, levantarlo por encima de la barra y preguntar a los presentes «¿esto es de alguien, o me lo quedo yo?». La situación se comentó después entre los trabajadores del bar, con divertidos comentarios. «Todo con cachondeo, decíamos fíjate el niño por ahí suelto, habría que decirles a los padres no se qué, habría que quitarles el carné de padres… y digo, para la próxima le damos un Red Bull al niño y luego que le aguanten en casa, risas y salió el cartel».
Lo que podía haber quedado en una anécdota fue más allá, pues un día el cartel desapareció del bar, porque «los carteles nos los roban. De hecho, el que se hizo famoso estaba en un bar en Valladolid. Se lo llevaron, tacharon el nombre del bar, aunque dejaron el logo, es muy divertido», señala Senovilla, apuntando que «todo el cachondeo viene de ahí, de esos momentos en los que terminamos de recoger, nos sentamos los camareros a cenar un poco y hacemos el comentario de la jornada, vemos qué ha pasado hoy o a quién hemos querido matar (ríe)».
Como es lógico entre las miles de interacciones que tuvo el cartel en su momento, hubo muchos comentarios aplaudiendo la idea y otros muchos contrarios a la misma, apuntando que quien lo hubiera escrito no tenía hijos, entre otras cosas. Senovilla señala que «el que no tenga sentido del humor, que no entienda la ironía de un cartel, tiene un problema gordo, porque creo que se ve claramente que es bastante irónico el cartel». Y además comenta entre risas que, en La Gaviota, los niños «son bien recibidos, sí, y algunos padres también».
Aunque el de los niños y el Red Bull es el más conocido, hay muchos otros. El primero, recuerda Senovilla, fue el que hace alusión a que la cafetera se estropea siempre a partir de las 12 de la noche, «pero son todos de cachondeo. Hay otro que surgió el típico día que acabas un poco más quemado y que dice 'Los camareros de este bar intentamos ser educados y amables. Coño, poned algo de vuestra parte… cabrones', así, en ese plan».
Otro de los basados en hechos reales, que también es «muy gracioso, pero creo que es el que menos se ha visto, es el de 'Prohibido hacer motocross dentro del bar'». La historia, según relata el propietario, fue la llegada de un matrimonio con un niño pequeño con la típica moto de correpasillos, que «no dejó un pie sano en todo el bar». Una vez más, esa noche surgió la idea y se puso el cartel. Al día siguiente se repitió la misma escena, «apareció el niño con la moto, y se lo dijimos, que está prohibido hacer motocross dentro del bar, mira a ver qué hacemos. Y ya está, cachondeo», afirma.
Jornada tras jornada, surgen ideas como 'No hay gente fea, solo falta más alcohol. Pide consejo al personal de nuestro salón de belleza' o una reflexión que apunta 'Es curioso que al coronavirus se le mate con una solución alcohólica, que es precisamente lo que a nosotros nos da vidilla'. «Surgen todos del comentario del día, porque tenemos ese carácter. Y es que un bar es para ir a pasárselo bien, no es para andar sufriendo», señala Senovilla, que apunta que se ha perdido mucho la costumbre «de que el bar sea la red social».
Así, reflexiona sobre el problema de los bares de ahora, que en parte «yo creo que son las redes sociales, porque antes surgía la necesidad de irte con el amigo a tomar una caña a ver qué había hecho durante la semana o qué había pasado. Con el WhatsApp y demás ya no hay esa necesidad, desaparece y es una pena. En los pueblos, sobre todo, y en los pequeños mucho más, pues es el lugar de reunión de la gente. Socialmente hemos cambiado», concluye.
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