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La crisis energética y de la inflación están haciendo especialmente mella en las personas en situación de vulnerabilidad. Las organizaciones que se ocupan de cubrir sus necesidades más básicas lo están notando ya de manera significativa. El Banco de Alimentos de Segovia, que se encuentra ... gestionando la ayuda recibida durante la Gran Recogida del pasado otoño, atiende en este momento a alrededor de 2.400 personas, un 15% más que antes de la pandemia. «Esto quiere decir que las crisis se han sucedido y que no hemos tenido respiro. La dramática situación que generó la pandemia podía estar ya superada si no llega a ser por la crisis de ahora. Es algo evidente», señala Rufo Sanz, presidente del Banco de Alimentos segoviano.
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La organización tiene el almacén donde guarda los alimentos al 60% de su capacidad: palés repletos de productos no perecederos desde el suelo en diferentes espacios de la nave, distribuidos según el tipo de alimento y su fecha de caducidad, aunque allí nunca se estropea nada porque la mercancía acaba repartiéndose a tiempo. A su vez, el Banco dispone de varias cuentas en supermercados con dinero suficiente como para ir adquiriendo los productos que se vayan demandando. Es el resultado de la Gran Recogida, la campaña más importante del año, que en 2022 llegó en uno de los momentos de mayor necesidad social y tuvo carácter nacional. «Segovia volvió a responder, como siempre lo ha hecho, porque es muy solidaria. No me atrevo a hablar de cantidades porque podía errar, pero los resultados han sido grandes y se está gestionando con los establecimientos», señala Sanz.
La Gran Recogida se llevó a cabo de manera que el peso de la recepción de los productos y su organización no recayera sobre los Bancos. Así, los ciudadanos, en vez de comprar los alimentos y entregarlos, han depositado su donativo en la caja de las superficies comerciales. «Luego, los voluntarios de los Bancos van recogiendo los alimentos en función de las necesidades que vayamos teniendo. Digamos que ese dinero acumulado acaba transformándose en alimentos, y no hay riesgo de fechas de caducidad de por medio. ¿Que hace falta aceite? Se pide. ¿Que es leche lo que se necesita? Se pide», explica el responsable del Banco de Alimentos de Segovia.
2.400son las personas que en la provincia de Segovia reciben la ayuda que presta el Banco de Alimentos
50%es el descenso de los donativos que el Banco de Alimentos percibe anualmente de personas colaboradoras
«Segovia es muy generosa. La solidaridad de los segovianos siempre está ahí. Es uno de los Bancos de Castilla y León que más recibe», subraya Rufo Sanz, aunque en esta última Gran Recogida sí ha notado una contribución algo más baja que la registrada en años anteriores. «Suponemos que se debe a la situación general de crisis e inflación. También se está pidiendo ayuda por muchas partes, y no lo vemos mal que se haga, lógicamente, pero puede influir: la comunidad de vecinos, la parroquia, el colegio... Son muchas cosas y es normal que la recogida haya bajado», apunta Sanz. En general, el descenso de los donativos que el Banco percibe anualmente es muy acusado: «Me atrevería a decir que más del 50%, sin duda porque las familias tienen cada vez menos margen debido al encarecimiento de la vida. Lo entendemos, y estamos trabajando de muchas formas para paliarlo, por ejemplo, en el plano de la educación, con los niños, haciendo hincapié en la necesidad de no desperdiciar alimentos».
Con el acopio que tiene en la nave, el Banco de Alimentos de Segovia está «preparado» para afrontar «lo que pueda venir», apunta Sanz. «Parece que el empleo se recupera según los sitios. En cualquier caso, siempre hay familias que necesitan la ayuda y nosotros seguimos en nuestro lugar. Ahora mismo, estamos abastecidos para dar respuesta a las demandas que nos plantean las asociaciones que canalizan las peticiones de los trabajadores sociales».
rufo sanz
Presidente del Banco de Alimentos de Segovia
El perfil de las personas que atiende el Banco de Alimentos es cambiante, sobre todo en periodos de crisis. Ahora mismo, entre los demandantes figuran personas que no lo han necesitado nunca y que, por una situación de paro sobrevenido, se ven abocadas a recurrir a la ayuda. La subida o la bajada del desempleo suele repercutir en las necesidades que las asociaciones plantean. Con la pandemia se sufrió mucho y no ha habido margen para una gran mejora porque el estallido de la guerra en Ucrania y sus consecuencias lo han impedido. «Mejora ha habido, pero no tanta como debía. Se da mucha importancia a las toneladas que recogemos, y yo siempre digo que la meta debe ser el día en que no hagamos falta», reflexiona Rufo Sanz.
El Banco de Alimentos sigue recibiendo el apoyo de las instituciones y contando con la colaboración de empresas y particulares. Los voluntarios constituyen uno de sus pilares. Sin ellos, el trabajo sería prácticamente imposible. Recientemente, se han organizado unos cursos de voluntariado que han venido muy bien, aunque la media de personas que trabajan desinteresadamente para el Banco ronda la veintena desde hace años. «Sabes que puedes contar con ellos».
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