'Momo' o 'La ballena azul' no son títulos de libros infantiles. Son algunos de los letales desafíos virales que ya se han cobrado vidas en algunos países. Estos juegos mortales que se difunden por las redes sociales o por los sistemas de mensajería instantánea aprovechan la vulnerabilidad del adolescente, proponen una serie de pruebas y acaban con la definitiva, el suicidio. La Subdelegación del Gobierno en Segovia quiere prevenir antes que lamentar y alerta de esta amenaza que habita en las nuevas tecnologías.
Publicidad
Su responsable, Lirio Martín, solicita que se extreme el cuidado cuando un joven se encuentra ante estos retos virales y hace un llamamiento a los padres para que estén «muy pendientes por el peligro que suponen para la propia vida» de quienes osan a seguir las macabras reglas.
Estos desafíos virales son solo uno de los riesgos que se ciernen en Internet sobre la juventud. Igual que las Fuerzas y Cuerpos del Estado dibujan un retrato-robot de la persona que ha cometido un delito en la vida real y física, las estadísticas oficiales del Ministerio del Interior también esbozan el perfil de las víctimas más propicias para los malhechores que acechan en el mundo digital.
A falta de que el Gobierno actualice los datos de 2018, el año anterior en la provincia de Segovia las autoridades tuvieron conocimiento de 274 víctimas. Pues bien, 57 no habían cumplido los 25 años y nueve eran menores de edad. Esto supone aproximadamente uno de cada cinco. Un lustro antes, se registró un único caso en el que la víctima no había cumplido los 18.
Por otra parte, en el bosquejo de ese perfil que intenta definir los rasgos de la victimología que buscan los delincuentes que operan en Internet destaca otro rasgo: las mujeres son las que padecen más amenazas y coacciones tipificadas dentro de los grupos penales de la cibercriminalidad. Con respecto al resto del catálogo delictivo, los hombres son más proclives, en general, a caer en las redes del malhechor. La diferencia entre víctimas de ambos sexos se agranda al hablar de las infracciones que tienen que ver con fraudes 'online', donde la víctima es mayoritariamente masculina.
Publicidad
Sin embargo, todas estas cifras son susceptibles de ser más elevadas, ya que en esta ramificación de la delincuencia subyace todavía bastante temor a dar el paso de denunciar los hechos sufridos, no tanto por el miedo a las represalias como por la «vergüenza» que pasan quienes han sido engañados, timados, estafados o extorsionados.
De hecho, en el balance del Ministerio correspondiente a 2017, el total de infracciones penales conocidas y catalogadas dentro del 'modus operandi' de la cibercriminalidad ascendió en la provincia hasta los 368 casos. A una media de uno al día. Basta enfocar el espejo retrovisor de la comparación hacia ejercicios anteriores para comprobar que la tendencia es al alza, como ha advertido en distintas ocasiones el comisario jefe de la Policía Nacional en la Comisaría de Segovia, Manuel Antonio de la Fuente. En un lustro, estos hechos se han disparado prácticamente un 126%.
Publicidad
Los jóvenes y las personas mayores están situados en la diana de las preferencias de los cibercriminales. Si bien el fraude informático 'reina' en la delincuencia vía Internet, cuando se trata de menores se produce la particularidad de que las infracciones penales detectadas van por otros derroteros. Cuando no se han cumplido los 18 años, la victimología más frecuente distribuye sus motivaciones entre las amenazas y coacciones y los delitos contra el honor. Es decir, el 'bullying' de las aulas y de los patios de los colegios e institutos se traslada por arte del imprudente uso de las nuevas tecnologíasal móvil o al ordenador.
La subdelegada del Gobierno, Lirio Martín, destaca los avances logrados en la concienciación y sensibilización de los más jóvenes a través de charlas y foros en los que también participan las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Publicidad
El Plan de Convivencia Escolar va cosechando sus frutos. Por otra parte, los resultados del observatorio autonómico revelan la expansión que han adquirido el acoso y las faltas de respeto en el sistema educativo de la provincia. El 71% de los centros de Segovia registraron alguna incidencia durante el curso académico 2017-2018. En la comunidad autónoma, solo Valladolid se sitúa por encima.
Ese mismo análisis de situación elaborado por la Junta desvela también que en dicho ejercicio se detectaron 31 posibles casos de acoso o intimidación entre alumnos que, aunque contaron con el correspondiente aviso, no fueron ratificados a posteriori. En este contexto, uno sí fue confirmado. Asimismo, esas conclusiones cuantitativas del último Observatorio de Convivencia Escolar de Castilla y León indican que ninguno de los episodios de 'bullying' detectados en Segovia se produjo a través de Internet.
Publicidad
En el otro extremo del arco de edad están las personas mayores, la población que ya ha soplado 65 velas. Ellos también son vulnerables, los cibercriminales los han colocado en la diana. Este segmento definen otro de los rasgos característicos de ese retrato-robot de la victimología elegida por la delincuencia en Internet. Si en los usuarios más jóvenes –nativos de las nuevas tecnologías– prima la imprudencia; en los mayores los malhechores se aprovechan de su desconocimiento. El aumento de la cantidad de víctimas que han cumplido los 65 años es prácticamente exponencial. El Ministerio del Interior señala que en 2017, en la provincia segoviana, se contabilizaron quince 'cibervíctimas' por encima de dicha edad. El curso anterior habían sido ocho, y en 2015 la cifra fue de cuatro.
En la actualidad, la Comisaría de la Policía Nacional tramita más denuncias de estafas cometidas a través de la red y relacionadas con usos fraudulentos de medios de pago que de infracciones penales físicas, en alusión a delitos más 'clásicos' como pueden ser los hurtos, robos o el tráfico de drogas. El comisario jefe de la Policía Nacional alertaba recientemente de que la ciberdelincuencia está inmersa en «un crecimiento constante mes tras mes, que quizás no es exagerado pero que es paulatino». «No vemos que haya un estancamiento», incidía.
Noticia Patrocinada
Esa tendencia también la reflejan los datos del Ministerio del Interior. El ejemplo más llamativo es el del los fraudes cometidos a través de Internet. Este tipo de crimen cibernético, además de ser el habitual, se ha triplicado desde 2012. La curva ascendente parece a día de hoy imparable.
El balance de ciberdelincuencia de 2017 pone de relieve que ese curso acabó con 309 infracciones penales en la provincia, cuando en 2012 se registraron un centenar hechos. Las estadísticas también evidencian que la lucha contra esta criminalidad ha evolucionado y los métodos se han ido adaptando a los tiempos a los que tratan de anticiparse los malhechores.
Publicidad
En lo que atañe al capítulo penal de los fraudes informáticos, prácticamente se ha triplicado el volumen de casos esclarecidos, pasando de veintidós a sesenta casos resueltos al año a lo largo del último lustro.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.