El Ayuntamiento y los hosteleros difieren en la necesidad de aplicar una tasa turística

«Es una herramienta de gestión muy positiva para ciudades como Segovia», defiende el concejal de Turismo, Miguel Merino. Aunque la capital segoviana cuenta aproximadamente con 51.000 habitantes censados, en días festivos la población se incrementa en torno a un 10% empujada por la afluencia de viajeros, que han retomado el pulso a ese destino referente en el turismo de interior y cultural. Es decir, más de 5.000 visitantes puede acoger la capital en una de esas fechas señaladas en rojo en el calendario.

«Esta población flotante se beneficia del alumbrado público, del agua y su depuración, de la limpieza de calles y de la pavimentación», asevera Merino. El edil ejemplifica el impacto del flujo visitantes al observar cómo sube el consumo de agua, que en el puente de San Isidro aumentó un 15%.

La declaración de intenciones del Ayuntamiento de cobrar por pernoctar en los alojamientos no ha tenido una buena acogida en algunos sectores de la sociedad segoviana, como es el hostelero. «No estamos de acuerdo con la tasa turística; es una opinión que no puede ser de otra manera», responde el presidente de la Asociación de Empresarios de Alojamiento, Hostelería y Turismo de Segovia (Hotuse-AIHS), Jesús Castellanos. A su juicio, el dinero que salga del bolsillo de los turistas para pagar este impuesto no se ingresará en los establecimientos. «Es un gran obstáculo», apunta.

«Hay que mantener los números de turismo que tenemos; en vez de complicar la llegada de viajeros, facilitarla», reivindica el portavoz gremial. Aunque la propuesta del Ayuntamiento nació antes de la pandemia del coronavirus, con la irrupción de la covid se paralizó, pero no descartan retomarla.Castellanos insiste en que «no es el momento». Ni para su aplicación ni para abrir un debate sobre esta propuesta. De hecho, argumenta el perjuicio que ya arrastra la capacidad de ahorro de los hogares como consecuencia del escenario de crisis económica agravada por la inflación.

«La gente que llega a Segovia lo hace en una situación muy complicada», lamenta el presidente de los hosteleros. Llenar el depósito del coche, pagar el peaje que une la provincia con Madrid o adquirir un billete para desplazarse en tren o autobús reducen el presupuesto disponible de los turistas.

«Si encima tienen que sufragar una tasa turística, creamos una tormenta perfecta para que los viajeros se queden en su ciudad de origen», critica. Precisamente, alerta de que el gasto medio en los restaurantes «ha bajado muchísimo» y es imposible animar a la gente a que desembolse «lo que no tiene».

Castellanos itera que, si algún día llega el momento de negociar la puesta en marcha de la tasa, «esperamos sentarnos a debatirlo entre todas las partes afectadas». Exige que en los diálogos estén presentes aquellas personas que conocen el sector y, sobre todo, los que viven de la hostelería.

Los visitantes son los primeros afectados por esta medida. Aunque son conscientes del impacto que su llegada supone en el mantenimiento de la ciudad, coinciden en que en ningún caso la tasa turística debe ser «abusiva». Algunas personas tienen en mente un importe similar al que se abona en Cataluña, que por tipo de establecimiento y provincia varía entre 0,60 y 3,50 euros. «En ciudades de Italia hemos llegado a pagar hasta seis euros por persona y noche», recuerda Ana María Robles, una turista sevillana. Lo mismo sucede en otros destinos europeos.

«Cuando venimos, gastamos; no miramos más allá», determina Soledad Garrido, también de origen sevillano. Aunque la tendencia inicial entre los visitantes es «gastar lo menos posible», según pone de manifiesto la viajera, todo cambia cuando para acceder a un monumento es necesario adquirir una entrada. O cuando se interesan por degustar platos de la gastronomía local en establecimientos hosteleros emblemáticos. «Para una vez que vienes, ¿cómo no vas a pagar por ello?», se cuestiona.

Esta misma posición defiende Álvaro Capella, un joven turista valenciano, quien entiende que la tasa contemplada por el Ayuntamiento sería de gran ayuda «para el mantenimiento de la ciudad». Asimismo, Pedro, procedente de Albacete, es consciente de que «hay que mantener y sostener el patrimonio». «Pero también hay que controlar el coste y en qué situaciones se paga, pues suficiente desembolsamos en casa ya», critica. En concreto, se queja de que «hasta por acceder a un baño público nos han cobrado 50 céntimos». De ahí que considere que ya haya tasa turística «suficiente».

Este inconveniente se agrava en los grandes grupos de viajeros, como es el de María José Moreno, que se ha desplazado desde Madrid para visitar la capital segoviana con su familia. «Si duermes dos días y hay que pagar dos euros por persona, si somos una familia entera, el aumento en el presupuesto es considerable», advierte. Sin embargo, subraya que hay que analizar la rentabilidad en una comparativa con los gastos que suponen la visita a otras capitales.

Si en Segovia se implementase la tasa turística pero los monumentos, alojamientos y servicios fuesen más baratos que en otras capitales, «no discriminaríamos la visita a la ciudad», opina la visitante madrileña. Eso sí,«o todas o ninguna,sería lo apropiado», precisa Soledad Garrido. «Hay muchos lugares que tienen este impuesto y los turistas siguen yendo», dice Ana María Robles, quien confía en la riqueza patrimonial y el valor histórico de Segovia para ser un exponente turístico aun con el pago añadido de una tasa.

Un argumento que el Ayuntamiento también emplea para refrendar su defensa de la idea. Además de repercutir en los tributos municipales, «también ayudaría en la financiación y el desarrollo de las inversiones», concluye el concejal de Turismo.