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Una de las bolsas trampa colocadas en un árbol. M. R.

Cuéllar se rearma ante la plaga de procesionaria

Los servicios municipales tratan de controlar los nidos que no han podido eliminar por altura, dificultad de acceso o porque se han reproducido

Mónica Rico

Cuéllar

Miércoles, 27 de marzo 2019, 17:49

Las altas temperaturas de los últimos días del invierno, poco frecuentes en esta época, y la ausencia de lluvias han adelantado la presencia de procesionaria en muchos puntos de la geografía provincial, y Cuéllar no ha sido una excepción. «La plaga de la oruga procesionaria nos ha invadido», advierte el concejal Luis Senovilla, quien explica que en los últimos días los servicios municipales han dedicado varias jornadas a eliminar numerosos nidos de esta oruga urticante, que se habían detectado en árboles de la localidad, lo que incluso ha llegado a producir «problemas» a los trabajadores, a pesar de que «iban perfectamente equipados para evitar la alergia a estos animales».

En los patios de los colegios se ha trabajado de forma especial

Ante el auge de los insectos, los problemas en la salud que pueden causar –el 10% de la población es alérgica a ellos– y la imposibilidad de eliminar algunos nidos debido a su difícil accesibilidad, el Ayuntamiento ha buscado una solución «para tratar de controlar todos los nidos que no hemos podido quitar por altura, por dificultad de acceso o porque se han reproducido después». Así, se han instalado bolsas trampas en los troncos de los árboles, con las que se trata de evitar que la procesionaria llegue al suelo y suelte su pelo urticante, que libera cuando se siente amenazadas y que produce reacciones alérgicas e inflamatorias a quienes las tocan o se acercan demasiado.

Senovilla ha pedido la colaboración de los vecinos, en concreto que respeten estas bolsas trampas, puesto que tras los primeros días de instalación ya ha habido quien las ha quitado «y tirado al suelo». Senovilla espera todo el mundo respete el sistema por el que ha optado el Ayuntamiento, «que va en beneficio de la salud y de todos los ciudadanos de Cuéllar».

La trampa consiste en un cinturón que se instala en el tronco del árbol, con el que se encuentran las orugas al descender por el tronco. En busca de una salida son reconducidas por un espacio que las hace introducirse voluntariamente en la bolsa, en lugar de llegar al suelo para enterrarse e iniciar su metamorfosis.

Una treintena

Hasta el momento se han instalado más de una treintena de trampas en distintos puntos de la localidad, especialmente en las zonas más concurridas por la población, como los patios de los colegios, el entorno del pabellón polideportivo y las arboledas más significativas, como las del parque de la Huerta del Duque o los Lavaderos de la calle Nueva. Es decir, «aquellas zonas que son más frecuentadas y en las que mayores problemas podríamos tener».

Sin embargo, desde el Ayuntamiento se han detectado nuevos nidos, por lo que se va a desarrollar una segunda fase que se iniciará este miércoles y en la que se instalarán unas doce o catorce bolsas trampas más. En total serán más de cuarenta, aunque la cifra no está cerrada por si se detectan nuevos casos.

El concejal mostró su esperanza en el buen resultado de este método y en que las alergias y daños que suele causar la procesionaria se vean reducidos. No obstante, precisó que los servicios municipales estarán pendientes tanto de limpiar las bolsas periódicamente, para que no haya acumulación de animales, como de la reposición que haya que hacer. Incluso, si es necesario, se realizará una nueva campaña de retirada de nidos en los árboles.

Apuntó Senovilla que hasta el momento se ha actuado en aquellos ejemplares en los que se han detectado nidos, pero que en ocasiones se ha conocido el problema gracias a la colaboración ciudadana, por lo que si algún vecino conoce algún lugar en el que se deba intervenir «lo haremos, bien retirando los nidos o colocando una bolsa más», señaló el concejal.

También en abetos

Aunque la procesionaria principalmente anida en los pinos, en Cuéllar también se han dado casos en otras especies, como en abetos. Es el caso del árbol central situado en la plaza de las piscinas, donde se ha instalado una gran trampa, puesto que se han detectado nidos, pero los servicios municipales no pueden acceder a ellos con los medios del Ayuntamiento.

Senovilla explicó que en cuanto concluya el periodo de incubación de la procesionaria, lo que ocurre aproximadamente a finales de junio, se retirarán todas las bolsas y los cinturones de los árboles, lo que se mantendrá para posteriores usos, en caso de que sean necesarios en próximas campañas.

De forma especial, el Ayuntamiento ha trabajado en los patios de los centros escolares, pues los pequeños juegan allí en los recreos y durante las tardes y pueden tener reacciones alérgicas a los pequeños pelos que expulsan las orugas cuando se sienten amenazadas. Así, explicó que en el caso del colegio Santa Clara, una de las bolsas ya se ha vaciado, limpiado y repuesto, puesto que contaba ya con gran cantidad de animales.

El caso del colegio San Gil es, tal vez, más preocupante, puesto que existe una alumna alérgica. Por eso el Ayuntamiento había realizado la limpieza de nidos en dos ocasiones. Pero «han vuelto a aparecer», por lo que tiene previsto instalar bolsas trampas en todos los árboles del patio.

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