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Alumnos de FP de Cantimpalos bajan del autobús junto a la plaza de toros para dirigirse al centro Felipe VI. Óscar Costa
El autobús medio vacío de Cantimpalos para sus alumnos de FP

Segovia

El autobús medio vacío de Cantimpalos para sus alumnos de FP

Tras pagar 3.300 euros al mes por un bus privado, una decena de padres arranca a la Junta un servicio a primera hora que muchos jóvenes ahora ignoran por ir en coche

Lunes, 2 de diciembre 2024, 07:23

La lucha de una decena de padres de Cantimpalos ha arrancado a la Junta de Castilla y León un autobús para llevar a sus hijos a primera hora a los institutos de Segovia, pero está por ver si el pueblo convierte en permanente lo que hasta ahora es un experimento. El colectivo que pagó el curso pasado 3.300 euros al mes por un bus privado ahora teme que los viajeros no sean suficientes para dar viabilidad a la línea. Porque de los entre 20 y 30 alumnos que recorren el trayecto, principalmente hacia el Centro Integrado de Formación Profesional Felipe VI, menos de una decena se sube al nuevo bus. Hay dos obstáculos. Por un lado, muchos prefieren la comodidad del coche. Por otro, el Ayuntamiento de Segovia no ha concedido una parada en Nueva Segovia y los alumnos tienen que subir andando desde la plaza de toros.

El instituto de referencia de Cantimpalos es el IES Vega del Pirón, en Carbonero el Mayor, y el transporte hasta allí –se cursa bachillerato– es gratuito. «Todos los que quieran hacer un ciclo, se tienen que buscar la vida y venir a Segovia. Parece ser que lo importante en este país es estudiar bachillerato; la FP no cuenta», lamenta Carmen Torrego, una de las madres que inició la lucha. El pueblo, con unos 1.500 habitantes, está entre dos carreteras, la autovía entre Segovia y Valladolid (A-601) y la CL-603, hacia Cantalejo. Hay una parada en Venta Pinillos, una intersección a tres kilómetros del centro urbano. La autovía está a unos cinco. «Allí no hay parada, pero los padres dejaban a los hijos en la rotonda, en medio del campo». Esperando un autobús que sale de Aguilafuente a las siete de la mañana, una ruta ordinaria que pasa por los institutos. «Mi hija empezó el año pasado un grado medio y me niego a dejarla ahí». Varios padres secundaron la idea.

Tras consultar al Ayuntamiento, el grupo contrató el autobús a través de la Asociación Cultural Pedrazuela, de la que Torrego es presidente. «Es como un autobús para una boda», resume. La factura era de 3.300 euros al mes –recogía en Cantimpalos y repartía por los institutos de Segovia– que costeaban entre los padres, cuyo número oscilaba y estuvo en torno a los 15. El resultado era un billete a seis euros, más caro que el bus regular de la ciudad hacia Madrid. «Doce euros diarios es una pasada, era inviable». Para costearlo, hicieron actividades, una al mes: desde una marcha a una hambuguesada o catas de cerveza y vino, la actividad con la que más recaudaron, unos 1.500 euros, casi la mitad.

El pueblo arrimó el hombro, con excepciones. «Hay gente que decía, si quieren autobús, que se lo paguen». Carmen subraya el apoyo del Felipe VI: «Se volcaron mogollón con nosotros, sobre todo por una profesora que decía que los pueblos también tenemos derecho a estudiar». Sus alumnos donaron los pinchos para las catas. Los bares también han colaborado. Así salvaron el curso pasado, entre octubre y mayo. En junio, como había pocos alumnos, contrataron una furgo-taxi: 40 euros el trayecto para ocho pasajeros, casi como el autobús.

«Dimos mucho por saco», reivindica Carmen, que se reunió con José Luis Sanz Merino –cuando era delegado territorial de la Junta en Segovia y cuando ascendió a consejero de Transportes– y sumó a la causa a los pueblos de una línea que incluye a Cabañas de Polendos, Pinillos, Mata de Quintanar o Bernuy de Porreros, cuyo servicio regular, a las nueve, sirve a los vecinos que quieren ir al hospital –con parada en la carretera–, pero no permite llegar a los estudiantes a clase. La lucha desembocó en un bus provisional que arrancó el 12 de septiembre y evaluará su viabilidad cuando acabe el primer trimestre.

«La pena es que sigue habiendo chicos que vienen en coches particulares». Conductores que cobran dos euros a los alumnos, lo mismo que el autobús, pero con la ventaja de ir con sus amigos –los que se acaban de sacar el carné– y quedarse un rato más en la cama, pues se ahorran las paradas. La línea, gestionada por Transportes Garrido, arranca en Escarabajosa de Cabezas a las 7:00 y desemboca en la estación de autobuses, de donde parte a 14:20 horas para hacer el camino inverso. Hay dos paradas intermedias en Segovia, en el Azoguejo y en la plaza de toros. Allí se bajan los alumnos del Felipe VI porque el Ayuntamiento de Segovia no ha concedido parada en Gerardo Diego, en Nueva Segovia. Aunque la línea está subvencionada por la Junta, las paradas son competencia municipal. Cuando Carmen habló con Policía Local, argumentó fomentar el transporte público y recibió esta respuesta: «A lo mejor el Ayuntamiento lo que quiere fomentar es el deporte y que suban andando».

Quizás la salvación numérica es que la Junta ha hecho coincidir el servicio con otro metropolitano de Bernuy, que lo llena porque allí cuesta 45 céntimos el billete. Carmen se queda sin argumentos si no dan los números. «Tendremos lo que nos merecemos. Al año que viene, cuando esos chicos que llevan los coches se pongan a trabajar, los que van con ellos, que seguirán estudiando, a ver cómo van». Estudiantes de hostelería, mecánica o estética. Y también de bachillerato, que prefieren Segovia a Carbonero. Si llega enero y no hay bus, no volverá a empezar, en parte porque algunos de los padres que pagaron el bus el año pasado se bajaron del barco y ahora llevan a sus hijos en coche. «Nos gastamos mucho dinero, a lo mejor 1.500 euros cada familia. El objetivo era conseguir un autobús, decir que estamos aquí, Pero te dan un servicio y no lo aprovechas».

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