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Es posible viajar en tiempo y espacio al lejano oeste sin salir de la capital segoviana. La inmersión en esta época histórica que tuvo lugar entre el siglo XIX y XX debe hacerse por medio de un cosmos en miniatura. Miles de figuras de Playmóbil, desde indios a vaqueros, e incluso bandidos y sheriff, se unen en una exposición que alberga la sala de las caballerizas del Torreón de Lozoya. Todo ello para unir fuerzas en la concienciación sobre el autismo, que celebra su día mundial el próximo domingo.
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Los conocidos como clicks están de moda. Una vez documentado el éxito del megabelén de Playmóbil que ornamentó estas navidades el patio de la Diputación, decenas de figuras regresan a la ciudad por un fin solidario. En este caso, no se conoce el número exacto de piezas que se han empleado, cuando en el montaje del nacimiento fueron más de 3.000. No obstante, sus impulsoras de Espirdo Solidario matizan que «no se repiten ninguna».
Esta asociación sin ánimo de lucro cuenta con cinco miembros de 50 a 83 años y se han encargado de reunir las figuras, los elementos de atrezo y realizar el montaje de la exposición. Son largas horas de trabajo. «Íbamos a poner más pero luego no entraban; no está todo lo que tengo del oeste», subraya María Cuesta, quien es alcaldesa de Espirdo y también proporciona el 99% de los clicks presentes en la muestra.
Es una de las primeras veces que la colección del lejano oeste sale a la luz. «Es una pasión que tengo y no la puedo ocultar», insiste la regidora. En uno de los extremos del espacio expositivo se dispone una decena de tipis, que se levantan sobre la arena y hierba, cada uno decorado con un motivo diferente. A su lado, hay un rebaño de búfalos, un ejército armado a caballo e incluso un pueblo rodeado por las vías del tren con su taberna, iglesia o mercado.
Los espectadores también pueden asistir a una boda, a la celebración de un grupo de vaqueros en el bar, al enfrentamiento entre pistoleros o al momento en que una manada de buitres devoran los restos de un animal. Incluso se puede observar un funeral que se dirige al cementerio, donde reposan personalidades como Billy El Niño o Clay Allison. Todos los detalles, cuidados con esmero, reflejan un día en el salvaje oeste. Las sorpresas se presentan desde las copas de los árboles hasta el interior de las fortificaciones.
Esta iniciativa persigue dar visibilidad al autismo. «Las personas con autismo que, ante todo son personas, también tienen un nombre», reivindicó este viernes la presidenta de Autismo Segovia, Susana Guri, durante la inauguración de la exposición. «Pienso que a la gente le va a gustar mucho», se alegró Álex Casado, un joven con autismo que invitó a visitar este espacio del Torreón hasta el 23 de abril.
Bajo el lema de «llamémoslo por su nombre», la propuesta solidaria se suma al amplio catálogo de actividades que se desarrollan en Semana Santa. «Si en vez de llamar la atención a 10.000 personas atraemos a 20.000, mucho mejor», pronunció Cuesta. La entrada tiene un coste de dos euros y permite participar en un sorteo de lotes de Playmóbil. Todo lo recaudado se dirige a Autismo Segovia, cuya mayor ambición es levantar un centro de día por medio de materiales de impresión 3D.
Multitud de autoridades y representantes de instituciones se dieron cita durante la presentación de la colección. Asimismo, Guri agradeció la gran respuesta que ha tenido el llamamiento para iluminar edificios y monumentos de color azul, «el color del autismo», en la noche del domingo. El año pasado fueron 44 y en esta ocasión se suman ocho más, hasta los 52.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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