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«Me atizó con el vaso sin verle venir y de repente tenía la cara ensangrentada»Ha quedado visto para sentencia el juicio oral contra un hombre acusado de haber roto un vaso de cristal en la cara a un camarero de un bar de Sanchonuño la madrugada del 4 de agosto de 2020. De momento, la Fiscalía pide para el ... presunto agresor cuatro años y medio de prisión y el pago de 10.756 euros a la víctima en concepto de indemnización por las lesiones que le produjo y las secuelas que le han quedado en el rostro en forma de cicatriz.
En sus conclusiones provisionales, la Fiscalía relata que el procesado golpeó con el vaso al camarero después de que este le advirtiera, a él y a sus acompañantes, de que debían abandonar el establecimiento porque iba a cerrar, por lo que tenía que entregarles un vaso de plástico para que pudieran terminar las bebidas que estaban consumiendo. En ese momento, la una menos cuarto de la madrugada, el agresor cogió un vaso de cristal y golpeó al camarero «inopinada y violentamente» en la cara, ocasionándole múltiples heridas en el lado izquierdo del rostro y en una oreja. Como consecuencia de los cortes, la víctima recibió cuatro puntos de sutura y tratamiento antibiótico y actualmente presenta una cicatriz visible que el forense ha valorado en diez puntos.
Durante la vista oral, acusado y agredido volvieron a verse las caras. El procesado, de nacionalidad extranjera, admitió haber agredido al camarero, aunque en defensa propia, como reacción al intento de agresión del primero con un taburete. Según contó, aquella noche acudió al bar Pitoche de Sanchonuño en compañía de otras dos personas y después de consumir «tres, cuatro o cinco cubatas» discutieron con el camarero porque este les recriminó que estuvieran fumando en el interior del local, «cuando él y otros estaban fumando marihuana, y el camarero había bebido más que ninguno», dijo el acusado. Cuando ya se disponían a abandonar el local con los vasos de plástico en la mano, el camarero se interpuso en la puerta y lo amenazó con un taburete, que llegó a lanzarle y él consiguió esquivar. «Fue en ese momento cuando cogí un vaso de cristal que había en una mesa y le di en la cara», confesó.
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La versión del agredido varía sustancialmente. Según el camarero, empleado del bar, se había superado ya con creces el horario del cierre del establecimiento, fijado para las diez de la noche, pues estaban vigentes ciertas restricciones impuestas por la situación de pandemia. «Pero pidieron otra ronda. Como yo tenía que cerrar, les repartí vasos de plástico y les invité a salir. Fue cuando, sin verle venir, me atizó con el vaso de cristal y de repente tenía ensangrentada la cara y hasta la camisa, que era blanca», narró ante el tribunal. En ese momento, el empleado del bar cogió un taburete y lo levantó ante uno de los amigos del agresor. «Lo hice para protegerme mientras el acompañante salía delante de mí, porque me estaban rodeando y temí que me fueran a pegar. Pero el hijo de mi jefa me sujetó un brazo. En ningún momento golpeé a nadie con el taburete». El camarero, que fue atendido en el servicio de urgencias del centro de salud de Cuéllar, negó que estuviera ebrio, tal y como había asegurado minutos antes el procesado.
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