Borrar
Una de las actividades organizadas por la Asociación Cultural Peña Binibimer. El Norte
Las asociaciones culturales, un dique frente a la despoblación

Segovia

Las asociaciones culturales, un dique frente a la despoblación

El número de componentes de estas organizaciones llega a multiplicar por diez en algunos casos la cifra de empadronados

Miércoles, 2 de abril 2025, 08:47

En Fuentemizarra, una localidad cercana a la A-1 y próximo al límite provincial con Burgos, las personas que viven todo el invierno se pueden contar con los dedos de las manos. Este núcleo de población, integrado en el municipio de Campo de San Pedro, ha perdido dos tercios de su población desde el año 2000 hasta la actualidad, que cuenta con apenas una veintena de habitantes empadronados. En 2017, esta localidad apenas contaba con dos habitantes que residían de manera continuada, pero en 2021, tras la pandemia, una familia con dos hijos en edad escolar se trasladó desde Madrid buscando la tranquilidad que les da el contacto con la naturaleza.

Los pequeños acuden al colegio a Campo de San Pedro, algo que no sucedía desde hacía tres décadas, realizando el mismo recorrido que la actual presidenta de la Asociación Cultural Peña La Corneja de Fuentemizarra, Belén Sanz. Ella y sus dos hermanas vivieron en estas localidad hasta mediados de la década de llos noventa y luego se trasladaron a Campo de San Pedro. Belén, al cumplir los 18 años, como muchos otros segovianos, se desplazó a estudiar a Madrid, donde vive y trabaja en la actualidad, aunque prácticamente cada fin de semana vuelve a sus raíces. Belén y su hermana fueron las dos últimas alumnas del colegio antes de que tuviera que cerrar a principios de los noventa.

Las calles de este pequeño pueblo están prácticamente vacías durante el invierno, aunque algunos vuelven los fines de semana y aprovechan para juntarse con los amigos de la diáspora en el local de la asociación, al estilo de los viejos teleclubs o de las sociedades gastronómicas del norte: «Los socios son los responsables y se encargan de la atención en la barra, de servir y de cobrar», explica la presidenta.

Las asociaciones intentan organizar eventos durante todo el año, pero es en verano cuando más gente reúnen

Las pocas horas de luz y el frío no animan a pasear, por lo que los pocos que viven de manera permanente en Fuentemizarra se suelen trasladar a Campo de San Pedro para hacer algo de vida social y relacionarse con las gentes de este y de otros pueblos de la comarca.

La asociación centra sus actividades fundamentalmente en las fiestas de verano del Sagrado Corazón, el segundo fin de semana de julio, y en la Semana Cultural y los festejos de la Virgen del Egido, entre finales de agosto y principios de septiembre. Esos días la población puede llegar a alcanzar las 300 personas. En esas fechas las calles del pueblo rebosan de gente, de niños que llenan de vida este núcleo en el que crecieron sus padres y abuelos, disfrutando de la libertad de la que no gozan en las grandes ciudades y lejos de los muros de sus casas y de las pantallas de los teléfonos.

La asociación cuenta en la actualidad con 250 socios desde adultos hasta niños a los que les inscriben a las pocas semanas de nacer, una cifra que multiplica por diez el número de empadronados. La mayoría son personas que descienden del pueblo, aunque actualmente vivan en Madrid, Barcelona o Segovia. Algo similar sucede en La Matilla, un municipio con 73 habitantes censados situado entre Pedraza y Sepúlveda. En este caso, la Asociación Cultural Peña Binibimer nació también a principios de los años ochena, concretamente en 1983. Tras cuatro décadas de funcionamiento, forman parte de la misma 270 personas en una localidad donde en los duros meses de invierno apenas viven una treintena de vecinos. La vida en el invierno para los pocos habitantes que permanecen en esa época es complicada ya que apenas pueden juntarse en torno a la venta ambulante que lleva alimentos al pueblo y en el bar que ha reabierto el pasado verano tras un tiempo cerrado.

El éxodo de los nacidos en La Matilla y de sus descendientes se extiende por Madrid fundamentalmente, aunque también llega a otras zonas como Barcelona o el País Vasco. En los periodos vacaciones muchos de ellos vuelven y participan en las actividades de la Peña como indica la presidenta que estrenó su cargo en 2024: «Uno de los objetivos es crear arraigo en los más pequeños. Es bonito seguir las tradiciones para que se queden con ese legado de los mayores».

Un grupo de jóvenes, en Fuentemizarra durante una actividad desarrollada el pasado verano. El Norte

Intentan realizar alguna actividad cada dos meses para que la gente no se habitúe a ir solamente en las fiestas de verano, aunque indica que cada vez cuesta más que la gente vaya al pueblo. Los eventos se reparten a lo largo del año empezando con la Cabalgata de Reyes en colaboración con otros tres pueblos, pasando por la ruta de senderismo en primavera, los actos en las fiestas de San Antonio, la Semana Cultural del mes de agosto o la comida solidaria en el puente de diciembre. Aunque les gustaría hacer más cosas, la responsable de la Asociación Cultural reconocer que resulta complicado.

La Matilla y Fuentemizarra, dos ejemplos de las muchas localidades de la provincia de Segovia que están en serio riesgo de desaparecer en unos años por la pérdida de población y que tienen en las asociaciones culturales que llevan décadas funcionando con los «hijos del pueblo», una tabla de salvación para seguir con vida, aunque solo sea en los periodos vacacionales.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla Las asociaciones culturales, un dique frente a la despoblación