Asaja contabiliza un ataque de lobo cada nueve horas en la provincia de Segovia

El lobo dejó de considerarse una especie cinegética y objeto de caza a finales de 2021, tras su inclusión en el Listado de Especies Silvestres de Régimen de Protección Especial (Lespre). Todo ello en pleno estallido del número de ataques, que desde 2015 no han dejado de crecer, hasta casi duplicarse en apenas siete años, según los datos de la Junta de Castilla y León. El animal prosigue su instinto natural de «matar para comer» y, tal y como explica el secretario general de Asaja Segovia, Pablo Rincón, «atacar al ganado es lo más sencillo».

«Al no poder controlar la población de lobos, aumentan en número cada año. Y al haber más ejemplares, hay más ataques», sostiene. Precisamente, la Administración autonómica detalla que Segovia concentra el 10% de las 179 manadas detectadas en el último censo realizado, lo que se refleja también en la frecuencia de los siniestros. Esta situación es considerada como una preocupación urgente entre los ganaderos. «Muchos de ellos han perdido todo o un gran porcentaje de animales», lamenta Rincón.

En los peores casos, el portavoz de Asaja eleva las pérdidas anuales de las explotaciones a 15 o 20 terneros. «Es una burrada, la gente vive de producir ganado y con esta medida lo que están haciendo es dar de comer a los lobos», critica. De ahí que la organización haya apostado por recoger miles de firmas, que ya han sido presentadas ante la jefa del Servicio Territorial de Medio Ambiente de Segovia, Amparo Garzón, para cambiar las políticas de protección del lobo.

En primer lugar, la opa segoviana es partidaria de que se concedan permisos especiales para abatir lobos en aquellas zonas donde los ataques se hayan intensificado o sean permanentes. Rincón observa mayor incidencia en la zona de la sierra, desde El Espinar y La Granja, o en su pidemonte, como Villacastín o Navas de San Antonio. También en la zona ganadera en dirección Riaza, que pasa por Navafría o Santo Tomé del Puerto. «Hemos detectado siniestros también en la campiña, incluso en Otero de Herreros o La Losa, es una situación muy extendida», especifica.

Asimismo, instan a que la Junta aumente las indemnizaciones directas dirigidas a los negocios afectados y agilicen los procesos para su concesión. «Lo que no puede ser es que en pleno marzo no se hayan otorgado las ayudas aprobadas sobre agresiones de septiembre», se queja el secretario general de Asaja. Aunque el importe de la subvención está baremado en función de la edad del animal y su valor genético, Rincón declara que «la Administración concede entre 900 y 1.100 euros por una vaca que en el mercado puede superar los 2.000».

El representante agrario defiende que el daño no solo va en función de los ejemplares muertos, sino de los efectos que tienen estos ataques, como es el estrés que provoca abortos y pérdida de fertilidad, así como espantadas «que pueden desencadenar en un accidente de tráfico», advierte. «La situación es insostenible y algún día va a haber una desgracia humana, pues los ataques se encuentran cada vez más cerca del casco urbano y algunos lobos se han metido incluso dentro de naves«, concluye.