«Me arrepiento de no haber sido más profesional en algunos momentos»
El que fuera capitán de la selección se despide del balonmano para ser entrenador tras rechazar el Nava su propuesta de continuar un año más
Gedeón Guardiola Villaplana (Petrel, Alicante, 1 de octubre de 1984) afronta hoy su último baile sobre una pista de balonmano, un periplo que cierra a ... partir de las 18:00 horas en Benidorm con la camiseta del Nava con un currículo que asusta: capitán de la selección, dos veces campeón de Europa (2018 y 2020), ganó el Mundial de 2013, un palmarés que incluye platas europeas en 2016 y 2022 y cuatro bronces mundiales (2021 y 2023), europeo (2014) y en los Juegos de Tokio. También suma dos ligas alemanas, una Copa y una Supercopa. Se arrepiente de no haber salido antes al extranjero, pero ya está pensando en la siguiente página, su estreno como entrenador la próxima temporada en Elda, en Primera Nacional. Hasta en eso seguirá un camino paralelo a su gemelo Isaías, que llegó antes a tierras segovianas, fue el intermediario de su fichaje y también se despide hoy para ser entrenador el próximo curso. Casualidades de la vida, tras dos décadas en la carretera, en el extranjero, se retiran cerca de casa, con los suyos en la grada.
–¿Por qué lo deja?
–Fue un cúmulo de factores. Yo propuse a Nava que estaba dispuesto a seguir, pero el club tenía otros planes, con gente más joven. Después, tengo a mi familia en Alicante. Y justo en ese momento en el que estaba buscando equipos para jugar un año más me llamó el Centro Excursionista Eldense para ser entrenador. Tienen la ambición de subir a la B [la segunda categoría], tienen un equipo joven y hemos intentado fichar a un jugador con proyección. Voy a llevar mi experiencia para que traten de mejorar.
–Los gemelos siguen el mismo camino hasta en la retirada.
–Nunca nos hemos programado nada a medio plazo, pero una cosa lleva a la otra y sí que hemos tenido una vida paralela.
–¿Esto hace la retirada menos traumática?
–Conforme pasa el tiempo ya tienes más consciencia de lo que va a ser el futuro cuando se acaba todo esto, pero no es un trauma. Es verdad que cuesta aceptar que te retiras de una cosa que te gusta tanto, pero cuando lo aceptas y te implicas con el nuevo club, las cosas cambian. En nuestro caso, lo estamos tomando bien.
–Antonio García decía que uno tiene que retirarse cuando le digan que no lo haga.
–Yo estoy satisfecho. He cumplido lo que decía siempre: iba a aguantar hasta que las piernas me dieran. Y es verdad que últimamente me está costando mucho más recuperar y mantener un nivel alto en la pista porque el balonmano es mucho más exigente. Pero de esto me he dado cuenta después de la decisión. Voy mucho más al fisio y acabo los partidos más cansado.
–¿Qué hablaron tras el partido del pasado domingo?
–Que lo hemos pasado muy bien con el balonmano, tanto dentro como fuera de la pista. Hablamos mucho de los jóvenes de ahora, conversaciones de viejo verde, que antes éramos mejores.
–¿Qué ve en los jóvenes?
–Que son muy jóvenes y tienen que aprender mucho. Creo que se tienen que dejar aconsejar por los veteranos. Ahora tienen muchísimas facilidades, hay una revolución física y táctica. Los clubes han mejorado las condiciones en todos los sentidos, desde la recuperación a la psicología. Las tienen que aprovechar.
–¿Deberían escuchar más?
–Claro. Si te dicen que tiene que trabajar físicamente, no vayas solo al gimnasio a hacer las cuatro cosas. Pregunta al preparador físico que te haga un plan específico. Si tienes faltas tácticas, habla con el entrenador para mejorar. Y si tienes problemas con el peso, usa la nutrición. Está todo científicamente comprobado. Tienen que saber escuchar y, sobre todo, tener ambición.
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–¿Cuál es el momento que más quiere saborear en Benidorm?
–Espero que hagamos un buen partido, que compitamos, sentirme bien en la pista. A mí lo que más me gusta del deporte es ganar, así que habrá que hacerlo. Si no, faltaría a mis principios. Por lo menos, intentarlo. Si no lo hago en el último partido, me iría con un mal sabor de boca.
–Aunque eso suponga descender al anfitrión.
–Pero yo soy jugador del Nava. Otro principio que no puedo fallar es que me debo al equipo que me paga y que ha confiado en mí. Me han dado la oportunidad en un momento muy difícil, hicieron un esfuerzo muy grande.
–¿Qué le ha aportado Nava?
–Estaba bastante hundido en Alemania, el Nava me ofreció la oportunidad de venir y fue un cambio radical. Estoy súper agradecido de que dieran la oportunidad de dejar aquel agujero.
–¿De qué se arrepiente?
–De no haber sido más profesional en algunos momentos de mi carrera. No me arrepiento de las decisiones, pero sí de no haber ido antes a Alemania. Tuve ofertas y era muy reticente a irme al extranjero, no había tantos jugadores españoles por Europa.
–En el vídeo de su retirada pedía perdón a sus compañeros.
–Me autoexijo mucho y también intento exigir a mis compañeros, sobre todo por su bien. Es mi forma de ser, de competir, de trabajar. Y la vida me ha dado la razón porque gracias a eso he conseguido muchas cosas. Es el camino que todos deberían seguir. Y cuando alguien no se exige igual que tú, te duele un poco.
–Y se disculpaba con los rivales.
–Por lo mismo. Me exijo mucho, quiero ganar y cuando las cosas van mal, sale mi diablo, mi mala leche. Al rato me doy cuenta de que lo están haciendo bien y yo mal. A veces he llevado mal la tensión del deporte de alto nivel.
–¿Cómo ha aprendido a convivir con su diablo?
–Me han ayudado mucho los compañeros. También verte en los vídeos haciendo gestos, protestando de más: yo no quiero eso, siempre he intentado ser un referente para niños, sobre todo para mis hijos.
–¿Le gustaría que sus hijos vivieran la misma vida que usted?
–Sí y no. Es una vida muy corta. Me gustaría que disfrutaran de algo que les llenara de verdad, pero que fuera más largo.
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