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berta jiménez
Segovia
Domingo, 28 de marzo 2021, 10:50
Esta Semana Santa no será como ninguna de las anteriores. La pandemia provocada por el coronavirus, que empezó hace ya más de un año, ha ido aparejada durante todo este tiempo de una serie de medidas restrictivas destinadas a evitar el aumento de contagios entre ... la población. Ahora, a las puertas de una posible cuarta ola y con la Semana Santa por delante, esas medidas se han intensificado en toda España, quedando limitada la movilidad entre comunidades autónomas, la movilidad en horario nocturno, así como prohibidas las reuniones de más de cuatro personas en espacios públicos y privados desde el 26 de marzo al 9 de abril, como indica el BOE del pasado 12 de marzo.
Como consecuencia, se espera que la economía de la ciudad, tan dependiente del turismo en estas fechas, se vea gravemente afectada. La Junta de Cofradías, Hermandades y Feligresías de Segovia afirma que la Semana Santa en Segovia mueve entre 4,4 y 5,5 millones de euros cada año, de acuerdo con el informe económico aportado al expediente que sirvió para la declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional en 2017. En total, son casi una veintena de procesiones las que normalmente recorren las calles de la ciudad desde el Viernes de Dolores hasta el Domingo de Resurrección, una tradición en la que participan unos 3.000 fieles según el presidente de la Junta de Cofradías, Víctor García, quien cree que el número de personas implicadas directa o indirectamente en esta celebración asciende a 5.000.
No obstante, las procesiones este año se han anulado con el fin de evitar las aglomeraciones y frenar la expansión de la covid-19, por lo que las diez cofradías segovianas han tenido que elegir otro tipo de actos para manifestar su pasión en unas fechas tan señaladas, como las charlas cofrades o las exposiciones fotográficas, además de las ceremonias litúrgicas con aforo reducido. También se realizará, como explica García, un concurso de romances en el que se pretende fomentar la creación de poemas «dedicados a las imágenes segovianas» y un ciclo de conciertos de dulzaina para «no olvidar a las bandas».
La concejalía de Turismo de Segovia, por su parte, calcula que unos 44.700 turistas visitaron la ciudad en Semana Santa en 2019 (en 2020 tampoco hubo), según los datos recogidos por los contadores del Centro de Recepción de Visitantes de la plaza del Azoguejo, la principal oficina de turismo. De ellos, casi la mitad (21.388) estuvieron en Segovia durante los principales días festivos (de jueves a domingo). Asimismo, la concejalía constató que la ocupación hotelera media de ese año fue del 81,8%, llegando incluso al 98% el sábado y al 100% el viernes.
Pero este año las cifras serán muy distintas. A pesar de la difícil situación económica actual, Jesús Castellanos, presidente de la Asociación de Alojamiento, Hotelería y Turismo de Segovia (Aihs-Hotuse), apuesta por «pensar en positivo». En su opinión, Segovia es la provincia «más turística de toda Castilla y León» y confía en que haya público, aunque puntualiza que el turismo siempre «depende muchísimo del tiempo».
La previsión para esta Semana Santa es que la ocupación en los hoteles sea de un 10% o, como mucho, un 15%. «Para Segovia capital y provincia era brutal», declara Castellanos, quien dice que en los próximos días permanecerán abiertos únicamente 5 de los 26 establecimientos hoteleros de la ciudad. «La gran mayoría no tiene pensado abrir y los que están abiertos tienen muy poquitas reservas, están prácticamente dando servicios mínimos», insiste. La razón de mantenerse abiertos, explica Castellanos, es que «muchos son hoteles familiares en los que están trabajando los dueños», que abren «para no se caiga» el establecimiento.
En el Hotel Eurostars Plaza Acueducto, situado en la Avenida Padre Claret, han notado claramente la diferencia con respecto a la Semana Santa de 2019. Aquel año, los visitantes ocuparon más del 80% de sus 72 habitaciones y ahora tienen aproximadamente la mitad de reservas en las mismas fechas. De momento, el día 1 (Jueves Santo) es la jornada en la que hay más habitaciones reservadas (28); le siguen el viernes 2 (19), el sábado 3 (11) y el domingo 4 (5).
El sector de la restauración tampoco lo tiene fácil. Las restricciones en los aforos y la falta de turistas van a hacer mella en los ingresos de bares y restaurantes. El presidente de Aihs-Hotuse asegura que en años anteriores estos establecimientos colgaban el cartel de lleno «todos los días» y declara que esta Semana Santa «va a ser mucho más floja que otras». «Tenemos unas restricciones terribles», lamenta refiriéndose a la prohibición de ocupar más del 33% del aforo total en interiores: «Dependemos mucho de las terrazas y llegamos a donde llegamos».
Junto con el sector de los alojamientos, Castellanos calcula que las pérdidas van a ser, «como poco y siendo optimistas», del 50% en comparación con las Semanas Santas anteriores a la pandemia. «Si pudiéramos llegar al 50% de lo que tuvimos en 2019, firmábamos ahora mismo. Pero creo que por desgracia vamos a estar por debajo, por encima de ese 50% lo veo imposible», añade.
Además, muchas personas están haciendo sus reservas a última hora tanto en hoteles como en restaurantes, según cuenta Castellanos, por lo que es difícil hacer una previsión. Con él coincide Rocío Ruiz, del Restaurante José María, uno de los más emblemáticos de la ciudad: «La gente se está esperando al último momento». El motivo, dicen, es que los clientes están pendientes de los posibles cambios que pueda haber en las restricciones los próximos días y prueba de ello es que en este restaurante otros años las reservas se hacían con un mes de antelación y ahora se están produciendo la semana de antes.
El restaurante José María solo tiene servicio de interior, no de terraza, por lo que únicamente puede admitir al 33% de su capacidad de total, que son entre 250 y 300 personas. Ruiz estima que su negocio perderá esta Semana Santa en torno un 60% o 70% de lo que solían ingresar, aunque admite que están «animados» porque el año pasado, por ejemplo, no se pudo ni salir de casa. Aun así, se queja del toque de queda («las cenas están perdidas») y de las restricciones en los grupos de clientes: «El hecho de poder ser solamente cuatro comensales nos ha perjudicado muchísimo. Lo que se consigue con eso es que la gente se quede en casa en lugar de ir a un restaurante».
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