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Blanca Martín Huerta
Segovia
Martes, 12 de julio 2022, 21:27
No buscan el vellocino de oro, pero los argonautas de este proyecto persiguen algo que lo equipara, conocerse a uno mismo. Cuando el segoviano, Ángel Galicia, se metió de lleno en el Proyecto Argo sabía que no quería contaminar o alterar ecosistemas de los lugares que visitaba. Su mentor fue Miguel Ángel de la Quadra-Salcedo, fundador de la Ruta Quetzal. De la Quadra-Salcedo le inculcó todo lo que sabe sobre la manera más eficaz de relacionarse con la naturaleza y la ética que aplica en los viajes. Ahora lo transmite a los viajeros con la esperanza de que continúen con la cadena.
«Como viajeros intentamos no dejar rastro que no sea el recuerdo que dejamos en otras personas», dice Galicia. Con Proyecto Argo siempre ha intentado no dejar huella ecológica allá por donde va. Por ejemplo, no llevan consigo jabones, ni champús con detergente. Aunque es inevitable la contaminación con la llegada del avión o los barcos que toman para llegar allá donde quieren. El turismo contamina de muchas maneras. Una de ellas es acústicamente. Por eso hacen estas expediciones de unas veinte personas –esta vez dieciséis– donde el impacto para los animales es menor. Además, generan menos basura y llevan lo justo para el viaje en cuanto a ropa o enseres. «Nos permite, con estos grupos más pequeños, entrar en los sitios más recónditos. Por ejemplo, en una selva no es lo mismo ir veinte personas que ir cuarenta», apunta.
Y es que cuando Ángel Galicia habla de estos viajes nunca nombra la palabra 'vacaciones'. Ciertamente no lo son porque hay momentos de exigencia física, visitas a comunidades indígenas en las que no hay una sanidad eficiente o incluso hay poca comida. Como no es un viaje al uso, una condición para ser argonauta (así es como se denominan) es que te avale otro o entrevistarse con el capitán. Pero como ninguna de las actividades que se realizan es un impedimento para hacer estas expediciones, precisamente hay argonautas nombrados desde los once a sesenta años. Otra condición para pertenecer a los argonautas es haber cruzado el Atlántico al menos una vez. Todos los años salen en una expedición como esta por América Latina por la historia en común y la herencia que dejó la Ruta Quetzal en Ángel Galicia. Un objetivo de sus expediciones es reconocer la historia hispanoamericana de los lugares que visitan.
Este año, al ir al archipiélago de Colón, Galicia quiere reivindicar el papel de Fray Tomas de Berlanga, que arribó a las costas de la islas del Pacífico en 1535 buscando agua y alimento para intentar llegar a unas negociaciones entre Pizarro y Diego de Amagro. Trescientos años después, en 1835, lo haría Charles Darwin a bordo del HMS Beagle para desarrollar su teoría de la evolución para la cual observaría pinzones, ñandúes (aves endémicas de Sudamérica) y las famosas tortugas galápagos por las que luego se conocerían las islas. Esta odisea fue planeada para 2020 pero a causa de la pandemia tuvieron que atrasarla hasta mañana.
A mediodía, dieciséis expedicionarios partirán hacia las islas de Ecuador en una ruta de doce días. Este viaje – y Ángel Galicia no hace viajes de otra manera- tendrá carácter socrático porque según él, «no queremos ser meramente turistas, queremos aprender y conocernos a nosotros mismos a través del viaje». El vellocino de oro. Esa tarea que parece imposible de conseguir para el héroe que siempre está presente en los mitos griegos.
Otros años han ido a Panamá, Costa Rica o México. El próximo año intentarán ir a Bolivia. A causa de la inflación del precio de los hoteles, billetes y demás gastos el reto será difícil. «Nos va a costar mucho el próximo año sacar algo a unos precios que sean asumibles para el público en general», comenta el organizador.
Lo que intentarán será buscar una opción viable aunque cueste algo más de dinero porque el viaje merece la pena: «Extraes muchas conclusiones del viaje, yo por lo menos». Al expedicionario le ayudó a valorar lo que tiene: un grifo de agua, dar una llave y tener luz, un coche. Pero no solo esto, las dificultades del día a día ponen prueba. «La mejor manera de conocer a una persona es viajar con ella», añade Galicia.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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