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Presentacion del II Memorial Víctor Barrio en Segovia. Álvaro Marcos
Los recuerdos que dejó Víctor Barrio

Los recuerdos que dejó Víctor Barrio

El mundo del toro recordará este sábado en Sepúlveda al matador fallecido hace dos años en Teruel

C. B. E.

Segovia

Viernes, 27 de julio 2018, 18:16

Fueron compañeros de trastos y hasta amigos. La rivalidad quedaba en la arena del coso que los reunía con más o menos frecuencia. Fuera del trabajo y con el traje de luces guardado, las dudas, las incertidumbres y los miedos propios de una profesión en la que te juegas la vida hicieron que los lazos se estrecharan. Víctor Barrio dejó huella en el mundo del toro. Su muerte, en 9 de julio de 2016 en la plaza de Teruel, conmocionó a aficionados y empresarios, a novilleros aspirantes a matadores y a diestros ya consagrados por las puertas grandes abiertas y los trofeos cobrados.

El recuerdo del torero segoviano, nacido en Grajera y adoptado para siempre por Sepúlveda, está vivo. Sus faenas sobre la arena permanecen en la retina. Las fotos y vídeos remueven lágrimas y sonrisas. Pero sus enseñanzas como amante de la tauromaquia no acaban en el álbum o en la tarjeta de memoria. Siguen y persistirán gracias a la recientemente creada Fundación Víctor Barrio, que, entre otras cuestiones, ha decidido coger los trastos de la gestión del memorial que lleva el nombre del diestro segoviano.

Este sábado, a las 18:30 horas, la plaza de Sepúlveda juntará a compañeros, admiradores y amigos de Víctor Barrio. Saúl Jiménez Fortes y Alberto López Simón, coetáneos del de Grajera y con el que compartieron mieles y hieles en muchos cosos, presencia en no menos carteles y confidencias fuera de la competencia sana de la plaza, son dos de los diestros que mirarán al cielo (como han hecho en más tardes) para dedicar cada lance al compañero caído en acto de servicio.

«Compartimos los mismos sueños, los mismos sufrimientos; la pena es que él no pueda saborear las cosas bonitas que tiene el toreo», recuerda López Simón, que junto al diestro segoviano se recorrió la Comunidad de Madrid de plaza en plaza siendo los dos novilleros. «Era una rivalidad muy sana –agrega– porque aprendíamos uno del otro». Por su parte, Jiménez Fortes, evoca su primera tarde sin picadores en Murcia, y allí coincidieron. Desde entonces, torearon muchas veces juntos. Tantos carteles y tentaderos unen mucho. Tanto que, aunque sus caminos pudieron alejarse por la inercia de cada trayectoria profesional, «cada ocasión en la que resultaba cogido, Víctor venía a verme a Madrid». El matador reconoce que «sin llegar a intimar, le he querido mucho y el a mí».

Joselito Adame tampoco dudó cuando le propusieron acudir este sábado a Sepúlveda. «Víctor era un ser íntegro, una persona honesta y entregada a su profesión». Así recuerda el diestro mexicano de Aguascalientes a su compañero y amigo. «Era un ejemplo de perseverancia, perseguidor de sueños, de una actitud inquebrantable frente a la vida y frente a su profesión, luchó como un valiente, no se aburrió de buscar el triunfo que tantas veces había soñado», sentencia.

El cartel del memorial estaba casi obligado a contar con Carlos Ochoa, novillero 'adoptado' por Barrio y Sepúlveda. No en vano, fue el propio torero el que le introdujo y presentó a la afición sepulvedana. Aunque asegura que nunca olvidará cada enseñanza de su joven maestro para ensalzar la profesión cada vez que pisase la arena, Ochoa dice quedarse «con la calidad de una persona extraordinaria, un fenómeno». Barrio le acompañó en muchas tardes, en las buenas y en las malas., por eso el novillero felicita a la fundación por «mantener viva la memoria» de quien ahora le empuja desde el cielo para abrir las puertas grandes.

Completa el cartel del memorial Morenito de Aranda, otra presencia poco menos que infalible por cuanto vivió con Víctor Barrio. Por desgracia, él estaba en la plaza turolense la fatídica tarde de la cornada mortal. «Nosotros le tenemos siempre presente, pero es muy importante que la gente lo tenga en su memoria», indica el burgalés. Se conocieron siendo ambos unos críos (más el segoviano). Y aunque con los años y siendo ya matador no siguió mucho la trayectoria incipiente como novillero que tenía el de Grajera, un cartel «con un paisano de Castilla» en Madrid les volvió a unir. Ese 'compatriota' era Víctor Barrio y esa tarde cortó «una oreja muy importante», recuerda Morenito.

La arena de la plaza de Sepúlveda se llenará este sábado de emociones, prometen los actores del que e «más que un homenaje» al malogrado torero segoviano, como apunta el representante de la Fundación Víctor Barrio, Sergio Miguel. Esta asociación dedicará la recaudación del festejo y la donaciones que reciba al programa pedagógico que lleva el nombre del matador fallecido. 'La tauromaquia no se defiende, se enseña' es el lema con el que este proyecto ya ha viajado por varias plazas de toros de la geografía española para acercar el mundo del toro a niños y jóvenes.

Sergio Miguel revela que ya han pasado más de mil niños por esta iniciativa, que también estará presente en la mañana de este sábado en Sepúlveda. El representante de la fundación subraya la tradición de los encierros infantiles de esta villa, que acumulan 28 años de carreras delante de los carretones.

«Todos los días se le echa de menos»

carlos ochoa

Víctor Barrio fue una especie de hermano mayor para Carlos Ochoa. El malogrado matador fue el que le introdujo en la afición sepulvedana. «Aunque como profesional del toro aprendí mucho de él, me quedo con cómo era fuera de la plaza, un fenómeno». Que el torero fallecido le guiara y acompañara en tantos momentos explica el pesar que aún muestra Ochoa al recordar la figura de Barrio. «Se le echa de menos todos los días», asegura el novillero.

«Creo que le pude ayudar a quitarse dudas»

Morenito de Aranda

Morenito de Aranda se reencontró con Víctor Barrio en Madrid. Vio que un novillero castellano, como él, iba a torear. «Cortó una oreja y fue una tarde muy importante», evoca. Desde entonces, la relación entre ambos fue más estrecha. Una vez le llamó para pasar algún día juntos y charlar. Esas reuniones se repitieron. «Entrenábamos juntos y hablábamos de todo», comenta el burgalés, quien cree que en esas confidencias «pude ayudarle a quitarse algunas dudas.

«Cada vez que resultaba cogido me venía a ver»

Saúl Jiménez Fortes

Saúl Jiménez Fortes es coetáneo de Víctor Barrio. Una generación de matadores que echa de menos al segoviano. «No hago festivales, pero el memorial del sábado es especial, va a haber mucho sentimiento e ilusión por torear como él se merece», señala el torero. Aunque las carreras profesionales se separaran, «cada vez que resultaba cogido venía a verme a Madrid», recuerda el diestro, quien asegura tener al segoviano «siempre muy presente en la memoria».

«En los inicios todos tenemos las mismas incertidumbres»

Alberto López Simón

«Me acuerdo mucho de él, coincidimos en muchas novilladas y muchos sueños; era una competencia muy bonita y sana». Alberto López Simón, de la generación de Víctor Barrio, se remonta a esos comienzos que les unieron porque «en los inicios todos tenemos las mismas incertidumbres».

«Cada instante vivido con él era un momento irrepetible»

«Me cuesta exponer algún recuerdo concreto con Víctor porque lo que permanece inalterable es el poso y el suyo fue muy grande para los que le conocimos», afirma Joselito Adame. El mexicano alaba su dedicación y afición y señala que cada instante con el segoviano era «irrepetible»..

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