Aprendizaje a falta de fase de ascenso para El Cochinillo
Tras ser últimas y segundas en los dos cursos previos en Primera Femenina, las segovianas acaban séptimas, un año de transición
El proyecto a largo plazo que quiere ser El Cochinillo Segoviano continúa su aprendizaje tras un año de expectativas incumplidas. El equipo que pasó el curso pasado de haber perdido todos los partidos a ser segundo de su grupo y jugar una pre-fase de ascenso a Liga Femenina 2 está culminando con los últimos entrenamientos una campaña sin extremos, con más victorias (17) que derrotas (11), pero lejos del objetivo: repetir presencia en la siguiente fase. Lo explica una liga con más nivel y un equipo con demasiados cambios –nueve jugadoras nuevas– y alguna que otra lesión clave.
Un desenlace en parte inesperado para un equipo que comenzó con cinco victorias en los primeros seis partidos, producto de una pretemporada «bestial», subraya el gerente de Spordeporte, el club que sostiene el proyecto. «Nunca había visto jugadoras con esas ganas. De hecho, gente que seguía la liga me decía que estábamos empezando muy fuerte y eso era peligroso». Un aviso premonitorio con la lesión de Irene Llanos, su principal figura el año anterior. Una baja que se unió a la marcha de Gómez Cornejo, llamada al rol de veterana. La plantilla entre alfileres perdió ese punto dulce con el paso del otoño. «Hubo que trabajar mucho con los fisios. Unido a alguna derrota que hizo mucho daño». La primera, en Mieres, ante un equipo a priori inferior. O la paliza en Santander la semana después de ganar al San Isidro en casa, el mejor equipo de la pasada temporada. O la de Oviedo, por 40.
Otra tónica del equipo ha sido su caída de rendimiento a domicilio. Una liga con equipos castellano-leoneses, cántabros y asturianos. «Cada región tiene una forma de ver el baloncesto y hay que intentar adaptarse». Martín habla de equipos tácticamente más trabajados en el norte: «Es que llegas allí y saben cómo juegas. Aquí estamos acostumbrados a un juego más rápido, de más puntos». Y el factor ambiental. «En Castilla y León, tenemos más afición nosotros, pero allí también te encuentras pabellones llenos. Las chicas no están acostumbradas y se tienen que ir adaptando». Quizás esa bisoñez haya restado victorias. «La juventud es lo que ha hecho que a mitad de temporada te quedes descolgado de una zona alta donde ha habido mucho nivel». Eloy Villanueva, el campeón del grupo en la temporada regular, no ha ganado ni un partido en la fase de ascenso.
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El equipo del curso anterior sacó muchos partidos con marcadores muy ajustados. «Cada una tenía asimilado su rol y muchas de las que han venido eran estrellas en sus equipos. Cuando el partido se complicaba, todas querían salvarlo de manera individual, pero no se sacaba como grupo. Es una de las cuentas pendientes que ellas han reconocido». Con todo, el nivel ha aumentado. Porque hay 15 equipos donde el año pasado había 10 y porque rivales que compartieron posición con El Cochinillo como Villamuriel o Atlética Avilesina han quedado por detrás.
El bache de resultados se acentuó en 2025, se marcharon los cinco que pelearon por esas plazas de ascenso y las segovianas quedaron en tierra de nadie: han acabado séptimas, a cuatro partidos del quinto y cuatro por encima del octavo. Una vez pasado el tren, el club destituyó a principios de marzo a Sergio García-Muñoz tras una temporada y media como entrenador. «El objetivo era exactamente el mismo que el año pasado y teníamos mucho mejor plantilla. Si los resultados no acompañan, el equipo va teniendo sus problemas y en la cancha no se ven buenas sensaciones… Esto es deporte. Si no cumples, lo normal es que prescindan de ti. El que paga el pato es el entrenador, esto es así. Puede salir bien o puede salir mal».
El balance de Martín es que salió bien. David González cogió el equipo y tiene visos de continuar la próxima temporada. «Había que salvar lo que restaba de temporada y buscar la ilusión para volver a competir en la próxima con el bloque que hay actualmente». Y desarrollar a unas jugadoras jóvenes con potencial. El gerente esgrime ese compromiso, plasmado en que nadie se salta los últimos entrenos, aunque ya no haya liga. «Otros años acaba el último partido y a alguna no la vuelves a ver». Por eso apuesta por la continuidad. «Queríamos hacer una plantilla joven que estuviera arriba e intentar prepararla para, quien sabe, dar un salto de categoría cuando fuera necesario. La idea es que el equipo sea prácticamente el mismo. Y si hay algún retoque, que sea para mejorar lo que tenemos».
Spordeporte analizará el próximo curso su periplo de los últimos cinco años para plantar las bases del periodo entre 2026 y 2030. Se ha cumplido la creación de un equipo de referencia en Segovia y llegar a la provincia. «Habrá que ver si queremos ser más ambiciosos o más conservadores». Por lo pronto, el sábado celebra en Carbonero el Mayor una fiesta por su décimo aniversario como club. Será durante todo el día, de 10:00 a 20:00 horas, con actividades de todo tipo. Habrá un entrenamiento de las jugadoras del primer equipo con niños, o partidos de padres e hijos.
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