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Trabajador enviado por Apadefim. ANTONIO DE TORRE
Apadefim: tres décadas superando barreras

Apadefim: tres décadas superando barreras

Más de una veintena de personas han cimentado su autonomía gracias al empleo y pueden costearse pisos tutelados o una vivienda con su pareja

Lunes, 5 de diciembre 2022, 09:40

Apadefim 2000 cumple tres décadas como centro pionero de empleo para personas con discapacidad, fundamentalmente intelectual. Su directora, Mercedes González, esgrime la forma más «fiable» de encontrar empleo para este colectivo. «Su integración es muy difícil en un mercado de trabajo ordinario. Su inserción es más fácil al ser un centro específicamente orientado en pro de este colectivo». Un centro especial de empleo participa en el mercado a través de actividades productivas y contar con una cuenta favorable de resultados. Pero su objetivo es doble: económico y social. «Integrar a la persona con discapacidad en el mercado laboral para darle un trabajo de calidad y una estabilidad con un contrato indefinido y un salario regulado».

Apadefim creó su centro en 1992 para dar salida laboral a un colectivo de usuarios que tenía entonces «con unas cualidades que favorecían esa incorporación al mercado de trabajo». Cuentan con unas instalaciones en el Polígono de Valverde que tratan de replicar el concepto más normalizado posible. «Buscamos la integración en un entorno industrializado totalmente normalizado, rodeado de las empresas de un polígono industrial y no en el ámbito protegido de una asociación».

Otro impulso a la integración son los enclaves laborales en las empresas del cliente, un concepto que permite desplazar a personas con discapacidad para realizar una prestación de servicios, con la supervisión de personal del centro de empleo. Apadefim ha llevado a cabo funciones de todo tipo, incluidas licitaciones públicas. Por ejemplo, manipulados industriales o montajes, lavados de vehículos, bandejas para los coches u otras fabricaciones que complementan la fabricación propia de la empresa.

«Segovia no es una ciudad que tenga mucho tejido industrial, pero hemos tocado muchos sectores en estos 30 años», subraya González, que habla de papel, cartón, vidrio, plástico o productos alimenticios. Actualmente, cuentan en Valverde con una línea propia de retractilados u otros envasados para el acabado del producto. Desde la crisis de 2008, asumieron una nueva actividad como la recogida de residuos como el aceite vegetal usado y ropa usada. Los contenedores naranjas (aceite) y magenta (ropa) los gestiona este centro. González pone en valor el doble objetivo: inserción laboral y medio ambiente.

Apadefim 2000 tiene en estos momentos 38 empleados en plantilla; cinco de ellos no tienen ningún tipo de discapacidad. En resumen, el 81% de su plantilla tiene acreditaba algún tipo de discapacidad. Según la problemática de cada cual, se asigna un puesto de trabajo acorde. Por ejemplo, hay conductores para las furgonetas que recogen estos residuos, supervisores o responsables de máquinas. «La persona con discapacidad intelectual ocupa fundamentalmente los puestos de operario».

Este centro de empleo ha servido de herramienta de vida para muchas personas. En total, 23 personas llevan trabajando allí desde su nacimiento y la entidad ya ha concedido jubilaciones. «Este colectivo empezó joven, con veintitantos años, y sí que tiene un deterioro profesional más avanzado». La Seguridad Social les permite acceder a jubilaciones anticipadas reuniendo ciertos requisitos precisamente por lo que González resume como «envejecimiento prematuro» debido a su discapacidad. «Igual que en su época de producción con gente muy constante, mecánica, centrada, con gran capacidad de resistencia a la monotonía y destreza manual, luego es verdad que el deterioro profesional es más avanzado. Eso lo estamos sufriendo un poco todos los centros especiales de empleo en este ámbito porque estamos todos entre los 25 y los 30 años de antigüedad».

González ha sido testigo de los frutos: «La integración laboral de estas personas se traslada de forma directa en una integración social». Y explica por qué un empleo define el día a día de su colectivo. «Les ha supuesto poder tener una autonomía, vivir en una vivienda tutelada y tenemos algún caso de vivienda en pareja, algo impensable si no tienes un trabajo». Son ejemplos de integración plena, no solamente laboral, todo un triunfo social. Es una integración personal y una autonomía que se traduce en usar los servicios de la comunidad y en conjugar una vida «lo más normalizada posible».

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