Ver 28 fotos

Sasha Tioumentsev arma el brazo ante un rival del Villa de Aranda durante el partido disputado este sábado en Nava de la Asunción. Antonio Tanarro

Un anfitrión con la casa sin barrer

El Nava cae ante un Villa de Aranda que evidenció sus carencias en defensa y su falta de gol

Sábado, 31 de agosto 2024, 23:45

El Viveros Herol Nava desaprovechó este sábado una oportunidad pintiparada para conseguir la primera Copa de Castilla y León de su historia –por organizarla, porque no está el Ademar de León–, y dejó muchos interrogantes sobre sus prestaciones de cara al arranque de la Asobal ... dentro de dos semanas. Los segovianos entregaron la etiqueta de anfitrión al caer con claridad en la primera semifinal ante el Villa de Aranda, un recién ascendido que jugará la final esta mañana (12:30 horas) ante el Valladolid, que se impuso al Burgos. El premio por poner en evidencia las costuras defensivas de un rival que pagó un fallo multiorgánico en ataque y no pudo activar esta vez la solución de las remontadas que tantos puntos salvó el curso pasado.

Publicidad

Lo que mal empieza, mal acaba. La pretemporada del Nava comenzó de la peor manera, con la rotura del tendón de Aquiles de Dzmitry Patotski ante el Sporting de Lisboa y terminó ayer con una actuación errática ante su público. Una victoria ante el Torrelavega en el Perico, otra por la mínima ante el Soria, de Primera Nacional, y cuatro derrotas. El formato de la Copa regional no contempla la pelea por el tercer y cuarto puesto, así que Yeray Lamariano, que interrumpió su retirada tras la lesión del portero polaco, tendrá que debutar con fuego real. Pues el partido de ayer lo jugó Luis de Vega, una de las pocas notas positivas, pues limitó daños en la medida de lo posible en su reencuentro con el equipo que abandonó el año pasado rumbo a Segovia. Pero no hubo milagros.

BM Nava

Luis de Vega (1), Borja Méndez (4), Isaías Guardiola (2), Alfredo Otero (1), Dani Pérez (6), Lautaro Robledo (2), Mario Nevado (5), Pancho Ahumada, Gonzalo Carró (2), Sasha Tiumentsev, Adrián Nolasco (3), Gedeón Guardiola (1), Nicolás Bonano Lusfe (1) y Pablo Herranz (4).

32

-

34

BM Villa de Aranda

Santiago Mosquera (1), Samuel Saiz (1), Alberto González (2), Rubén Fernández (3), Pol Roy (1), Pau Guitart, Dalmau Huix (6), Jevgenijs Rogonovs (4), Vega (1), Fischer, Arthur (5), Víctor Enebral (2), Juan Tamayo (4), David López (2) y Álex Berbel (2).

  • Parciales: 2-3, 4-4, 6-8, 9-13, 12-14, 13-16 (descanso), 16-18, 18-20, 21-23, 24-25, 27-30 y 32-34

Mario Nevado abrió el marcador con una irrupción marca de la casa por el carril central, pero las ventajas locales serían la excepción del partido. El ataque navero era un coche que no termina de arrancar en una mañana fría de invierno: demasiadas pérdidas para componer algo parecido a una melodía. Y demasiados solistas que no habían desenfundado el instrumento. Una realidad que pone sobre la mesa una de las grandes incógnitas del curso, la de encontrar reemplazo a los dos grandes laterales de las tres temporadas previas: Andrés Moyano y Jakub Prokop. Así que Luis de Vega no tardó en enfundarse el traje de bombero para negar contragolpes, el desenlace de tantos ataques que terminaban sin premio. Tan metido estaba en el partido que no perdía un segundo si veía el marco contrario vacío. Así puso el 4-3. Fue la última vez que el Nava marchó por delante en el electrónico.

El Villa de Aranda mandaba con Alberto González acelerando los ataques y Dalmau Huix como gran ejecutor, el brazo que el portero navero no supo leer en toda la tarde. Siempre que se plantearon dudas a la ventaja burgalesa, respondió, ya fuera saltando desde nueve metros, armando el brazo en un santiamén desde una posición más cercana o tirando de lanzamiento de cadera. Si él solucionaba en estático, compañeros como Tamayo buscaban la contra en cuanto Guitart paraba –más en la primera parte que en la segunda– o los locales perdían la pelota. La brecha se abría (9-13) por más que Luis de Vega diera vidas extra a los suyos salvando las visitas a seis metros que podía.

Publicidad

Trató de acercarse el Nava antes del intermedio con un par de acciones bien leídas por Pablo Herranz, que ofreció una solución en el pivote. Pero los detalles no se convertían en inercia. Y no siempre eran positivos. Porque cuando Ahumada embocó sobre la bocina el rechace de un balón que se había pinchado medio minuto antes, lo hizo pisando. Así que 13-16 al intermedio.

La primera piedra para remontar debía partir del ataque, una suerte a la que se sumó Gedeón Guardiola, que marcó a la primera para después ver lucirse de nuevo a Guitart. Así las cosas, los segovianos veían un oasis cuando la portería rival estaba vacía por las inferioridades numéricas, aunque fuera un suspiro, aunque hubiera más fallos que aciertos. En esas, el partido entró en un impase provocado por una cierta mejorada defensiva local que redujo la diferencia a un gol tras una brillante parada de Luis de Vega a Dalmau y una ejecución solvente de Isaías Guardiola en seis metros. Tras una puesta en escena dubitativa, el Nava llamaba a la puerta, la medicina que valió un sexto puesto (19-20).

Publicidad

Pero Dalmau apagó el incendio con sus dos mejores goles de la tarde, aprovechando un rechace de pinball cuando su compañero estrelló la pelota en el palo, que la envío imantada a las manos del extremo. Los segovianos insistieron y volvieron al cogote burgalés con dos buenos goles de Luisfe y Nolasco. Entraron con un -1 a los últimos diez minutos, pero no llegó el empate. El combo de la remontada no existía sin defensa, que creaba ataques atascados, pero no acaba la tarea. Así que bastaron dos goles pacientes del Villa de Aranda y dos pérdidas locales para romper sin remedio el marcador: 24-28.

El reloj apretaba y la defensa necesitaba robar más que esperar. La búsqueda del atajo no facilitó las cosas a un Nava desbordado que siempre ofrecía una ruta sencilla a un rival que aprovechaba sus citas en seis metros. Luis de Vega estaba solo ante el peligro y no pudo obrar los milagros que a veces ofrece Patotski, esas paradas que cambian tendencias. El +4 se mantenía a falta de tres minutos, cuando llegó la última rendija para los locales, una exclusión visitante y un penalti anotado por Borja Méndez. Pero no. El Villa de Aranda volvió a solventar la inferioridad sin portero y el Nava exhaló su último aliento con un tiro a la desesperada para sorprender al meta vacante que no cogió portería. Y el anfitrión se despidió sin final.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad