Los alumnos del CEIP Fray Juan de la Cruz, conocido como la Aneja, han estado toda la semana haciendo los ejercicios de la asignatura de Educación Física al aire libre –en un patio pequeño y con un firme que necesita mejoras– porque la Universidad de ... Valladolid (UVA) ha recuperado el local de unos 200 metros cuadrados, que el colegio usa habitualmente como gimnasio, para almacenar mesas y otros muebles mientras el edificio Vicerrector Santiago Hidalgo se acondiciona para el grado de Enfermería. Niños dando clase a tres bajo cero mientras el centro espera que la Dirección Provincial de Educación encuentre un lugar para guardar los trastos.
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Lo que la Aneja aprovecha como gimnasio es una sala del antiguo edificio de Magisterio que quedó libre tras el traslado de los estudios al campus María Zambrano. Ahora, la UVA recupera esta estancia como parte de la remodelación del inmueble, que servirá de sede temporal para los estudios de Enfermería. El director del colegio, Luis Alberto Gonzalo, mantiene una postura «conciliadora» tras hablar el viernes con el vicerrector de la universidad en Segovia, Agustín García Matilla, a la espera de una reunión con todas las partes en los próximos días para abordar el tema. «Que conste que estamos agradecidos a la Universidad por dejarnos el salón de actos y el gimnasio [una antigua biblioteca]; pero es que estamos metiendo muebles por niños». Entre cuarenta y sesenta mesas.
El inspector educativo sitúo en el consejo escolar del jueves la responsabilidad en la UVA, pero el centro mira a la Dirección Provincial y lo extiende al Ayuntamiento. «Ellos tienen que buscar las mejores condiciones para nuestros alumnos, sean de quien sean los edificios. ¿No tiene la Junta edificios de sobra para meter estos trastos?», se pregunta el director. Las mesas ocupan un cuarto del espacio, más un almacén que servía como depósito de libros. «Dar Educación Física entre trastos no es lo suyo», apunta el responsable docente, que imparte la materia.
La Junta argumenta que el colegio dispone de un gimnasio, aunque reconoce que sus dimensiones son «pequeñas». A falta de una medición precisa, tiene unos 100 metros cuadrados para grupos de 25 alumnos de media, un promedio que no satisface el criterio educativo de cinco metros cuadrados por estudiante. «Ellos dicen que sí, pero no voy a estar con la regla. Es un gimnasio infantil y no podemos meter ahí a los niños de sexto», explica Gonzalo. La Administración regional esgrime «conversaciones» con la UVA para que, «una vez finalizado el traslado de material, el centro pueda seguir utilizando el espacio de la sala que quedará disponible».
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La Aneja conocía desde verano este escenario, pero se encontró con la sala ocupada al volver de vacaciones. Su director habla de «falta de sensibilidad» por las temperaturas de la última semana. «Ha habido momentos que hemos estado de cualquier manera;si no llueve, estamos en la calle, aunque haga frío, los chicos están con abrigo», relata.
A la hora de compartir espacios cuando dos cursos coinciden, la preferencia es que «los pequeños estén más protegidos y los mayores, fuera». El centro escolar tiene un pequeño rocódromo que suma como recurso de urgencia. Para más inri, el patio ha visto reducidas sus dimensiones por el perímetro para unas obras en la fachada aledaña. Su firme, con algún socavón, requiere una reforma, máxime porque es un centro de referencia para matricular alumnos con discapacidad motora.
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Para un centro innovador como la Aneja, esa sala es clave. Acogía desde jornadas musicales –los padres tocaban un instrumento– o la fiesta de Halloween hasta los festivales de Navidad, que el pasado mes celebraron en el Casino de la Unión. «No es solo un gimnasio, va mucho más allá», incide el director. El teatro, cuyas clases también se dan allí, es otra «seña de identidad». «No estamos pidiendo grandes escenarios, solo 200 metros que sean acogedores, necesitamos unos espacios porque hacemos muchas actividades complementarias y extraescolares. Este tipo de gimnasios no solo sirven para hacer cuatro juegos, muchas veces son laboratorios, puntos en encuentro entre familias», apostilla Gonzalo.
La relación entre la Aneja y la universidad es mutuamente beneficiosa. El centro no solo usaba el salón de actos (tampoco está disponible por las obras), sino también recursos de la UVA, desde herramientas hasta la colaboración del conserje. Un colegio que era el lugar de prácticas designado para los maestros años atrás. Los padres han trasladado su preocupación individualmente y el AMPA está a la espera de las conversaciones entre el centro y Educación antes de tomar una actitud más crítica.
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