Anaya: Del puente a la ermita de leyenda

Del árabe o de los cristianos repobladores. Entre esas dos teorías se mueve la historia del topónimo de Anaya, un pueblo a una veintena de kilómetros de la capital y perteneciente a la Comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia. Su nombre aseguran que puede venir de 'an-nahya', que significa charcas de aguas estancadas o simplemente es el nombre propio de un repoblador, de origen vasco-navarro y que llegó a esta tierra a finales del siglo XII.

El origen de su nombre ofrece dos versiones, pero lo que parece que no presenta dudas es de dónde viene la denominación de su patrona, la Virgen de Oñez, una palabra que en vasco significa 'camino'. Y precisamente en una senda, en un alto, se encuentra la ermita de Nuestra Señora de Oñez, a unos dos kilómetros del casco urbano de Anaya junto a la carretera que lleva a Santa María la Real de Nieva.

La ermita se mantiene rodeada de leyendas sobre su origen. Cuenta la tradición que se edificó con ese nombre porque el capitán Uñez ganó allí una batalla a los musulmanes, precisamente junto al río Moros. Otra narración atribuye su construcción a que se intentó tres veces en Anaya y se derrumbó; sus promotores decidieron levantarla en ese lugar de leyenda. La ermita vigila desde arriba el puente Oñez, que también es objeto de fábulas, como que los muchos accidentes ocurridos en su larga historia nunca son graves.

El edificio tiene una nave con dos cuerpos de diferentes dimensiones, más alta y ancha la cabecera que la entrada; esta se halla cubierta por un tejadillo sujeto en dos pilares, coronado con una espadaña con campana. La obra parece del XVIII o XIX, aunque documentos de la Iglesia acreditan que hubo una edificación anterior.

Sin embargo, de pequeñas dimensiones es la iglesia parroquial, dedicada a Santiago Apóstol, aunque coincide con la ermita que en su lugar existió un templo más antiguo. Lo acredita que es barroca, pero su espadaña es de una época anterior. El templo fue reformado hace unos años.

Su planta se distribuye en una única nave, dentro de la cual podemos contemplar su retablo mayor barroco donde se entroniza el santo titular y a la Virgen de Oñez, patrona del pueblo, querida y protectora