Anaya es un digno ejemplo de la Campiña segoviana, apenas a 20 kilómetros de la capital y con algo más de un centenar de habitantes bien avenidos. Su exigua economía se basa en la agricultura –sobre todo cereal– y en la ganadería –ovino, porcino y bovino– con el complemento de las casas rurales. Una empresa dedicada especialmente a las ovejas de ordeño ha permitido subir el padrón municipal entre sus trabajadores y las familias, todo un hito. «Como no somos muchos, cualquier cosa aumenta bastante la población», subraya su alcalde, Jesús Yagüe.
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La población ha menguado desde los 80 de forma paulatina. Unas décadas en las que el pueblo se ha actualizado, desde la pavimentación a la retirada del fibrocemento, un proceso completado el año pasado. La aspiración es cambiar de cara a unos años el depósito de agua. «Tiene 60 años y ya nos va dando bastantes averías»» El lavado de cara permitió asfaltar vías de barro y la construcción de instalaciones deportivas como un frontón o una pista de tenis. Entre los objetivos pendientes están la ampliación del cementerio y repoblar el pinar, un lugar ya envejecido que requerirá de cortar y repoblar. Así como dotar al bar de un pequeño almacén para guardar las sillas de las comidas populares, por ejemplo.
La piscina es el proyecto del que presume el pueblo, el que ilustra que son pocos vecinos, pero están unidos. La costearon los miembros de la asociación cultural en un terreno cedido por el Ayuntamiento, no solo en dinero, sino en mano de obra. «Se hizo a ratos libres y participó prácticamente todo el pueblo. Íbamos los fines de semana y podía haber perfectamente 30 o 40 personas trabajando». Esa energía hace que no falten conciertos, concursos u obras de teatro en verano. Tampoco en nochevieja, con carrera y fiesta en el bar, que gestiona la asociación en un local municipal. «Un pueblo sin bar es un pueblo vacío». El Ayuntamiento en la planta de arriba y el bar en la de abajo, todo un ejemplo de concordia.
Ampliar el cementerio El paso del tiempo ha hecho que la superficie actual se quede pequeña.
Rejuvenecer el pinar Los árboles, ya envejecidos, requieren una corta y una repoblación de cara al futuro
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