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Una farmacéutica muestra un medicamento. Antonio Quintero
La amenaza del cierre acecha a una de cada cinco farmacias en Segovia

La amenaza del cierre acecha a una de cada cinco farmacias en Segovia

Veintiuna oficinas del entorno rural arrastran una viabilidad económica comprometida

Domingo, 26 de noviembre 2017, 18:53

En Pedraza y en Navares de Enmedio ya saben, por desgracia, lo que es quedarse sin farmacia. Las boticas echaron el cierre después varios decenios de remediar males, aliviar dolores, tratar enfermedades y de ser confidentes de los vecinos. La verja echada y el candado puesto en estas oficinas son otros de los efectos secundarios que trae consigo el prospecto de la despoblación del medio rural y de su paulatino envejecimiento. Pero aunque la tendencia descendente sociodemográfica ha inoculado el aislamiento y la dispersión en las áreas más alejadas de los centros urbanos, son los escasos márgenes de rentabilidad y el exiguo rendimiento de las farmacias rurales las auténticas contraindicaciones para su supervivencia en estos entornos.

«Sufrimos el problema endémico de la despoblación»

El presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Segovia, Francisco Javier Alcaraz, echa un vistazo a las estadísticas demográficas y recuerda que «hay municipios de la provincia que en diez años han perdido el 60% de sus vecinos». Con esta sangría poblacional en determinadas zonas, como la campiña o el nordeste, la supervivencia de las oficinas de farmacia se antoja harto complicada. Hace algo más de un año eran 25 los establecimientos que cargaban con el lastre de la viabilidad comprometida, ahora son 21. «No significa que la situación haya mejorado, sigue igual», advierte Francisco Javier Alcaraz, quien lamenta el padecimiento del «problema endémico de la despoblación».

Lo peor es la sensación de impotencia que destilan las palabras del presidente del órgano profesional. «El Colegio solo puede llamar la atención e intentar buscar soluciones». Además, «tampoco posee capacidad normativa», por lo que su voluntad se centra más en crear espacios de reflexión y debate. Dichas medidas no pasan por la apertura de nuevas oficinas de farmacia, especifica el presidente segoviano, y así se lo han hecho saber a la Junta de Castilla y León.

El Colegio Regional de Farmacéuticos de Castilla y León ha propuesto a la Administración autonómica algunas prescripciones que puede contribuir a alargar la vida de las oficinas amenazadas por el riesgo de la desaparición. Por ejemplo, solicitan que la Junta les otorgue más servicios, sobre todo a las que operan en los entornos rurales. Esta reclamación del órgano colegial autonómico está dirigida sobre todo a actuaciones de prevención en casos de patologías de alta prevalencia.

Y es que no son, ni mucho menos, pocas las damnificadas. La Consejería de Sanidad lleva desde hace un tiempo la cuenta de las oficinas de farmacia que corren el peligro de ser borradas del mapa. En la provincia de Segovia, el último registro indicaba la existencia de veintiún negocios incluidos dentro de la lista de farmacias con la viabilidad comprometida. En el cómputo global de Castilla y León son 242.

Índice corrector

¿Son muchas o pocas? Pues es una cifra muy considerable, habida cuenta de que en el territorio segoviano prestan sus servicios 99. Por lo tanto, la sombra del cierre acecha a una de cada cinco oficinas, y todas las aquejadas se localizan en pueblos. Su supervivencia depende en buena parte de los abonos que hace la Junta de Castilla y León. En el primer cuatrimestre del año en curso, la cuantía pagada a las boticas de la provincia ascendió a 25.727 euros. Son farmacias que no llegan a un mínimo de facturación, según lo establecido en un Real Decreto que entró en vigor con la crisis económica generalizada.

El Colegio Oficial de Farmacéuticos de Segovia, Francisco Javier Alcaraz, agradece la comprensión de la Administración regional ante las problemáticas que padece el sector. También incide en que la institución profesional «poco puede hacer, salvo llamar la atención e intentar buscar soluciones». En este sentido, matiza que no le gusta hablar en términos de ‘subvenciones’ o de ‘ayudas’ para definir las partidas correctoras que consigna la Junta a las oficinas que arrastran la citada viabilidad económica comprometida. Es decir, aquellas cuyo margen de rentabilidad es «más que ajustado». Francisco Javier Alcaraz precisa y concluye que el llamado índice corrector viene a ser una forma de «valorar es esfuerzo que desempeñan los farmacéuticos que trabajan en pueblos pequeños».

Ordenada y planificada

Ese sacrificio para obtener un margen escaso de beneficios en localidades con padrones de menos de 500 habitantes conlleva, por ejemplo, «tener que hacer guardias de 24 horas». Para el presidente colegial, es «una carga bárbara».

«La farmacia tiene sentido mientras sea ordenada y planificada», esgrime Alcaraz. Ese fin se va consiguiendo, por lo que los cambios que propone la legislación regional en cuanto a la nueva ordenación del territorio «no nos afectan tanto» debido a la red de oficinas extendida por la geografía. De nuevo en clave demográfica, uno de los posibles tratamientos que contempla el presidente es que las farmacias «se muevan con la población». Es decir, que si aumentan los asentamientos residenciales en la capital o en las áreas periurbanas y hay pueblos que se quedan vacíos, convendría buscar el equilibrio en cuanto a la cobertura que abarca cada negocio, sin la necesidad de cerrar ningún establecimiento ni tampoco de abrir nuevos, explica el responsable colegial.

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