La ambición sostenible del Segosala: «Queremos volver a ser la catedral»

El club hace un balance «muy positivo» del año 2023. La punta de lanza está en su equipo de Segunda División femenina, que llega a la última jornada del año –mañana en Orense– en tercera plaza, empatado con el segundo y a tres puntos del líder. Lo normal es que aseguren un puesto entre los cuatro primeros y el nuevo formato les permita disputar su primer 'play-off' de ascenso a Primera División. El presidente valora una nueva participación en la Copa de la Reina ante un Primera, el Roldán, al que volvieron a poner contra las cuerdas, aunque cayeron eliminadas. «Ya no solo los resultados, sino el trabajo que se está haciendo con ese equipo y con todas las niñas que vienen por debajo».

Sacristán también da una valoración positiva al masculino, que descendió el curso pasado desde Segunda B y este año está en tercera posición de su grupo en Tercera, lejos del River Zamora en una categoría en la que solo el campeón opta al ascenso. «A pesar del descenso, afrontábamos una temporada ilusionante, con cambios». Javi Antona, antiguo capitán del equipo, asumió el rol de entrenador de una plantilla muy joven que perdió efectivos en beneficio del San Cristóbal, que ascendió a la categoría de bronce. «Conoce perfectamente el club y el proyecto porque ha entrenado a diversos equipos de la escuela. Lo que queríamos era recuperar el grupo, que los jugadores tuvieran ilusión por venir cada semana a entrenar». Siguen seis jugadores del curso pasado y la edad media es de 21 años.

Volver a Segunda B no era un objetivo inmediato. «En ningún momento hemos hablado de la obligación de ascender. Tenemos que intentar estar lo más arriba posible, pero el ascenso son palabras mayores, hay clubes como el Zamora con gente profesional que está cobrando. Estamos muy contentos porque es un equipo de futuro que nos va a dar muchas alegrías. Cuanto antes podamos volver a Segunda B, mejor. Es un objetivo a corto plazo».

Como el ascenso a Primera de las chicas, que supondría una diferencia presupuestaria anual de más de 50.000 euros. «Hay que trabajar para conseguirlos. Por eso una de las cosas que hemos hecho este año es profesionalizar el club e intentar buscar esos recursos y estar preparados para dar el salto», resume Sacristán. Este año el gasto del femenino supera al masculino en desplazamiento –ellas viajan a Galicia y los chicos juegan en Castilla y León– pero los arbitrajes en Tercera masculina son más caros que en Segunda femenina. El club ha sumado incorporaciones desde lo deportivo –un fisioterapeuta que está en el día a día con los equipos– a la gestión, con dos contrataciones en marketing y comunicación para mejorar la búsqueda de patrocinio, algo que esgrime, con nuevos sponsors. «Nosotros queremos hacer ese crecimiento de forma sostenible. Que ninguna partida de ingresos supere el 25%, que no dependamos de un Ayuntamiento o de un patrocinador». Lecciones que no aprendieron otros.