«Gracias al cine porno he descubierto el feminismo»
Tras ocho años en la industria del porno, la actriz y escritora Amarna Miller habla en el Hay Festival de su próximo libro, sobre los miedos femeninos
luis javier gonzález
Segovia
Sábado, 21 de septiembre 2019, 11:21
Amarna Miller (28 años), Marina de nombre de pila, mantiene el nombre artístico de sus ocho años en la industria del porno, como productora y ... como actriz. El nombre responde a una ciudad egipcia y el apellido al escritor Henry Miller. No recela del pasado, pero pide que se la juzgue por el presente. Su charla ayer en la Casa de la Lectura fue su primer acto social en «un montón de meses» que no tiene que ver con escribir. «Me saca un poco de la burbuja. ¡Hacía semanas que no me maquillaba!».
–Dice que no le gusta la idea de retirada. ¿Por qué?
–Es casi una cuestión filosófica. El porno lo he dejado, ya está. Es un punto y final. Hace dos años que no estoy en ello y no tengo mucho que decir al respecto. Lo de retirarse o no me parece absurdo, por eso no lancé ningún comunicado ni lo grité a los cuatro vientos. Voy evolucionando y tampoco tengo por qué hacerlo público. Estoy en otro momento existencial.
–Habla del estigma de haber sido actriz porno. ¿Cómo es la batalla para demostrar que puede hacer otra cosa?
–Gracias al porno he descubierto el feminismo y eso es algo que agradezco a la pornografía porque me ha hecho reflexionar acerca de un contexto de opresión que vivimos las mujeres, sobre todo las que nos hemos dedicado a algo que se sale de lo convencional. Hay una evolución personal, pero es complicado demostrarlo de cara a la galería. Mi pensamiento ha ido cambiando a lo largo de estos años y es curioso lo complicado que es que la imagen que tienen de ti también vaya evolucionando. Y estoy en esas. Llevo dos años concediendo pocas entrevistas y estando bastante alejada de los medios. Necesitaba un tiempo para estar conmigo misma, pensar, leer y reflexionar sobre mi vida, mis decisiones y mis actos.
–¿Qué ha descubierto en estos dos años?
–Cuando llegué a la palestra, fui un personaje que llamó mucho la atención y yo lo tomé desde una perspectiva muy aperturista. Me cansé, porque no me sentía identificada con la imagen que se daba de mí. Empecé a centrarme más en otras cosas, sobre todo mi libro sobre feminismo. Estoy casi acabándolo, me queda un capítulo. Mis últimos cuatro meses han sido estar encerrada escribiendo, sin hacer nada más.
–¿Qué enfoque aporta su trabajo?
–Tiene mucho que ver con mis anécdotas. Es una perspectiva muy personal en la que mezclo mis experiencias en primera persona con ciertas teorías feministas. Cuento cosas que me han pasado desde que soy pequeña con otras que llevo mucho tiempo pensado y por las que la gente, por algún motivo, no me pregunta.
–¿Por ejemplo?
–Hay mucha culpa y miedo asociado al hecho de ser mujer. El tema de la violencia sexual nos persigue desde muy pequeñas. En concreto, el miedo a la violación. Llega cierto punto en el que te dicen que no puedes sentarte con las piernas abiertas, que no puede ir a la playa sin la parte de arriba del bikini. Mientras te intentan proteger, te enseñan de forma velada que tu cuerpo tiene algo malo que supone una tentación. Que eso provoca algo en el contexto que tienes la responsabilidad de limitar. Eso crea una dinámica muy negativa. Las mujeres tenemos miedo a muchas cosas. Estos miedos, relacionados con el sexo o el hombre, limitan nuestros comportamientos en tantísimas áreas… Pensar qué ropa voy a ponerme en función de si mi novio va a acompañarme es muy sintomático. Es un libro feminista pero no sobre feminismo.
–¿A qué ámbitos quiere trasladar su visión?
Estoy muy contenta con el podcast. Me gusta mucho entrevistar y hablar. Estoy súper metida en todo el tema literario. Soy muy activa en redes sociales, sobre todo YouTube y e Instagram. Tengo una faceta muy activista y utilizo las redes para ello. Mi principal interlocución humana es Instragam Stories. Y toda la faceta artística. Tengo una serie de mecenas que me ayudas a ir creando cada mes cosas, fundamentalmente fotografías.
–¿Con qué se queda de su vida de 'youtuber' en una furgoneta?
–¡Cómo la echo de menos! Me ha enseñado a estar contenta con poco. No tenía frigorífico, todo lo comía en el día y tenía que ser muy organizada. Otra cosa que me marcó es que en la furgoneta no tenía espejos y estuve dos años sin ellos. Eso me ayudó a reconciliarme con mi propia imagen. Decir, no tengo que mirarme para saber que estoy bien. No necesito esa doble verificación.
–¿Qué importancia tuvo su accidente en Filipinas?
–Iba en moto, me choqué y me caí por un barranco. Fue un antes y un después. Yo ya estaba en un momento de transición, acaba de dejar el porno. Siempre he sido una persona muy temeraria, me pensaba las cosas muy poco antes de lanzarme a la piscina. Con buenos resultados, nunca me había pasado nada hasta que me pasó. Fue una llamada de atención del universo. La mayor reflexión fue: ¿Cuánto tiempo estás empleando al trabajo? Estuve cuatro meses sin trabajar, medicada, en silla de ruedas. Y fueron mis primeras vacaciones forzadas desde los 16 años. Cuando salí de aquello me puse muchos límites. Tengo que empezar a decir que no, encontrar tiempo para mis movidas. Ahora estoy súper contenta, me he quitado muchos miedos.
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