![Álvaro de Luna, un hombre que «se anticipó a su tiempo»](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2024/02/25/cuellar-libro-alvaro-de-luna-monicarico1-kXs-U2101635148199lAB-1200x840@El%20Norte.jpg)
![Álvaro de Luna, un hombre que «se anticipó a su tiempo»](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2024/02/25/cuellar-libro-alvaro-de-luna-monicarico1-kXs-U2101635148199lAB-1200x840@El%20Norte.jpg)
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Condestable de Castilla, maestre de la Orden de Santiago o valido del rey Juan II de Castilla son solo algunos de los títulos que tuvo Álvaro de Luna, un personaje histórico muy vinculado a la villa de Cuéllar, de la que llegó a ser señor en dos ocasiones y construyó buena parte de su castillo. Su historia despierta gran curiosidad en la propia localidad, por lo que los vecinos llenaron el aforo de la sala de conferencias del Palacio de Pedro I para escuchar al escritor Agustín García Simón, quien presentó su libro 'Álvaro de Luna. La tragedia de un precursor', en el que narra la vida y obra de esta figura que forma parte de la historia cuellarana, la de un hombre que vivió en la primera mitad del siglo XV y «que se anticipa a su tiempo».
El acto contó con la presentación y moderación de Lucía Velasco, directora del Archivo Histórico de la Casa Ducal de Alburquerque. La fundación que lo gestiona fue la organizadora de este encuentro.
Para el autor, Álvaro de Luna, un aragonés que termina en Castilla y que se convierte en uno de los hombres decisivos del reino y en una de las personalidades más trascendentes de España, fue «precursor de lo que sería el estado moderno», además de un personaje determinante en el siglo XV, cuya primera mitad «la marcó él en la península ibérica», en la que para el escritor es una de las centurias más fascinantes de nuestra era.
Agustín Garcían Simón
Escritor
El autor también hizo un repaso por la historia, pasando por Pedro I o los Trastámara, cuando Castilla empieza a asomar como uno de los reinos más avanzados. Esos trazos le ayudaron al escritor a situar al público en el momento del nacimiento de Álvaro de Luna, en torno al año 1390. Era hijo de un noble aragonés, pero su madre era una mujer «un poco casquivana», por lo que el protagonista es un bastardo y la segregación social era automática.
Álvaro de Luna vivió una niñez marginado, hasta que uno de sus tíos, hermano de su padre, le acoge y «le trata como se merece». Eso forjó su personalidad. Fue «un azar de la suerte», según García Simón, el convencimiento a su padre de que es su hijo legítimo, y también que su siervo principal le llevara a conocer al Papa Luna, Benedicto XIII, que era su tío abuelo. «Le parece un niño muy listo, le cae muy bien, se da cuenta de que podía llegar lejos y le dice a su sobrino Pedro de Luna, arzobispo de Toledo, que le acoja y le ampare», cuenta el autor del libro.
Fue en ese momento cuando su tío le manda a Castilla y directamente a la corte, donde, con unos 18 años, conoce al niño rey Juan II, que quedaría deslumbrado y fascinado por Álvaro de Luna, teniéndole como uno de sus principales referentes, lo que marcaría en buena medida la vida política de ambos, e incluso la muerte del condestable. Ese vínculo entre ambos también influiría en la villa.
Fue Juan II quien le entregó numerosos señoríos, entre ellos el de Cuéllar, primero en el año 1433, y posteriormente en 1444. Se le entregó la villa como moneda de cambio para templar las tensiones políticas que había en el momento, según indican en el área de Turismo del Ayuntamiento, donde también apuntan que De Luna construyó gran parte del castillo de la localidad, aunque posteriormente fue modificado por Beltrán de la Cueva y sus sucesores, llegando incluso a picar todos los escudos que se veían de la casa Luna en la cara exterior de la fortaleza. Aún se conserva una insignia en la bóveda de la Torre del Homenaje.
En Cuéllar se encontraba Álvaro de Luna cuando fue prendido y trasladado a Valladolid, donde el 2 de junio de 1453, fue decapitado. Su ascenso y caída se recogen en el libro de Agustín García, escritor y periodista, quien ha dedicado su vida profesional a la cultura literaria.
Durante su conferencia, insistió en que Álvaro de Luna fue un precursor nato, gracias a cualidades como «su habilidad, inteligencia y tesón, con las que es capaz de ingerir una idea, hacer de la monarquía un estado que frene a la oligarquía feudal, que luego no cuajó», explicó. Esa personalidad le sirvió por un lado para acumular el poder, y por otro, atajar el de los nobles.
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Martin Ruiz Egaña y Javier Bienzobas (gráficos)
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