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Juan Manuel Gea, presidente de la plataforma ciudadana Solución a la Travesía de San Rafael, es hijo del veterano ciclista mortalmente atropellado en 2017. Han pasado cinco años, pero el recuerdo sigue muy vivo. «Cada día que cojo la bicicleta parece que lo comparto con ... él», dice, y lamenta que aquel maldito accidente haya impedido a su hijo pequeño conocer a su abuelo. «El niño nació un mes después de su muerte y siempre me ha quedado ahí esa cosa, ese sentimiento tan duro», añade.
–Transcurrido un lustro, la travesía sigue igual, con un tráfico muy elevado.
–Es la realidad. Se han dicho muchas cosas, se han escrito más... Es cuestión de ir a las hemerotecas... Cuando se constituyó este Ayuntamiento, lo primero que dijo el gobierno municipal es que no dudaría en recurrir a las movilizaciones para conseguir una solución. Sin embargo, todavía no se ha puesto en contacto con nosotros.
–El Ayuntamiento puede alentar una movilización, pero no solucionar un problema que es competencia estatal...
–Cierto. Quien realmente tiene la potestad es el Estado, pero la lucha se hace desde abajo, desde el ámbito local. La clave es lo ocurrido en la localidad madrileña de Guadarrama en 1997. Sus vecinos consiguieron desviar el tráfico pesado de su travesía por las movilizaciones que organizó el propio Ayuntamiento a raíz de un accidente muy grave ocurrido a la entrada del pueblo, cuando un tráiler que bajaba del puerto se empotró con una casa al coger mal una curva. Yo entiendo que pueda haber cierto miedo a la alternativa, que no es otra que desviar el tráfico por la autopista, porque todo sabemos que existe la posibilidad de que San Rafael pierda movimiento, pero los vecinos de Guadarrama han ganado en calidad de vida y en disfrute de su travesía.
–¿Notan más tráfico con la subida de los precios?
–Sí, sobre todo de vehículos pesados. Son los que más están acusando el aumento del precio, no solo del peaje, sino también de los carburantes. Así que siempre que van de vacío, que suele ser los lunes a la vuelta, después de descargar, y los jueves, prefieren tomar el puerto. Esos son los peores días en San Rafael. Tampoco podemos olvidar los vehículos ligeros, que son los que más utilizan la travesía, aunque parezca que no, porque a veces lo confiamos todo a la supresión del tráfico pesado, pero eso no sería más que un parche, un punto de partida. Los vecinos que vienen en verano son casi los que más lo notan. Dicen que San Rafael está perdiendo el encanto, la tranquilidad. Para coches, ya tienen muchos en Madrid, y en San Rafael buscan otra cosa, algo que cada vez es más difícil conseguir.
–En su día se habló de construir una variante como alternativa.
–La variante no tiene mucho sentido. La solución la tiene Villalba desde el minuto uno y Guadarrama desde 1997, y no es otra que liberar la AP-6 del peaje o reducir sus costes para hacerlo más atractivo. En la AP-1, la AP-7, la AP-2 o la AP-9 se han reducido costes o se han eliminado peajes. Claro, no tiene el mismo peso gubernamental Castilla y León que Cataluña o Galicia.
–Supongo que estos de septiembre no son buenos días para usted y los suyos.
–Son complicados, sí. Un hijo siempre tiene una unión especial con su padre. En mi caso, esa unión iba más allá porque a mi padre y a mí también nos unía la afición por la práctica del ciclismo. Cada día que cojo la bicicleta parece que lo comparto con él. Mi hijo pequeño nació un mes después de su muerte y siempre me ha quedado ahí esa cosa, ese sentimiento tan duro de que, por un accidente, el niño no haya llegado a conocer a su abuelo.
–Como plataforma, ¿han pensado en organizar movilizaciones?
–Se podría intentar, pero la Subdelegación del Gobierno pone muchas trabas.
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