Segovia
Los Almadenes, el Duratón y Bernardos protagonizan la campaña arqueológicaLos 14 permisos concedidos por Patrimonio avanzan en la investigación de los vestigios romanos y anteriores
Entre los catorce permisos concedidos por la Dirección General de Patrimonio como proyectos de investigación para realizar este verano excavaciones arqueológicas en la provincia se ... mantiene a grandes rasgos la continuidad con campañas pasadas, desde la decana –ya 15 años– el Cerro de los Almadenes (Otero de Herreros), uno de los grandes legados romanos en la provincia, al Abrigo de los Guachos, que comenzó el año pasado en Sepúlveda. No se ha excavado este año por problemas financieros en la capital –la Junta de Castilla y León ha concedido los permisos para el Abrigo de San Lázado y el Abrigo Grande de Tejadilla, pero los arqueólogos no han podido costear los trabajos– en la Peña del Moro (Navas de Oro) ni en Matabuey (Nava de la Asunción). «Casi nadie tiene presupuesto, tiene que inventárselo», subraya con cierta ironía el jefe del servicio territorial de Arqueología, Luciano Municio.
Una financiación que en unos casos llega por fondos públicos y en otros con campañas de mecenazgo, tanto de empresas locales como de los propios ayuntamientos. A la espera de que se resuelva la convocatoria de subvenciones de arqueología de la Junta, unos apuestan por anticipar la tarea con otros fondos –ya sean propios, municipales o privados– y otros tienen que esperar esa financiación antes trabajar sobre el terreno. «La mayor parte de la gente que trabaja en verano en estas campañas se gana los garbanzos en la universidad y no puede estar disponible todo el año», explica Municio.
Los Almadenes, el gran yacimiento minero-metalúrgico de época romana con continuaciones posteriores, sigue siendo «una de las joyas de la corona». La excavación más madrugadora del verano ya ha terminado sus trabajos. Este año ha dejado en un segundo plano la minería para excavar en el recinto de habitación romana, la parte más rica de cara a la recuperación de restos que expliquen su importancia. «Una mina romana en el Alto Imperio es un negocio del Estado, no lo explota una empresa, con personal directamente desde Roma y con presencia militar».
En el santuario en el que apareció la estatua de una mujer sentada en dos campañas –primero el cuerpo y luego la cabeza– este año han encontrado un trozo de pie que faltaba y una pequeña cara de cerámica hecha en arcilla. «Algo que empieza a apoyar la idea de que había algunas prácticas de tipo religioso. Es normal, un romano vive atado a la religión». Lo que consolida su condición de lugar estratégico que «terminará por explicar muchas cosas de la presencia romana en Segovia». Pues también hay, con posterioridad, hornos de época visigoda y hasta restos de presencia árabe. «Esto prueba que el lugar interesó a mucha gente a lo largo del tiempo. De hecho, las minas se estuvieron explotando hasta el siglo XIX con tranquilidad».
Algunas excavaciones han tenido que parar este verano por la fal ta de recursos económicos para seguir con los trabajos
El segundo de los bloques de la provincia que destaca Municio son los yacimientos del proyecto Eresma Arqueológico, como el Dolmen de Santa Inés y el refugio megalítico de Lobones-Cantoblancos, ambos en Bernardos. En el primero, se ha profundizado en la definición de las estructuras de la tumba y las distintas fases de ocupación; en el segundo, se ha trazado con más precisión el perímetro con nuevas alineaciones de piedras. «Se puede ir viendo ya una estructura compleja. No es una construcción en el sentido más estricto del término, no tiene paredes. Son bloques de piedra colocados en el campo». Aquello fue probablemente un lugar de encuentro de los grupos neolíticos que habitaron la zona y construyeron dólmenes como el de Santa Inés. «Convivencia, carácter religioso, lo que queramos. Pero como no escribían, de eso no nos vamos a enterar». Una excavación ayudada con procesos fotográficos de alta precisión y drones.
En el mismo valle, el grupo Eresma Arqueológico dirige un proyecto de prospección geofísica y terrestre en una colaboración con técnicos y profesores de la Universidad Rey Juan Carlos. El uso de georradar y otros sistemas electromagnéticos en Bernardos para estudiar la zona de la ermita de Santa Inés, el cerro amurallado del castillo y tres túmulos. El georradar también pasará por el Cerro del Tormejón de Armuña –celtibérico, visigodo y amurallado– y en Nava de la Asunción, completando el estudio que ya se hizo en la Villa de Matabuey. También oteará dos zonas de Villoslada y Ortigosa de Pestaño «donde puede haber yacimientos interesantes» que Municio coloca temporalmente en «prehistoria indeterminada».
Georradar
El georradar busca anomalías magnéticas. «Es una antena que detecta en el subsuelo hoyos, muros, algo que no debería estar allí. A partir de ese registro, los técnicos geofísicos son capaces de determinar la existencia de restos sin necesidad de excavar». Una técnica que resultó clave años atrás en el Cerro de los Almadenes. «Nos permitió ver todos los muros, toda la urbanización interna del yacimiento. Con estos recursos, se pueden planificar perfectamente futuras campañas de excavación sin necesidad de abrir el suelo a lo loco o sin garantías suficientes». Municio identifica sin duda a la tecnología como «aliado de primera mano» para optimizar los recursos hacia lo que parece más importante. Algo que no necesariamente se traduce en más proyectos. «Es que muchas veces lo que no hay que hacer es excavar. No es una herramienta para echar carreras, sino para aprender antes de tocas las cosas».
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Una de las excavaciones más tardías será la de Armuña, que se estudiará este año el sistema de amurallamiento: la sospecha es que se hizo en dos fases en época celitibérica que se aprovecharon posteriormente en época visigoda. Siguen los trabajos en San Miguel de Bernuy mientras los arqueólogos tratan de determinar el alcance y las características del yacimiento celtíbero de Sepúlveda, que también alberga al Abrigo de Guachos, que tuvo ocupación neolítica hasta que «como siempre, aparecen los romanos y lo rompen todo». La Junta también ha autorizado a la Universidad de Salamanca para hacer documentación de arte rupestre del paleolítico en el Cerro de San Isidro y en la Cueva de la Griega, en Pedraza. Recursos fotográficos nuevos mediante escaneado láser.
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