Aldehorno: El vino que envejece con la iglesia

Aldehorno vive encajado en la provincia de Burgos. Como si de una incrustación en el mapa segoviano se tratara, el cercano pueblo burgalés de Fuentenebro, apenas a tres kilómetros de distancia, hace lo mismo pero a la inversa. Su relación con la provincia limítrofe ha sido y es muy intensa, puesto que perteneció a la Comunidad de Villa y Tierra de Haza hasta 1833, de la que formaban parte una quincena de pueblos, entre ellos el también segoviano de Aldeanueva de la Serrezuela.

El pueblo también tuvo relación, en este caso religiosa, con otra provincia vecina, la de Soria, ya que estaba adscrito a la diócesis de Osma.

Aldehorno es tierra de vino, bodegas y lagares y cuenta con la ventaja competitiva de estar encuadrada en la reconocida zona vitivinícola de la Ribera del Duero. Al sur del río se ubica, en la sierra de Pradales, y muy cerca de Aranda de Duero, que es referente en la vida económica y social del municipio.

Pero el pueblo no solo es vino, también es patrimonio, con el que envejece y en el que sobresale la bella iglesia parroquial de San Pedro Advíncula, un edificio barroco de gran tamaño y con planta de cruz latina, que posee una cúpula sobre pechinas en su crucero. En el interior se encuentran varios retablos barrocos y neoclásicos, entre los que destaca el mayor que alberga una imagen de San Pedro sobre el trono vaticano. El patrimonio se completa con una original pila bautismal de estilo románico y una cruz gótica del siglo XIV.

En las inmediaciones se localiza la ermita de la Inmaculada Concepción, una construcción de planta rectangular, con sillares en las esquinas y en el arco de medio punto de la puerta de entrada, que corona una espadaña.

Aldehorno mira al vino, con sus viejas bodegas, pero no descuida su patrimonio artístico, que permanece bien conservado.

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