PP, Vox y Cs afrontan en El Espinar un abrupto final de mandato con un gobierno en minoría

El voto en contra de la portavoz de Vox y concejala de Servicios Sociales, Montserrat Sanz, y la abstención de una concejala del PP regañada con su grupo, Myriam del Pozo, echaron por tierra las intenciones del gobierno local de aumentar el presupuesto para hacer frente a varios proyectos urgentes y satisfacer necesidades derivadas de la crisis energética, pero sobre todo desencadenaron una crisis municipal que garantiza a PP, Vox y Cs un final de mandato en minoría, porque el alcalde, Javier Figueredo (PP), ya ha firmado el decreto para cesar en sus funciones a Myriam del Pozo como concejala de Juventud, Educación y Desarrollo Local, con la intención de que pase al grupo mixto. «Mejor es caminar cojo que mal acompañado», afirmó ayer Figueredo.

La expulsión de Del Pozo del equipo de gobierno dejará al gabinete con 6 concejales (3 del PP, 2 de Vox y 1 de Ciudadanos), frente a los 7 que suman PSOE (5), IU (1) y la concejala Del Pozo, que no tiene intención de dejar su acta de concejal, «bajo ningún concepto». Figueredo no tiene intención de desposeer a la portavoz de Vox de sus competencias como concejala de Servicios Sociales, pero la relación de Sanz con los concejales del PP y Cs y con sus propios compañeros de Vox queda comprometida.

«En realidad, nos sorprendió más el voto en contra de Montserrat que la abstención de Myriam. Lo de Myriam viene de lejos. En marzo le quité las competencias como concejala de Cultura. Lo de menos es que se haya abstenido. Con personas que no dejan de poner palos en las ruedas no puedes trabajar. Lo último que ha hecho ha sido filtrar en las redes sociales el programa de fiestas antes de que lo anunciara el Ayuntamiento. Personalmente, creo que lo de Montserrat tiene que ver con su situación dentro de Vox, muy complicada, porque ha pasado de cien a cero, y puede que esté buscando una salida del propio Consistorio. Yo, desde luego, no la voy a destituir», dijo Figueredo.

A nueve meses de las elecciones municipales, el PP afronta en El Espinar un final de mandato abrupto. Por un lado, está la siempre difícil situación con Vox (no han sido pocos los quebraderos de cabeza que el grupo de extrema derecha ha dado a los populares), y por otro, los roces con una concejala que no tiene relación alguna ni con el alcalde ni con sus compañeros del grupo popular, según admitió ayer ella misma. Al regidor no parece importarle, e incluso anima a PSOE e IU a plantear una moción de censura que, según Figueredo, puede acabar volviéndoseles en contra. «No creo que Montserrat Sanz la apoyara, porque la acabarían echando del pueblo, pero estoy convencido de que Myriam del Pozo sí. Sin duda. Los números les dan para plantearla. Y están en todo su derecho de hacerlo. Luego tendrán que justificar a la ciudadanía lo que han hecho. Pero las mociones de censura no suelen ser buenas para quien las plantea, sobre todo en El Espinar», recordó el alcalde.

Figueredo y sus socios de Vox y Ciudadanos emitieron en la tarde de ayer un comunicado en el que responsabilizan a las dos concejalas díscolas, al PSOE y a Izquierda Unida de votar «en contra de El Espinar y sus vecinos», al echar por tierra, con su negativa a apoyar las modificaciones presupuestarias, «mejoras necesarias e importantes» para el municipio, como la señalización vial y de seguridad en Los Ángeles de San Rafael, la reparación del colector y de la calle Yedra en San Rafael, el nuevo plan de servicios sociales y promoción social, la dotación de instalaciones, equipamiento y actuaciones para los jóvenes, el plan de asfaltado y acerados en los núcleos, el suministro de combustibles y carburantes para los colegios, la construcción de una nave municipal, la inversión en colegios, la creación de parques y zonas de esparcimiento y las promociones culturales, festivas y tradicionales. «Votaron que no porque les da igual su pueblo», suscriben los concejales del equipo de gobierno, con excepción de Montserrat Sanz y Myriam del Pozo. Una de las modificaciones presupuestarias ascendía a 237.252 euros y la otra, a 990.070 euros.

«Tanto una concejala como otra deben dar explicaciones a los vecinos. Entre todo lo que se votaba iba el suministro de combustible a los colegios. Que lo expliquen. Lo de Montserrat Sanz no lo hemos entendido porque llegó a meter dinero en una de las modificaciones y luego votó en contra. El nuevo plan de servicios sociales y promoción social, por valor de más de 60.000 euros y para 10.000 vecinos, fue una propuesta suya. Al final, debió de pesar más el interés político o personal que el bien general del municipio», señala el alcalde, dispuesto a afrontar nueve meses en minoría al frente de un gobierno tripartito: «Con Myriam la cosa viene de lejos. Cuando ves que un compañero tuyo te está tirando el trabajo por tierra... Es muy difícil seguir con alguien que te agarra con una soga y tira de ti, poniéndote palos en las ruedas todos los días. En la vida hay que arriesgarse», añade.

La concejala Myriam del Pozo, hasta hoy en el equipo de Figueredo, asume su destitución como concejala de Juventud, Educación y Desarrollo Local, pero tiene claro que seguirá en el Ayuntamiento. «Tampoco me pueden echar del Partido Popular porque, sencillamente, no estoy afiliada», dice con cierto desencanto. La edil asegura que se abstuvo en la votación de las modificaciones presupuestarias porque cree que el equipo de gobierno PP-Vox-Cs está hipotecando el Ayuntamiento a las puertas de una crisis de imprevisibles consecuencias. «Votar a favor de una modificación de casi un millón de euros me pareció inmoral. Yo no puedo votar eso. Intenté hablar con el alcalde un día antes del pleno, le mandé un mensaje y ni me contestó. 'No tengo nada que hablar contigo, tú sabrás lo que votas', me dijo antes de que empezara el pleno».

La relación de Myriam del Pozo con el alcalde, Javier Figueredo, ha sido turbulenta. En marzo, el regidor alegó la pérdida de confianza para destituirla como responsable de Cultura. «Desde entonces, todo ha ido en barrena», apunta la edil, que se siente «maltratada» por sus compañeros de grupo. «Me destituyó después de reincorporarme por una baja por depresión. Pero luego dejaron de dirigirme la palabra. Ya me aparté mucho del grupo porque vi que no se contaba conmigo para nada. Me hacían feos continuamente, no me llamaban para ciertas cosas... Ahora me acusan de filtrar el programa de fiestas cuando es mentira. El alcalde sospecha de mí porque respiro. Llueve y se le joden las fiestas y es capaz de acusarme de ello. Me ha humillado mil veces. Cuando entraba en el despacho, no me dejaba cerrar la puerta para que nos oyeran lo que hablaba con él», dice Del Pozo, que llama a Figueredo «prepotente y altivo».

Myriam del Pozo rechaza votar a favor de una hipotética moción de censura: «¿Y ver a Alicia Palomo otra vez de alcaldesa? ¿Y qué gano yo con eso? Seguiré de concejala y votaré en conciencia. Desde luego, conmigo se han portado falta, fatal».