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claudia carrascal
Segovia
Domingo, 19 de agosto 2018, 18:15
Conocen como la nadie el potencial del aeródromo de Fuentemilanos, pero también las inmejorables condiciones que ofrecen la meteorología y las corrientes de aire de la Sierra de Guadarrama para el vuelo sin motor. Ellos son los nueve pilotos que el pasado mes de abril ... decidieron dar un arriesgado paso comprar el 53% de las acciones que estaban en manos públicas. La Diputación de Segovia, el Ayuntamiento de la ciudad y el Ayuntamiento de Riaza eran los propietarios de la mayor parte de la sociedad Aeronáutica del Guadarrama que ahora está en manos privadas, ya que junto al porcentaje que acumulaban otros dos socios, los pilotos se han hecho con más del 70% de la sociedad.
La capacidad de maniobra que han tenido los nuevos propietarios hasta la fecha ha sido limitada, a un mes escaso del comienzo de la temporada alta, en mayo, celebraron la primera junta de accionistas en la que acordaron mantener la actividad prevista, pero acometiendo determinadas obras de urgencia.
«El mantenimiento por parte de los anteriores gestores había sido prácticamente nulo durante los últimos tres años, y más desde que fraguó la idea de la venta», lamenta Antonio González, uno de los accionistas mayoritarios de Aeronáutica del Guadarrama. Hasta el punto de que ni siquiera se habían abordado las reparaciones imprescindibles para el correcto funcionamiento de la instalación, por lo que asegura que de haber seguido en la misma línea «en un plazo máximo de un año Fuentemilanos se habría echado a perder completamente». Además, el deterioro no solo afectaba a los hangares y el taller, sino también al área de alojamiento y restauración.
Con el fin de evitar la pérdida de uno de los cinco aeródromos más importantes de Europa y uno de los diez más relevantes del mundo decidieron comenzar por solucionar los acuciantes problemas y realizar una primera inversión cercana a los 40.000 euros para afrontar las reparaciones más urgentes. Entre las primeras intervenciones destacan el arreglo de la instalación eléctrica del camping, sustituir la bomba de la depuradora de la piscina, mejorar el riego, barnizado de los bungalows, arreglos en el edificio de servicios, reparaciones en cubiertas y paredes de hangares o reposición de herramientas imprescindibles en el taller. «Esto solo es el principio», matiza González, quien señala que conocían determinadas deudas y cargas pendientes, y al llegar han encontrado con «multitud de sorpresas negativas y una situación peor de la esperada».
Tras tres años consecutivos de pérdidas, el objetivo de los nuevos propietarios es claro, diversificar la actividad y extender el pico de temporada alta. A pesar de que el aeródromo factura en torno a 400.000 euros anuales necesita un impulso para ser rentable por que desde 2015 ha registrado pérdidas anuales de unos 20.000 euros. En gran medida, debido a que concentra la mayor parte de la actividad en poco más de un mes, entre mediados de junio y julio. Este año ha logrado el lleno, si bien ya en agosto la afluencia ha bajado al 50%.
El primer reto que se ha planteado la nueva directiva de Fuentemilanos es garantizar su rentabilidad. Ya han puesto sobre la mesa varias iniciativas. Uno de los objetivos es ampliar la temporada alta, lograr que dure al menos medio año, entre mayo y octubre. «Reconocemos que es una labor complicada y que ampliar un mercado tan específico y con tan poco arraigo en España debido a las limitaciones que hubo durante el Franquismo no se consigue en dos días», especifica Antonio González. Una de las modalidades que se plantean es la creación de un paquete de vuelo que incluya, pensión completa, avión y salidas para atraer durante todo el año a pilotos de los diferentes clubes europeos.
Para dar este paso la escuela tendría que adquirir más aviones y deberían de ser planeadores autopropulsados, con el fin de evitar que cada vez que uno quiera subir tengan que estar disponibles dos aviones y dos pilotos, uno de ellos con el único objetivo de remolcar.
El problema es que el precio de estos modelos oscila entre los 100.000 y los 150.000 euros, por lo que esta medida requeriría una importante inversión. No obstante, considera que es una posibilidad que pondría al aeródromo a la cabeza a nivel nacional y europeo en innovación y que se amortizaría a largo plazo, ya que estas aeronaves autopropulsadas tienen un desgaste mínimo y una vida útil de entre 40 y 50 años. De hecho, los aviones que utiliza la escuela en la actualidad son de 1985.
La segunda novedad es la escuela de drones, para la que reservará una pista de aterrizaje previamente acondicionada. Una empresa madrileña ya se ha interesado por impartir sus cursos de piloto de drones en Fuentemilanos, y se prevé que en invierno comience a funcionar. La empresa impartirá en el aeródromo las clases prácticas y el personal del centro de vuelo se encargará de proporcionar la formación teórica.
La ampliación del taller es otra propuesta. Además, se pretende crear un hangar cerrado para facilitar los trabajos durante el invierno. Asimismo, especifica que el mantenimiento es una actividad muy constante que no depende de la meteorología y que ayuda a garantizar la seguridad de los vuelos por lo que, a su juicio, es importante seguir impulsando y generando calidad en este tipo de labores.
Aunque es pronto para avanzar que el cierre de 2018 no será todo lo exitoso que podría esperarse, González avanza que la ola de calor ha contribuido a reducir la temporada alta en ocho o diez días, ya que por encima de los 33 grados centígrados el vuelo sin motor no es viable. Además, las abundantes lluvias del invierno y la primavera obligaron a cancelar numerosas jornadas de vuelo.
La actividad se centra en cuatro líneas fundamentales: la escuela de vuelo, los vuelos de distancia y divulgación, el mantenimiento de aeronaves y el camping con bungalows y piscina. También hay un restaurante que está subcontratado.
La escuela de vuelo se encarga de formar a pilotos de los niveles más básicos hasta los más avanzados, e incluso a instructores de vuelo, aunque en este caso la frecuencia de las formaciones es menor y tan solo se imparte una acreditativa cada dos años aproximadamente.
El curso inicial de pilotos, con acreditación europea SPL, se desarrolla a lo largo de todo el año, aunque se produce un parón durante los meses de julio y agosto debido a la dificultad que suponen para el aprendizaje de los más nóveles las inestables corrientes de aire de la época estival. Para esta formación existen dos modalidades, la intensiva, de 3 a 4 semanas, y la normal durante los fines de semana de un periodo de cuatro a seis meses.
Esta actividad inicial, a pesar de su escasa implantación en España, cuenta con entre 12 y 16 alumnos al año y su precio oscila entre los 2.000 y los 4.000 euros. Tampoco requiere unas condiciones físicas específicas, pero eso sí, González apunta que la edad, la psicomotricidad y el interés son factores esenciales.
Entre julio y agosto, época de mayores turbulencias y más actividad térmica, tan solo se imparten los cursos de perfeccionamiento y de distancia. «Los hacemos por seguridad y porque los meses de calor más intenso son muy duros para los pilotos que están iniciándose por lo que cuando hemos tratado de impartir estos niveles en verano los resultados no han sido demasiado buenos».
Los vuelos de distancia y divulgación son otro de los pilares que sustentan este aeródromo. En verano está lleno con los aficionados que llegan desde Alemania, Inglaterra, Bélgica, Dinamarca, Portugal, Francia, Holanda, Italia, Suiza o Rumania para realizar vuelos largos, en la mayoría de los casos con sus propios veleros. Hasta cien aeronaves llegan desde diferentes puntos de Europa, lo que supone cerca de 140 pilotos al año, que con acompañantes pueden superar las 200 personas.
Los atractivos de la zona para los pilotos son innumerables, detalla González. El clima continental extremo semidesértico es una de las características más valoradas: «Ayuda mucho el alto gradiente térmico y que sea una zona sin muchas tormentas. Además, de la posibilidad de sobrevolar la sierra». Otra de las ventajas es que en la meseta es sencillo aterrizar en cualquier campo agrícola o de rastrojos. En este sentido, precisa que en Castilla y León la vía de escape para hacer aterrizajes fuera de pista es buena. Algo que no ocurre en lugares como Andalucía donde las condiciones térmicas son muy favorables para el vuelo sin motor, pero la elevada cantidad de olivos hace muy complicado el aterrizaje.
El perfil de los alumnos de la escuela de vuelo es bastante estable. Los pilotos nacionales suelen ser de mediana edad y con profesiones liberales como ingenieros o arquitectos. Los extranjeros que acuden a realizar vuelos de larga distancia son pilotos con mayores conocimientos, más de 60 años, más tiempo de estancia y un nivel económico alto.
Los vuelos de divulgación son la actividad más turística y asequible. Sobrevuelan la ciudad de Segovia y la sierra de Guadarrama, y en cada ultraligero viaja un turista con un piloto profesional por un precio de 120 euros. Este tipo de vuelos congregan entre 200 y 300 clientes al año que disfrutan de la panorámica segoviana a velocidades de entre 100 y 120 kilómetros por hora y altitudes máximas que oscilan entre los 2.000 y los 5.000 metros.
Por último, en el centro de mantenimiento de veleros y motoveleros hay entre 30 y 35 aviones de forma constante; cinco pertenecen a la escuela y el resto son de particulares. Además de en el alquiler los beneficios están en el servicio de revisiones periódicas y reparaciones que ofrece Fuentemilanos a los usuarios.
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