Ángela Rodríguez (17 de agosto de 2005) prefiere no mirar el cuentakilómetros de su temporada, una vida en la carretera, en el aire. Alguien que ha compartido con el tenis de mesa más años en su vida que sin él, tuvo tan claro desde el ... colegio que quería ser pionera, una transgresora europea de un deporte asiático que se marchó al Centro de Alto Rendimiento de San Cugat en tercer curso de la ESO. Y desde Barcelona viaja cada fin de semana. La mitad, a Irún, la sede de su equipo de la máxima categoría del tenis de mesa nacional; las demás, a domicilio, desde consuelos como jugar en Cataluña hasta recorrerse media España para jugar en Murcia. «Hay que pagar un precio muy alto», asegura la segoviana.
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Ella sabe que su ambición no es un camino de rosas. «Cuando las cosas van mal, te lo planteas todo, no te lo voy a negar. Ha habido veces que he querido mandarlo a tomar por saco, pero se disfruta mucho. En mi opinión, compensa». Esos lunes de vuelta a los entrenamientos después de un viaje agotador con dos derrotas en la mochila. Pero en su relato no hay vuelta atrás. «Sin deporte, me siento mal; siempre he querido poner ganarme la vida con mi deporte y confío en poder hacerlo. Ir a unos Juegos Olímpicos me haría muy feliz».
El compromiso de Ángela Rodríguez y su proyección son las bazas para una plaza olímpica en Los Ángeles 2028. «Yo estoy ahí, si sigo trabajando y aguanto una época sin resultados dedicándole el mismo tiempo yo creo que lo puedo llegar a conseguir». Se adelanta a esa incertidumbre, a «cuando vengan momentos malos», porque sabe que es fácil tirar la toalla; aunque «al final no llegas». Se marca sus lemas: «constancia y seguir trabajando». La deportistas segoviana se convence de no perder la disciplina y busca incentivos como aprender cosas cada día. «Aprender algo incluso en un entreno en el que no meto una bola».
Ángela Rodríguez
Jugadora de tenis de mesa
La segoviana consiguió su primer gran resultado de la temporada el pasado fin de semana en el WTT Youth Contender de Vila Real, en Portugal, un torneo oficial de la Federación Internacional de Tenis de Mesa puntuable para el ranking internacional de jóvenes en el que fue finalista en dobles mixtos con el puertorriqueño Oscar Birriel. Uno de esos resultados que suma puntos para una convocatoria con la selección.
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Después de superar una primera ronda sencilla, sufrieron más de lo esperado en cuartos ante una pareja argentina. Así llegaron al encuentro «más épico» en semifinales porque se enfrentaban a un zurdo –en dobles sacan al rival de la posición natural– y una jugadora que tenía «picos», unos efectos que de alguna manera dan la vuelta al efecto previo. «Da bastante asco», resume con hastío. «Es un estilo de juego tan diferente a lo que estoy habituada…»
Superaron el desafío, en parte gracias al trabajo previo, pues uno de sus entrenadores manejaba ese estilo. «Vimos tácticamente dónde podíamos hacer más daño», subraya en su relato. Uno de los ingredientes de la ecuación que ordena en este orden: «Cabeza, táctica y técnica». Perdieron una final reñida por 3-2, un partido decidido por el jugador local, «muy bueno», al que intentaron anular, pero con éxito relativo. «Podíamos haber ganado, pero no estuvimos acertados en los pequeños detalles, en los puntos clave. Hicimos lo que tenía que hacer y fallamos».
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Ángela Rodríguez
Jugadora de tenios de mesa
¿Cuántos puntos deciden un partido de tenis de mesa? «Es que depende de la cabeza de la persona. Si yo fallo una bola muy fácil, a lo mejor en los dos siguientes estoy desconcentrada. Se supone que hay que tomarse cada punto con el mismo valor, pero en un 10-10 seguramente falles cosas que no fallarías en un 0-0», explica. Con todo, ella prefiere el primer escenario. «Me resulta más fácil. Cuando estás en tensión, estás más concentrado, juegas mejor».
Entre puntos clave despedirá su próxima semana, en el trial, un torneo en Irún, su casa adoptiva, en el que las ocho mejores jugadoras sub-19 juegan todas entre sí en busca de dos plazas directas para el Europeo de la categoría en Suecia, a mediados de julio. «Es una prioridad, te da la tranquilidad de no tener que hacerlo perfecto en los siguientes torneos». Hay tres plazas más para la selección; una para la campeona de España y otras dos por decisión técnica. «Tengo clarísimo que si voy, lo puedo hacer muy bien. Es el último año, lo voy a coger con muchas ganas».
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Ángela Rodríguez
Jugadora de tenis de mesa
Lo dice alguien que juega unos 80 partidos por temporada, un menú que prepara en San Cugat. Tono muscular para prevenir lesiones en hombro y cadera, que también exige fortaleza en cuádriceps y glúteo. A eso se añaden ejercicios de velocidad de reacción –imaginen varias luces desplegadas y buscar siempre la roja con desplazamientos o conos con número– y cardio. «Aunque no lo parezca, un partido de tenis de mesa cansa mucho», reconoce.
La chica a la que su padre llevaba a diario a entrenar a Collado Mediano juega en la Superdivisión y ahora coge aviones y trenes. «Dejas muchas cosas atrás, familia, amigos, todos». Lo dice Ángela Rodríguez, alguien que visita Segovia en fechas contadas como Navidad, Semana Santa y alguna semana en verano. Y excusas como las revisiones dentales: llegar el viernes para que su familia le llevara el sábado a Irún a jugar. «Me he acostumbrado, pero es verdad que hay muchos planes que no he podido hacer. Y me da rabia; pero yo estoy viviendo otras cosas que muchísima gente no puede vivir. Me estoy saltando muchas cosas de la adolescencia, pero ¿y todo lo que estoy viajando y aprendiendo? Compensa».
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