Segovia

Admitida a trámite una petición de regreso de joyas visigodas expoliadas

La Comisión Europea llevará a cabo una investigación preliminar sobre el expolio de estos bienes históricos, según recibió este septiembre en una contestación el impulsor de la petición, el segoviano Arturo Francisco Barbero. En abril, elevó una queja a este organismo con el objetivo de conseguir la restitución de unos bienes «de gran belleza y valor artístico», que además forman parte del patrimonio cultural de España.

Así, el joven matiza que estas joyas fueron saqueadas, robadas y obtenidas ilegalmente a mediados del siglo XX, en el contexto histórico bélico de la Guerra Civil, con el propósito de «parar las manos del dirigente nazi Himmler», líder del Reich de las SS y patrono de una organización que excavaba y expoliaba para justificar las teorías del partido nazi. Este episodio se trata de un acontecimiento analizado en profundidad por varios expertos, en diversas investigaciones y publicaciones diarias.

Es el caso de la monografía de Isabel Arias Sánchez y Javier Balsameda Mucharaz, elaborada para el Museo Arqueológico Nacional (MAN) -que custodia varias piezas procedentes de Castiltierra-. Esta obra desvela que en la historia del yacimiento segoviano se han sucedido varias etapas y una de ellas abarca el expolio y dispersión de los hallazgos durante las excavaciones.

Según recogen los historiadores, el terreno que fue escenario de estos trabajos constaba de 1.700 metros cuadrados y se exhumaron 401 sepulturas, fechadas entre los siglos V y VIII después de Cristo. El profesor de la Universidad de Estrasburgo, Joachim Werner, presenció los trabajos y fue el encargado de documentar los principales objetos desenterrados.

Ante el ingente número de hallazgos -la mayoría en mal estado-, el director de la Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas envió los ajuares a Berlín y comenzó su dispersión por todo el mapa europeo: desde Alemania hasta Viena. Solo una pequeña parte de las joyas fueron devueltas a España, las cuales actualmente se exponen en el MAN. Por ello, Francisco Barbero exige la devolución del resto de las piezas artísticas.

El segoviano puntualiza que la idea de emitir esta solicitud surgió tras enterarse de la restitución en marzo de dos cuadros pictóricos del siglo XV, atribuidos a Dieric Bouts, que habían finalizado en España tras la expoliación desde Polonia durante la Segunda Guerra Mundial. «Fue entonces cuando decidí redactar una petición, ya que tienen una plataforma para ello, aprovechando la presidencia española en la Comisión de Peticiones», explica Francisco Barbero.

Cuando los ánimos ya casi habían decaído al no contar una respuesta, de repente, casi medio año después, recibió una carta firmada bajo el puño y letra de la eurodiputada Dolors Montserrat. En ella se avisaba de que la entidad pertinente había examinado la petición y «la había declarado admisible», al plantearse un asunto que «entra dentro de los ámbitos de actuación» de la Unión Europea.

La epístola se completaba con el recordatorio de varios reglamentos, como es la Resolución del 17 de enero de 2019, sobre solicitudes transfronterizas de restitución de obras de arte y bienes culturales saqueados en conflictos armados y guerras. Asimismo, recuperó el marco jurídico de las piezas históricas que «han salido de forma ilegal» de un territorio. Por ello, anunció que ha quedado abierta la investigación -que está abierta a adhesiones- para comprobar si este expolio incumple o no la normativa de cara a emitir una decisión sobre su regreso a España.

Los objetos en cuestión abarcan decenas de piezas pertenecientes al ajuar funerario, especialmente joyas como anillos, collares, broches o fíbulas. Algunos de ellos incluso recuperan motivos estéticos de origen romano, con detalles y símbolos propios de la época.

En su mayoría, los materiales principales son el hierro o la madera. No obstante, algunos de los anillos más preciados se encuentran otros minerales considerados más nobles, como el bronce, cobre y plata. Una de las colecciones más destacadas se ubica en el Museo de Núremberg (Alemania), mientras que un número más reducido de estas piezas se puede visitar en las galerías de Viena. Lo que se pretende con la petición a Europa es que las piezas se puedan visitar a pocos kilómetros de su lugar de origen.