
Secciones
Servicios
Destacamos
La «barbaridad», como lo han definido los portavoces sindicales, no levanta el pie del acelerador. La inseguridad en la que miles de trabajadores llevan a ... cabo sus atribuciones diarias persiste. La sensación de desprotección continúa. La siniestralidad laboral no aminora el ritmo machacón con el que percute en la provincia de Segovia. Como un martillo pilón. Cada cuatro horas, una persona causa baja al padecer un percance en el desempeño de su tarea, ya sea en el propio centro de trabajo o en el trayecto que ha de realizar para ir o regresar desde su casa hasta su puesto.
Así se desprende de las estadísticas sobre prevención de riesgos y salud laboral que ha recopilado y publicado la Junta de Castilla y León con los datos resultantes al cierre del pasado ejercicio. La cadencia incluso aumenta un poco si se compara con la del año anterior. Los números son los que hablan y dan fe de ello. Entre los meses de enero y diciembre de 2024, la Administración regional tiene contabilizados en la provincia 2.109 accidentes ocurridos en el desarrollo de la actividad dentro de los centros laborales, ya fuera un bar, un comercio, una oficina, una planta industrial, una obra, una granja... El incremento con respecto a 2023 es del 3,4%.
A esta siniestralidad hay que añadir los incidentes que también acarrearon la incapacidad del empleado y que tuvieron lugar 'in itinere', es decir, durante el desplazamiento hacia el trabajo o de vuelta después de haber cumplido con la jornada. Las estadísticas revelan que el año pasado hubo en Segovia 188 casos que conllevaron la baja de los involucrados. En esta tipología de accidentalidad, las cifras oficiales arrojan una reducción del 2,6% si la comparación se hace con el año anterior.
Si se atiende al cómputo total de incidencias laborales contabilizadas en el informe de la Junta, la provincia acumuló durante todo el curso pasado 2.297 siniestros, lo que equivale a un crecimiento que roza el 3%. La mala noticia es que no solo no baja, sino que la cantidad de incidentes que acontecen en el desempeño del trabajo continúa al alza, concluyen los sindicatos, que ponen el foco de la crítica sobre el incumplimiento de las normas por parte de muchas empresas.
La ausencia de medidas efectivas y la necesidad de reforzar y aumentar los controles en materia de prevención de riesgos, cuidado de la salud de los empleados e inspección continúan siendo el caballo de batalla y un quebradero de cabeza para las representaciones de las plantillas.
Pero lo peor de la siniestralidad laboral son las pérdidas humanas. El año pasado hubo que lamentar en la provincia de Segovia dos fallecimientos, uno de una persona que desempeñaba su labor en el sector servicios, y otro como consecuencia de un accidente de tráfico en el trayecto entre su lugar de trabajo y su domicilio. Aunque el ideal al final de cada año es acabar sin muertes, 2024 no ha sido uno de los periodos más luctuosos de los últimos dos decenios. Las defunciones han sido las mismas que en el curso anterior, la mitad que en 2022, una tercera parte que las lamentadas en 2020, pero el doble que las contabilizadas por el estudio de la Junta de Castilla y León en 2021.
El más negro por mortífero de todos los ejercicios de los últimos veinte años fue 2006. Entonces fallecieron 16 trabajadores, seis 'in itinere'. Asimismo, las estadísticas indican que ese trágico curso cerró con 33 heridos graves, más del doble de las quince víctimas lesionadas en percances laborales con este diagnóstico a lo largo de 2024.
La radiografía que ofrecen los números de la siniestralidad es un reflejo del mercado laboral de cada territorio. Y viceversa. Dos de cada tres segovianos ocupados desempeñan sus atribuciones en el sector servicios. La hostelería, el comercio y el turismo mueven la economía a falta de un tejido industrial fuerte que carece de suelo, como puso en evidencia hace poco un estudio elaborado a instancia de la Federación Empresarial Segoviana (Fes). La patronal y los sindicatos mayoritarios coinciden en que la provincia ha de incidir en su apuesta por la diversificación para que no haya una excesiva dependencia de ese sector servicios. Y es que el 56% de las contrataciones se dan en este nicho de actividad, que aún así demanda más profesionales cualificados, como han reiterado los responsables de la Asociación Hostelería y Turismo de Segovia (Hotuse).
Al ser el ámbito productivo con más movimiento laboral y que más empleo genera, también es el que más acusa la accidentalidad en el puesto de trabajo. La Junta de Castilla y León pone de manifiesto en su informe sobre prevención de riesgos que, al acabar 2024, se registraron 1.105 percances con baja. Si se echa la vista atrás, nunca en los veinte años anteriores había habido que lamentar tantas incidencias con víctimas, aunque la inmensa mayoría fueron de carácter leve en el pronóstico que se hizo de los trabajadores accidentados.
Visto de otro modo, en términos relativos, el sector servicios que opera en el mercado laboral de Segovia copa el 48% de las bajas contabilizadas en todo el ejercicio. El aumento con respecto a 2023 es del 3,6%.
El 52% restante se reparte entre los otros segmentos económicos que tienen en cuenta las estadísticas que elabora la Administración autonómica. La industria en general, y en particular la dedicada a la alimentación, es el segundo sector más accidentado. El 21,4% de los percances en el desempeño de la tarea se encuadran en este nicho. En total, el curso pasado hubo 492.
La agricultura y la ganadería lamentaron 270 accidentes laborales, lo que supone el 11,7% del total de los acaecidos en 2024 en los centros de trabajo de la provincia. Hacía un lustro que no había tantos incidentes en el sector primario segoviano, que cerró el pasado curso con un incremento de la siniestralidad superior al 17%, la subida más elevada de todas.
Otra actividad económica que anda en busca de mano de obra es la del ladrillo. Así lo viene reclamando el presidente de la Asociación Provincial de Industrias de la Construcción (APIC), Javier Carretero. Calcula que hacen falta «entre 800 y 1.000» trabajadores. «Donde más se nota es en el obra pública», apostilla el responsable de la patronal, que también llama la atención de la necesidad de incorporar oficios en las empresas auxiliares como las de instalaciones eléctricas o fontanería. La construcción fue el pasado ejercicio el sector con menos accidentes laborales, como se deduce de las estadísticas de la Junta. En total, los datos acumulados a finales de diciembre señalan que se registraron 242, uno menos que al término de 2023, año en el que hay que lamentar el último fallecimiento de un obrero en pleno tajo en la construcción.
Noticias relacionadas
Pero si el espejo retrovisor se enfoca veinte años atrás, el descenso experimentado en la siniestralidad es más que notable. En 2004 era el segundo sector económico con más incidentes laborales con bajas, por detrás del ámbito de los servicios, con más de 700 accidentes. En este tiempo, la inseguridad de los trabajadores dedicados a la construcción ha caído a una tercera parte.
También los datos en la industria eran peores en los albores del siglo. Por aquel entonces, los siniestros en el trabajo solían estar entre los 600 y los 700. Ahora, encadena tres años consecutivos de bajadas para situarse por debajo del medio millar. Desde 2017 no se registraba una accidentalidad tan baja en este sector de la económica provincial.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.