La abundancia de abejas augura un verano tan agresivo como el último en Segovia
El 112 registró 135 incidencias por la presencia de enjambres en 2018, todas durante los meses de calor
claudia carrascal
Segovia
Lunes, 3 de junio 2019, 07:26
Desde el mes de mayo, los avisos por la presencia de enjambres o colmenas en zonas urbanas son frecuentes, pero 2018 fue un año inusual pues los avisos se multiplicaron. El Servicio de Emergencias de Castilla y León registró un total de 135 avisos por esta causa, todos ellos en los meses de calor. En 2018 no hubo ninguno entre enero y mayo, sin embargo, este año ya han atendido cuatro en la provincia de Segovia, por lo que la tendencia podría ser similar. El último, fue el pasado 25 de mayo cuando un enjambre de un millar de abejas se posó en una terraza de la avenida del Acueducto, en pleno centro de la ciudad. La Policía Local desalojó a los clientes y acordonó la zona para que los bomberos pudieran retirar el enjambre, una tarea que les llevó algo más de una hora, pero que lograron ejecutar sin incidentes.
No obstante, el suboficial del Cuerpo de Bomberos de Segovia, Javier Delgado, explica que la situación que se produjo en la avenida del Acueducto no es habitual, ya que tan solo se ha dado en momentos muy puntuales. El miedo a la picadura de estos insectos provoca el nerviosismo de la gente que enseguida suelen dar el aviso a los servicios de emergencias. En este sentido, afirma que los bomberos de capital atendieron durante los meses de julio y agosto del año pasado varios incidentes de este tipo cada día.
El protocolo es claro, en primer lugar, analizar el peligro y establecer el grado de prioridad de la intervención. Una vez en el lugar, si el nido está a la vista lo eliminan y si está en zonas inaccesibles como cubiertas o recovecos de edificios tratan de tapar la entrada de la colmena para evitar que salgan. En estos casos suelen llamar a los apicultores o a empresas especializadas en la eliminación de plagas. Eso sí, los bomberos colaboran en todo momento proporcionando los medios necesarios como la autoescala y otros vehículos que permiten trabajar en altura con seguridad.
Además, el suboficial comenta que disponen de equipos de protección adecuados para estas labores. Los que tenían en el parque se habían quedado obsoletos a causa del uso y a raíz de la intervención del pasado mes de mayo adquirieron cuatro nuevos, dos de ellos para casos de avispa asiática y otros dos clásicos de apicultor, con el fin de prepararse para una campaña que está comenzando.
Por el momento, la avispa asiática no supone una preocupación para los apicultores de la provincia. La manera de actuar contra la velutina es más compleja que contra especies autóctonas a las que ya están acostumbrados, además, la intervención debe ser inmediata y rápida para evitar que ataquen y maten a las abejas de la zona en la que se instalan. Por eso, cuatro de los bomberos del parque de Segovia ya han recibido formación específica para intervenir en casos de avispa asiática y ahora tienen la oportunidad de realizar de forma voluntaria otro curso en Soria para conocer las herramientas y estrategias necesarias para evitar los riesgos, según el suboficial.
El presidente de la Asociación de Apicultores de Segovia, Alejandro de la Hoz, asegura que los bomberos tienen capacidad para actuar ante estas situaciones, sin embargo, son muchas las llamadas que reciben en la asociación para eliminar colmenas o enjambres, ya que las abejas son una especie protegida. Cuando se encuentran en cubiertas o entre vigas no siempre es posible sacarlas vivas, pero si la intervención es compleja y se ubican en lugares inaccesibles lo más habitual es que recurran a los apicultores porque al contar con una figura de protección no se las puede fumigar ni exterminar. En su opinión, es importante que se cuide y se proteja a las abejas, pero considera que en situaciones excepcionales en la que los enjambres producen un peligro especial, como en zonas infantiles, la legislación debería permitir recurrir a técnicas como la fumigación.
De la Hoz insiste en que ante un enjambre de abejas hay que actuar con tranquilidad porque «tiene más peligro una avispa revoloteando alrededor de la comida que un enjambre de abejas». En su opinión, es más el llamativo espectáculo que generan cuando pasan agrupadas por zonas urbanas que el peligro que realmente entrañan. Asimismo, explica que un enjambre se deja manejar por lo que si no ha tomado posesión de un espacio es fácil retirarlo. En caso de que ya estén instaladas pueden sentirse atacadas al tratar de intervenir y ponerse más agresivas. Hace décadas las abejas estaban en cualquier rincón de los pueblos o ciudades y tan solo en caso de manipulación de colmenas se producían accidentes y es que «si no las atacas ellas no son agresivas», asevera. Por este motivo, anima a que se pierda el miedo a estos insectos tan importantes para los ecosistemas porque, en su opinión, deberían de poder convivir con las personas como lo han hecho siempre y defiende la necesidad de acabar con las normas que impiden su presencia en núcleos urbanos.
La campaña de recogida de miel está empezando en la provincia de Segovia, las abejas han trabajado durante toda la primavera y ahora se empiezan a cosechar los frutos. Sin embargo, los apicultores no esperan una buena recogida este año porque las lluvias han sido escasas y las oscilaciones térmicas han sido bruscas con noches de heladas y días en los que los termómetros han alcanzado los 30 grados, una inestabilidad que, tal y como apunta, «desordena el campo». Esto está provocando que especies cuya floración ya se tenía que haber producido como el tomillo o la salvia estén floreciendo ahora, por lo que incertidumbre marcará la temporada.
Apicultura
En la provincia de Segovia hay unas 10.000 colmenas censadas que permanecen de forma estable todo el año, sin embargo, el presidente de la asociación advierte de que es una actividad en la que la trashumancia es muy frecuente y en época de floración se trasladan a la provincia más de 40.000 colmenas cada año. La apicultura es la única garantía de vida de estos insectos, ya que las colmenas silvestres proliferan, en especial en temporadas como la de 2018 en las que hay una potente floración, pero no logran sobrevivir. Alejandro de la Hoz recuerda que este tipo de colmenas hace años que no existen a causa de la varroa, el ácaro que llego para quedarse en los años 80 y que parasita en las abejas hasta destruirlas. Sin un tratamiento adecuado para la enfermedad que producen las abejas mueren en poco tiempo, por lo que, aunque aparezcan colmenas todos los años de forma natural los enjambres que las habitan tienen una fecha de caducidad muy corta.
El número de los aficionados a la apicultura ha aumentado en los últimos años en la provincia de Segovia, ya que iniciativas como los huertos apícolas han despertado el interés por esta actividad. De hecho, muchas las consultas que recibe la asociación cada año son de personas que buscan consejo para iniciarse en la apicultura. «El interés es creciente, lo que supone una nota de color para el sector, pero no es suficiente», apuntala De la Hoz.
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