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Las empresas respiraron más tranquilas cuando la sexta ola de la pandemia del coronavirus empezó a diluirse. Sin embargo, la normalización del día a día, la recuperación del pulso de la actividad no es la que esperaban después de dos años de crisis sanitaria. Ahora ... es la económica la que las asfixia, estranguladas por un escenario hostil marcado por el encarecimiento de los costes y la escalada de los combustibles.
Y con esa falta de aire es con la que afrontan otro «empeoramiento», el que acusan los indicadores de absentismo en el puesto de trabajo a causa de una incapacidad laboral por contingencia común, es decir, la que no se tramita por un accidente en el tajo y que responde a patologías que no tienen que ver ni están provocadas por el desempeño de la tarea habitual. Este aviso lo da la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT) en su informe sobre el primer cuatrimestre del año.
En cifras, Segovia no elude este panorama. Entre los meses de enero y mayo del curso actual, se han iniciado 5.811 procesos de bajas laborales. Son 1.917 más que en el mismo periodo del pasado ejercicio. O lo que es lo mismo, en la provincia se han gestionado en los primeros meses de este año un 49% más de incapacidades temporales por contingencias comunes que en 2021, a tenor de los datos facilitados por el avance realizado por la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo. Está incluso por encima del 46% de subida registrada en el ámbito nacional.
Esa misma información de la organización deduce una mayor rotación en el absentismo que la que había durante la pandemia del coronavirus. Hay más procesos de bajas iniciados y también se contabilizan más procedimientos finalizados. De hecho, la diferencia entre la duración media de una incapacidad temporal en los meses inaugurales de este año y el tiempo que se alargaban las bajas en el mismo primer cuatrimestre de 2021 es de dos semanas.
Los trabajadores que se ausentan justificadamente por contingencias comunes están, de media, 47,54 jornadas sin acudir a su puesto, que son prácticamente catorce días menos que lo que duraban las faltas por enfermedad o accidente sufrido fuera del trabajo que se contabilizaron entre enero y mayo del año pasado.
Como ocurre con la siniestralidad laboral, la tendencia ascendente que siguen los procedimientos de contingencias comunes arraiga en los atisbos de remontada. El informe elaborado por la asociación de mutuas interpreta el incremento del absentismo «como una consecuencia de la mejora de la actividad económica tras superar la pandemia, teniendo en cuenta que ese mal comportamiento se suele producir normalmente en etapas de expansión económica».
El análisis de AMAT llama la atención sobre «la excesiva burocrática» que lleva aparejada la tramitación de una incapacidad temporal. A su vez, la asociación también advierte de la fuerte carga asistencial que soporta la sanidad pública y, por ende, de las demoras que se acumulan a la hora de pasar por el quirófano. El Hospital General de Segovia contabilizaba en el primer trimestre del presente año 2.234 pacientes en lista de espera quirúrgica, con una tardanza media para ser operado de ochenta días.
A partir de estas premisas y de la separación de funciones entre quien satisface la prestación económica de la incapacidad –que son las mutuas colaboradoras y entidades gestoras de la Seguridad Social– y quien presta la asistencia sanitaria a través del sistema público y las comunidad autónomas, el estudio sobre absentismo hace hincapié en «la innecesaria duración superior de los procesos de incapacidad temporal por contingencia común».
Pese al crecimiento notable que se observa en las cifras de absentismo laboral en el primer cuatrimestre del presente ejercicio, no tienen nada que ver con el vertiginoso final del año pasado y no menos frenético inicio del ejericico actual, cuando la sexta ola de la pandemia se expandió hasta desencadenar una avalancha de contagios que se multiplicaron y mermaron las plantillas. Ni un sector de actividad económica y laboral se libró del aluvión de positivos.
El informe sobre absentismo laboral elaborado por la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT) eleva a 106.302 millones de euros el coste aparejado a las ausencias registradas el año pasado en el conjunto del país por trabajadores que estaban de baja por contingencia común. Dicho estudio especifica que dicho montante representa un incremento ligeramente superior al 16% con respecto al ejercicio precedente. Esta cantidad hay que diseccionarla. Existe un coste por las prestaciones económicas con cargo a cotizaciones de la Seguridad Social, las cuales se abonan por parte de las mutuas colaboradoras y de las entidades gestoras del sistema público a partir del decimoquinto día de duración del proceso, un plazo que baja a la cuarta jornada cuando se trata de procesos a cuenta propia y no ajena. El análisis de la asociación indica que el gasto asociado a las prestaciones económicas de la Seguridad Social se incrementó en 2021 un 1,38% hasta los 9.731 millones.
Por otro lado, está en coste directo que acarrea para las empresas. Este montante subió casi un 15% el curso pasado situándose en 9.131 millones en el cómputo nacional, como recoge el informe de las mutuas, que además tiene en cuenta el coste de oportunidad imputable al valor de los bienes y servicios que se han dejado de producir y prestar, que al finalizar 2021 fue de 87.479 millones de euros.
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