Cristina del Barrio, cantante segoviana. Antonio Tanarro
Cristina del Barrio | Mezzosoprano

«Soy abanderada de Segovia allá donde voy porque me siento orgullosa de mi ciudad»

La segoviana suele bromear con que su voz es gracias al tradicional cochinillo de la provincia

Alfonso Arribas

Segovia

Martes, 18 de junio 2024, 11:51

Cristina del Barrio nació y vive en Segovia, aunque más de la mitad del año resida en hoteles de España y el mundo entre funciones y ensayos. En este mundo tan internacional de la clásica y la ópera, su DNI segoviano despierta curiosidad. «Mi voz ... es gracias al cochinillo de mi tierra», suele bromear con sus compañeros.

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- ¿Cree que es suficientemente conocida y reconocida en Segovia?

- Bueno… Quien quiere conocerme, me conoce. Y tampoco espero un reconocimiento especial. Lo que sí es cierto es que soy abanderada de mi ciudad allá donde voy. Porque quiero hacerlo, quiero sentirme orgullosa de mi ciudad, y creer en una sociedad que se siente orgullosa de lo nuestro.

- ¿Hay cantera en esta tierra de cantantes líricos y de música clásica?

- Existe mucho talento en Segovia, creo que sí hay cantera. La labor que hace la Fundación Juan de Borbón es muy importante en este sentido. El Museg es uno de los festivales importantes de música clásica de España, y esto me lo cuenta la gente de fuera; se aprecia en el mundillo, dentro de los medios y recursos que tiene. Ahora bien, la gente de Segovia no lo conoce mucho, y por tanto no lo valora tanto. En los últimos años se ha hecho un gran trabajo de difusión, de acercamiento y de intentar buscar nuevos públicos, con nuevos espectáculos… Es muy buena labor, pero muy dura.

- ¿Su vocación le viene de familia?

- Desde pequeña tenía claro que quería ser cantante. Vengo del mundo del folclore. Empecé cantando y bailando jotas… Mi tía María del Barrio era profesora de danzas y he bailado desde muy pequeña con ella; mi padre tocaba la guitarra en un grupo, y también aprendí de él. Así que empecé a estudiar con Ramón Masegosa, muy pequeña, con 8 años, a pesar de que todo el mundo me decía que no solía dar clase a niñas tan pequeñas. Debió de ver algo en mí, porque me acogió muy bien. Canté en la Coral Voces de Castilla y me fui acercando a la clásica. Estudié piano casi 10 años y a formarme en canto con Carmen Quintanilla. Además, hice en Segovia Magisterio musical, y de hecho mantengo contacto regular con algunas de mis compañeras de entonces.

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- Dicen que uno de sus mayores valores es su capacidad actoral, de interpretación, además de la voz…

- Sentí una vocación muy temprana, y la gente decía: «esta chica es carne de escenario». Y sí, me gusta actuar, creo que es uno de mis puntos fuertes. Alguna vez he pensado incluso en hacer algo de teatro. De hecho, algún director de escena me lo ha propuesto o sugerido en alguna ocasión, y no lo descarto.

- Dentro de su carrera profesional, ¿con qué sueña?

- Me considero una obrera de la música. No creo que sea una cantante de estallido, de éxito explosivo. Siempre me he movido más en un trabajo de hormiguita: ahora hago un papel protagonista, ahora un secundario… Así que con lo que sueño es con poder seguir trabajando. Y con determinados roles que me gustaría hacer en algún momento de mi carrera, como Amneris de 'Aida', el que haré en Amman. Y quiero una Carmen, tiene que llegarme. Me marcaría unas seguidillas bailando que no veas…

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- ¿Cómo va de divismo?

- Nada de nada, como te dije soy más una obrera o una hormiguita. De hecho, muchas veces tengo que hacer un trabajo para mantenerme en mi sitio; no mostrar que soy tan accesible. A veces la gente, al saber que soy cantante de ópera, se espera otra cosa, alguien más frío o distante. Porque es verdad: aunque mucho menos que antes, porque es otra época, todavía hay divas y divos. He trabajado con alguno… (risas).

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- ¿Qué papel tiene la familia en esa premisa de no despegarse del suelo?

- Fundamental. Creo que se sienten orgullosos, porque es una profesión difícil y ven que me voy abriendo camino. Soy muy perseverante. Ahora mis padres están jubilados y tienen posibilidad de viajar, y me acompañan a veces. Mi marido también, siempre que puede, se escapa y viene conmigo. Lo agradezco porque, si no, pasas mucho tiempo sola. Ah, y también tengo un grupo de fans que me siguen a casi todas las ciudades a las que voy, me preguntan, me escriben… Comparto ratos con ellos, y la verdad es que eso es bonito.

- ¿Se cuida mucho físicamente?

- Intento ser poco neurótica. Hay que cuidarse, no beber cosas muy frías, protegerse la garganta… Lo que sí cuido bastante es la alimentación: vitaminas, fortalecer el sistema inmunológico… Pero no hago grandes sacrificios. Después de un ensayo, si el cuerpo me pide una cerveza o un vino, no me lo niego. Equilibrio y cabeza, pero sin grandes renuncias.

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