César Blanco Elipe
Lunes, 15 de mayo 2017, 13:38
Que los casos detectados y abortados en Segovia de la amenaza del yihadismo constituyen un problema aislado es una cosa, pero que su extensión mundial hace, por desgracia, que su localización sea a veces impredecible es otra. Por ejemplo, ¿quién podría imaginarse que en una de las provincias más seguras de España, y por ende de Europa, en cinco meses se concentrasen tres operaciones? ¿Cómo iba uno a pensar que en ese remanso segoviano iba a residir un antiguo sicario del GAL, reconvertido al radicalismo islámico, dispuesto a inmolarse en un autobús turístico para causar la mayor cantidad de muertos posible y una repercusión planetaria?
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¿Y cómo ni siquiera intuir que un antiguo miembro de la célula que preparó los atentados del 11-S hacía noche en un hostal de El Espinar, vete a saber con qué intenciones? Y es que 48 horas después una macrooperación arrestaba a dos vecinos de la villa, que tras prestar declaración quedaron en libertad provisional.
Los valores y el trabajo de la Guardia Civil tienen en la actualidad muy presente esta amenaza. El terrorismo yihadista es global, y por tantro la Institución también ha de estar alerta en la provincia. No es una excepción dentro del nivel 4 de alerta en el que se encuentra el país.
El teniente coronel jefe de la Comandancia Provincial, José Luis Ramírez, apuntaba este lunes, tras el sencillo acto celebrado en conmemoración de los 173 años de la fundación del Cuerpo, que «la preocupación por el yihadismo que debe tener España es la misma que deben tener el resto de países», sobre todo en el entorno del Viejo Continente.
Precisamente, la subdelegada del Gobierno en Segovia, Pilar Sanz, había ensalzado minutos antes, en su discurso, el valor de la colaboración internacional en el combate del terrorismo actual. Fruto de esa coordinación entre países han fructificado las últimas operaciones desarrolladas en la provincia segoviana.
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«El trabajo diario no debe ser sínonimo de rutinario, así que hay que estar atentos, como me consta que lo están, a las señales insignificantes», porque muchas veces esos signos aparentemente imperceptibles son claves en la lucha contra el terror.
«Vigilancia estrecha»
Por su parte, el máximo responsable de la Comandancia de la Guardia Civil en Segovia ha incidido en que la Institución, al igual que otros Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, ejecuta «una vigilancia estrecha» de esos síntomas a los que aludía la subdelegada y de aquellas personas con indicios de estar influenciadas por movimientos de la radicalización islámica.
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Las operaciones y detenciones llevadas a cabo en Segovia «han ocurrido aquí como podían haber ocurrido en cualquier otra parte de España», ha quitado hierro el teniente coronel Ramírez a la existencia de un posible foco terrorista en Segovia. Insiste en que el control de la globalización de la amenaza se concreta, entre otros trabajos, en «la detección de individuos que pueden venir a hacer algún tipo de actividad o de gente que ha dado pasos hacia el extremismo».
Los arrestos realizados en los últimos meses en la provincia es un aval de que la Guardia Civil hace los deberes. Es más, para José Luis Ramírez, «no hay más riesgo o inseguridad por las detenciones practicadas, sino más bien todo lo contrario»
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