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Iglesia de la Vera Cruz.

Un cuadro perfecto

Junto a la carretera de Zamarramala se alza la iglesia de la Vera Cruz, cuyo origen se remonta al siglo XIII, y unas increíbles vistas panorámicas

elena rubio

Lunes, 8 de mayo 2017, 21:44

El antiguo camino que unía Segovia con el pueblo de Zamarramala lleva siglos llamando la atención a los que pasan por este espacio, camino de tierra durante años que con el tiempo se ha convertido en la carretera de Zamarramala, que une la calle de San Marcos con este barrio incorporado de la ciudad desde 1971.

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Allí, a mano derecha según se sube, un templo destaca por su original forma y construcción. Es la iglesia de la Vera Cruz, cuyos muros están cargados de historia y que recuerda por su forma a dos famosos templos: la Mezquita de la Roca de Jerusalén y la basílica del Santo Sepulcro, a miles de kilómetros. El edificio de Segovia, al parecer, pudo ser construido en el siglo XII por la orden militar cristiana de los caballeros templarios, según detalló el cronista de Segovia Diego de Colmenares en su libro Historia de Segovia en 1636.

Sin embargo, desde 1919, existen investigaciones que apuntan a que podría ser de la Orden del Santo Sepulcro, que la consagró en 1208. Esta posibilidad se debe a una inscripción en el interior del templo, frente a la portada lateral sur, en el edículo central, donde se puede leer, «los fundadores de este templo sean colocados en sede celestial, y los que se extraviaron les acompañen en la misma. Dedicación de la Iglesia del Santo Sepulcro. En los idus de abril de 1246 nuestro trece de abril de 1208», según la revista Año Cero. De hecho, en 1228 existe una confirmación del patrimonio de la Orden del Santo Sepulcro por Honorio III donde «se cita a la iglesia del Santo Sepulcro de Segovia, denominación que tuvo antes de modificarse por Vera Cruz tras recibir una fragmento de esta reliquia», según recoge Arteguías.

Lo que sí es cierto es que en 1531, con la unión de la Orden del Santo Sepulcro y la de Jerusalén, la iglesia pasó a manos de los caballeros de la Orden de Malta, Rodas y Jerusalén, sus actuales propietarios, que siguen celebrando allí actos religiosos. Su forma exterior es curiosa al tener su planta dodecagonal, es decir de doce lados y no ocho como en principio da la sensación a simple vista ya que varios están tapados por la torre. También llama la atención sus dos puertas decoradas, sobre todo la del lado oeste, donde columnas con capiteles y arquivoltas hacen las delicias de quienes las contemplan.

El interior del templo también es austero pero muy curioso, aunque destaca en el centro lo que se llama edículo, de dos pisos, en cuyo parte superior hay un altar con arquerías de inspiración árabe o visigoda, cuya función es difícil de precisar, aunque muchos apuntan a que era el lugar donde los caballeros de la Orden de Malta velaban sus armas.

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Junto a esta especie de cueva o gruta se encuentran varias capillas, una de ellas, dedicada al Lignum Crucis, en la que durante siglos se veneró esta reliquia, hoy custodiada en la iglesia de Zamarrama.

Leyenda

La iglesia tiene, además, una leyenda misteriosa asociada a sus muros. Según ese relato popular, los templarios luchaban contra un grupo de ladrones que trataban de asaltar la iglesia de la Vera Cruz al poco de ser inaugurada, allá por el 1162. Durante la batalla, uno de los caballeros templarios perdió la vida por la causa.

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«Su cuerpo fue velado entre los cirios y bajo las oraciones de los frailes del templo. Bastó con que los religiosos abandonaran la sala unos minutos, para que una bandada de chovas entrase por un ventanal y devorase el cuerpo del caballero hasta dejarlo en los huesos», explica la web de Segovia Encendida.

El hecho no pasó desapercibido para los religiosos, que cuando llegaron a la mañana siguiente y vieron lo ocurrido entraron en cólera, hasta el punto que el prior corrió a quitar a estos animales que seguían destrozando el cuerpo del valiente caballero. El prior lanzó una maldición sobre estas aves y sus descendientes que «retumbó por toda la iglesia», para que jamás volvieran a acercarse a ella. A día de hoy, no existe ningún documento escrito que confirme este hecho. Lo que sí que observan muchos segovianos es que cerca de la iglesia ya no merodean ni se posan en su tejado chovas o grajos, animales asociados al mal agüero, quizás por ese mal de ojo que hace siglos les echó el prior.

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La polémica sobre su origen quizás no se sepa nunca, si fueron los templarios o la Orden del Santo Sepulcro, lo que sí es cierto es el origen místico que se desprende del interior del templo. La iglesia de la Vera Cruz está declarada Monumento Nacional desde 1919.

La Carretera de Zamarramala es un espacio perfecto para disfrutar de un buen paseo. Segovianos y turistas acuden hasta allí para pasear por uno de sus lados para llegar hasta Zamarramala. Y es que este espacio ofrece vistas espectaculares y únicas de la ciudad, más propias de un cuadro o de una postal, por lo que los árabes lo denominaron el mirador de Alá. Sin embargo, el origen de este espacio y del barrio incorporado se atribuye a un pastor que estaba en las cercanías del pueblo, que cosía una vieja zamarra mientras cosía su rebaño. En ese momento pasó un noble, un poco corto de entendederas, que le preguntó cómo se llamaba la población. Por su parte, el pastor que estaba sordo, le respondió lo que estaba haciendo, coser una zamarra mala, que hizo que desde entonces se otorgue el nombre a esta localidad.

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