Los gatos se dan un festín de cochinillo a los pies de la Catedral
La práctica de depositar comida en la vía pública para los felinos callejeros conlleva riesgos de salubridad, además de una mala imagen para los turistas
César Blanco Elipe
Miércoles, 19 de abril 2017, 06:02
Los gatos callejeros raramente se alimentan de lo que cazan; aunque estos felinos, que se adaptan tanto al medio urbano como a un ámbito rural, han contribuido a controlar las poblaciones de roedores, y por tanto han ayudado al hombre a limpiar las calles de ratas y ratones. Su dieta, sin embargo, tampoco hace ascos a las sobras de un restaurante, y más cuando ha habido un puente festivo por medio en el que las reservas se han multiplicado. Eso quiere decir más desechos, más desperdicios y contenedores más llenos en los que poder ir a 'hacer la compra'.
Aunque hay ocasiones en los que los animales no tienen ni que pegar un brinco para rebuscar en los depósitos de basura y acuden a mesa puesta y hasta con vistas privilegiadas de algunos de los monumentos más sobresalientes de la capital, como el Alcázar, el Acueducto o la Dama de las Catedrales. Y es precisamente esta práctica la que ha molestado y enojado, una vez más, a integrantes del equipo de gobierno municipal.
La fotografía de los desechos esparcidos en algunos de los lugares por los que el Acueducto y la Ciudad Vieja de Segovia fueron merecedores del título que ostenta de Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la Unesco disgusta sobremanera a la concejala de Turismo y Patrimonio Histórico, Claudia de Santos. En esta ocasión, el detonante de las quejas de la edil ha sido la aparición de restos del festín de cochinillo que supuestamente se han dado los gatos callejeros que deambulan y habitan en las céntricas zona de Daoiz, la Judería y de la Plaza Mayor.
Esos desperdicios estaban a los pies de la Catedral, roídos y mordisqueados por los felinos y, quizás, por algún roedor que acudió a la llamada de un banquete para 'gourmets'. No en vano, de los restos de una pata que dejaba asomar el hueso tras las dentelladas de los animales colgaba la etiqueta de la marca de garantía.
Restaurantes 'cómplices'
Las vísceras, pieles resecas y huesos daba testimonio del banquete que se dieron los felinos callejeros de finos bigotes en pleno centro histórico de la capital y sitio de paso poco menos que obligado para las oleadas de turistas. Muy posiblemente, el festín se lo proporcionó alguno de los restaurantes del entorno, que dejó la comida para que los gatos callejeros que habitan esta zona dieran buena cuenta de ello.
Y es que, como apuntaba la Asociación Protectora de Animales de Segovia, estos animales asilvestrados tienen fundamentalmente dos maneras de alimentarse. Bien a través de un cuidador que dé de comer dos veces al día a los gatos, o de las sobras que rebuscan de la basura que generan los restaurantes.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.