El artista gallego Villanueva actúa este sábado en la sala Beat Club de Segovia.

«Veo a la sociedad muy cabreada con la propia sociedad»

Villanueva presenta su disco 'Zoo para dos' este sábado 18, en la sala Beat Club, dentro del ciclo de música independiente WIC

César Blanco Elipe

Miércoles, 15 de marzo 2017, 20:31

Dos años después, Villanueva se reencuentra con el Winter Indie City (WIC). Este sábado 18, a las 22 horas, la sala Beat Club será escenario de la puesta de largo en Segovia de su segundo álbum 'Zoo para dos', diez canciones iluminadas por el pop hedonista.

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¿En qué ha cambiado Villanueva en estos dos años desde su última visita a Segovia?

Han cambiado muchas cosas, he pasado por momentos y situaciones tremendamente buenas y por otras terribles. Esos dos extremos te ayudan a desarrollar el sentido que hace que todo lo puedas relativizar y tomártelo con filosofía. El mundo se ha vuelto muy acelerado y está loco, veo a la sociedad muy cabreada con la propia sociedad... eso es como tener un cáncer que te come. ¿Y la música? Creo que a muy pocos nos importa la música últimamente, parece que lo importante son otras cosas

Cuando dice que su disco ahonda en los rincones más placenteros y hedonistas, ¿podría decirse que es un trabajo terapéutico?

Sí, no me había dado cuenta cuando lo escribía, pero con el tiempo me di cuenta de que cada canción respondía a una especie de terapia frente a alguna obsesión.

Inteligencia y optimismo

¿Falta optimismo en el pop?

No es eso. Michael Stipe [líder de REM] solía decir que hacer canciones buenas que sean optimistas e inteligentes es francamente difícil; se ve que a la hora de escribirlas eso ya no está al alcance de cualquiera y por lo tanto al público solo le llegan canciones más lánguidas dentro del pop porque es lo que la mayoría de los artistas sabe escribir.

Como ocurre en el teatro o en el cine, que los actores comentan que es más difícil hacer reír que llorar. ¿Es más fácil componer desde la tristeza?

Sí, de alguna forma la tristeza motiva el pensamiento y la reflexión de una forma más natural, quizás por supervivencia. De ahí nace la nostalgia, que es una tristeza bella, y de ahí las expresiones artísticas que calan en el corazón. Lo difícil es hacer todo ese ejercicio desde un estado de bienestar. Cuando tenía 18 años y estaba componiendo mis primeras canciones hubo un amigo mayor que yo y experimentado músico de Vigo que me dijo: «Tienes que dejar a tu novia, verás que temazo haces» Tenía razón.

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¿No cree que la proliferación de festivales con grandes carteleras puede ser contraproducente? Me refiero a que ya apenas hay diferenciación y parece primar la cantidad.

Completamente. Vaya por delante que me apetece tocar en todos; pero el otro día el gran Suso Saiz decía que esa proliferación de carteleras similares para vender tickets no hace un gran favor hacia la creatividad de nuevas bandas, más preocupadas en entrar a formar parte de un cartel que de sus composiciones artísticas. Es una pena. He visto casos de bandas que antes de tener canciones estaban preocupadas de ver en qué festivales tenían contactos para tocar. Esa actitud es muy triste, es cancerígena, vergonzosa... No debemos olvidar que el ADN de la música son las canciones.

Vaya panorama...

Es un tema complicado, los festivales necesitan vender entradas para subsistir; pero como no haya un relevo generacional de bandas nuevas, desaparecerán la mayoría porque el público no está dispuesto a ver todos los años el mismo cartel, salvo, ojo, que el público vaya por un acto meramente social, que es lo que está pasando en muchos casos.

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