César Blanco Elipe
Jueves, 16 de febrero 2017, 06:13
Cuando el tiempo se enfada, no hay clemencia ni para los más devotos. Aquellos iconos que son referentes, símbolos admirados y queridos a partes iguales por feligreses y también por quienes no son parroquianos, también sufren el castigo iracundo de la meteorología enojada y desatada. En Gallegos, la tremenda manta de agua que cayó el domingo, azuzada por formidables rachas de viento, derribó parte de la vetusta torre que otea desde su la loma sobre la que se levanta los bellos alrededores serranos del pueblo. Y con ese destrozo, también ha abatido el ánimo de vecinos y conocedores de esta seña de identidad de Gallegos y de toda la comarca.
Publicidad
El Ayuntamiento de la localidad ya quería, antes de que ocurriera la fatalidad natural, haber restaurado esta vetusta torre erosionada y maltratada por el inexorable paso del tiempo. Así lo confiesa el alcalde, Victoriano Sancho, apenado por el enorme destrozo material y por el daño sentimental infringido al pueblo. Antes de que el vendaval se cebara con ella, aún permanecía erguida, erigiéndose en uno de los santos y señas del lugar, sino el principal. Tanto, que incluso los que no la conocían y la divisaban a lo lejos, se solían desviar de su camino para subir a la loma y visitar estos restos.
El dedo de Dios, como lo bautizaron, ha sido cercenado por la violencia de la lluvia y el viento que se desataron durante la tarde del domingo en esta zona de la provincia segoviana. Torregil se ha quedado sin su parte más alta, sin ese índice de piedra que apuntaba al cielo.
Fortaleza o iglesia
El alcalde insiste en que ya no se trata solo del daño material ocasionado en el bien más singular, sino de que «ha quedado destruido un símbolo del pueblo». Las inclemencias no tuvieron piedad alguna del Dedo de Dios y tiraron «la parte de arriba de la torre, la más bonita», añade Victoriano Sancho.
Algunos autores creen los restos románicos de Torregil corresponden a vestigios de una fortificación por estar coronando una atalaya. Otros afirman que son las ruinas de la iglesia de San Juan del Otero. Sea lo que fuere, el regidor lanza un llamamiento de auxilio. Reclama ayuda, sensibilidad y comprensión a las administraciones públicas para que se hagan cargo de la pérdida tan dolorosa que ha supuesto para el pueblo el daño ocasionado a la torre, en definitiva, al que es su icono.
Publicidad
«Tal y como estaba»
Sancho recuerda que antes de que se produjera «esta desgracia», la corporación municipal que preside ya se había dirigido la Diputación solicitando apoyo para restaurar la torre. No fue posible, remacha el regidor. Ahora, la meteorología ha sido implacable con el vestigio y el alcalde de Gallegos repite las peticiones de ayuda, aunque esta vez la finalidad no es otra que la de recuperar el Dedo de Dios «tal y como estaba antes del vendaval».
Según comenta Victoriano Sancho, los vecinos del municipio y de otros términos cercanos, como Matabuena o Prádena, e incluso gente que reside en la capital segoviana que sabe y que guarda cariño a Torregil, ya han le han pedido al Ayuntamiento que intente hacer lo que pueda para recomponer el icono patrimonial de Gallegos. Desean que estos restos románicos sitos a un kilómetro del pueblo, en el paraje denominado Las Lastras, vuelva a despuntar hacia el firmamento.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Te puede interesar
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.