quique yuste
Jueves, 8 de diciembre 2016, 11:47
Segundo de Bachillerato es, probablemente, uno de los cursos más complicados en la vida académica de un estudiante. Su futuro está en juego en nueve meses plagados de exámenes, trabajos y, hasta ahora, una selectividad que determinan una nota media que abre o cierra las puertas de una carrera universitaria. Acudir con una matrícula de honor ofrece más garantías, pero su consecución requiere un intenso esfuerzo. Por ello, quedarse a menos de una décima de su logro supone una desilusión.
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El pasado curso escolar, el instituto Andrés Laguna de Segovia otorgó catorce matrículas de honor. No podía dar más, ya que el número máximo de matrículas a conceder viene determinado por el ratio de alumnos del centro (una matrícula por cada veinte alumnos). A esas catorce matrículas optaron un total de diecisiete estudiantes con una media igual o superior al 9. Al existir alumnado con la misma nota media durante el curso, hubo que proceder al desempate para adjudicar las últimas matrículas de honor. «En este centro nunca se había dado ese caso», asegura Rodrigo Santos, director del instituto desde el mes de septiembre, quien asegura que el criterio por el que se optó para desempatar estuvo consensuado con los tutores y el claustro de profesores. Este consistió en tener en cuenta las notas de primero y segundo de bachiller tal y como recoge la Lomce y no solo la del último curso como establece la LOE, en vigor durante el anterior curso escolar. «Creemos que es lo más objetivo y que no tenía ningún tipo de parcialidad» afirma Santos.
Educación no respondió
Esta idea no fue compartida por el padre de uno de los alumnos que se quedaron sin matrícula, quien consideró la decisión del entonces director del instituto (Santiago Pinto) como «exclusiva y al margen del criterio del equipo docente o de cualquier otro tipo de criterio conocido». Por ello, presentó un escrito dirigido a la Dirección Provincial de Educación de Segovia, que no tuvo respuesta alguna, por lo que trasladó su queja al Procurador del Común de Castilla y León. En su resolución, Javier Amoedo apunta que es competencia del equipo docente que imparte clase realizar tal desempate, recordando que el instituto no contaba con unos criterios previos para la asignación de matrículas en casos de empate. Añade que «sería oportuno evitar la necesidad de improvisar criterios para conceder dichos reconocimientos, estableciéndose los mismos con carácter previo y dotando de seguridad a la concesión de los mismos; al margen de que, en este caso particular, el criterio utilizado tuviera un carácter objetivo y razonable». Sobre este aspecto, Rodrigo Santos espera incluir dichos criterios en el documento que corresponda para evitar una situación similar.
El Procurador del Común recomienda que se lleven a cabo las medidas oportunas para «garantizar el establecimiento de los criterios para la concesión de las distinciones de matrícula de honor con carácter previo, y, en particular, la forma de resolver situaciones de empates en las calificaciones». Además, pide a la Dirección de Educación que dé la respuesta que proceda al recurso presentado en el mes de junio.
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