¿Un bingo con solo 84 bolas?

Si todo va según lo previsto, pronto se oirá cantar «¡maxilínea!»; y si el afortunado logra tachar todos los números de su cartón, «¡maxibingo!». La vuelta de tuerca al tradicional juego avanza en su periodo de prueba, después de la autorización concedida por la Consejería de la Presidencia de la Junta de Castilla y León a principios de octubre.

Esta renovada modalidad trata de devolver al bingo a tiempos mejores y más boyantes de clientes y emociones, una época de ceniceros huemantes y manchas de rotulador Carioca en los dedos que se ha ido perdiendo por culpa de la crisis económica generalizada y con la entrada en vigor de la ley antitabaco. Y eso que en la comunidad autónoma no ha cerrado ningún establecimiento de los veintiuno que hay registrados, informa la Administración autonómica.

David Ballesteros, director general del Grupo Ballesteros, ha presentado en Segovia, en el foro del Congreso de Juego de Castilla y León, esta alternativa, que aún está en fase experimental recogiendo opiniones y sugerencias de los usuarios y consumidores. La apuesta empresarial (y nunca mejor dicho) intenta que las trayectorias del tradicional y clásico bingo del cartón y rotulador y su versión electrónica sean «paralelas».

La tributación es una de las novedades que trae consigo el 'maxibingo', que pasaría del 35% al 25% si se mantiene el empleo durante un periodo de tiempo determinado. En cuanto al juego en sí, no hay 90 bolas, sino 84. El cartón tiene 14 números distribuidos en dos líneas de cinco y una de cuatro más el de la bola de reintegro. El abanico de premios también se abre con respecto al clásico bingo. Los hay fijos y también opcionales, entre los que ya se está ensayando con botes y acumulados.

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