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18 meses de inhabilitación y 4 de cárcel para un veterinario que tiró a un contenedor a su perro malherido

El Juzgado de lo Penal número 1 condena también al autor del maltrato a indemnizar con 854 euros a la Asociación para la Defensa de los Animales

el norte

Martes, 4 de octubre 2016, 17:20

El juzgado de lo Penal número 1 ha condenado a un veterinario de Segovia, G.A.R., de 58 años, a cuatro meses y quince días de cárcel, así como a 18 meses de inhabilitación especial «para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales» por un delito de maltrato animal, después de que arrojara a un contenedor a su propio perro, malherido tras haber sido atropellado. Además, el condenado deberá indemnizar a la Asociación para la Defensa de los Animales de Segovia con 854 euros, además del abono de las costas. Contra la sentencia, que no es firme, cabe interponer recurso de apelación ante la Audiencia.

Los hechos se remontan a diciembre de 2012, cuando el perro Canelo, de raza podenco andaluz, fue atropellado en la vía urbana del barrio incorporado de Fuentemilanos, sufriendo importantes lesiones. La resolución considera probado que el acusado optó entonces «por meterlo en un saco, atándolo con la misma cuerda y realizando un nudo corredizo, depositándolo en un contenedor de cadáveres de una explotación ganadera de porcino sita en el paraje del Campillo de Torremilanos, próxima a las confluencias de las carreteras Nacional 110 y SG-313, aumentando y prolongando con ello el sufrimiento del animal».

Aviso a la Policía local

Sobre las 17.30 horas de ese mismo día, el ganadero D. H. P., al acercarse al contenedor, se percató de la presencia de un saco con sangre «con algo dentro que se movía, procediendo a coger el saco y sacarlo del contenedor y abrirlo, encontrándose con Canelo muy malherido», por po lo que dio aviso a la Policía Local. El animal fue trasladado a la Clínica Veterinaria de Segovia, donde se apreció que presentaba múltiples contusiones por todo el cuerpo, hipotermia, deshidratación, exoftalmia y prolapso de iris del ojo izquierdo y pérdida relativa de consciencia. El animal pasó por quirófano y hubo que extirparle un ojo, permaneciendo tres días en la clínica y pasando después a la Protectora de Animales, donde mejoró y fue adoptado. «Si no hubiera sido auxiliado por terceras personas, el herido can hubiera muerto desangrado u asfixiado en breve plazo o en cualquier caso incinerado vivo dentro de la bolsa, dado que la los cadáveres se depositan en contenedores que se destinan a la incineración sin ulterior comprobación», explica la sentencia, publicada en el blog de la Asociación para la Defensa de los animales de Segovia (Protectora de Animales).

El colectivo explica que tras unos días algo desorientado, el perro, que ha sido adoptado, empezó a moverse con cierta soltura y se recuperó de sus heridas en cabeza y cadera. «El accidente le hizo perder el ojito izquierdo, así que hemos decidido bautizarlo como Marconi, el inventor del telégrafo sin hilos, que corrió la misma suerte».

La asociación considera que «con las modificaciones habidas en la ley, en la actualidad la sentencia condenatoria hubiera sido más dura» y aboga «por que se modifique la ley y se reconozca que los animales son seres sintientes, como ya lo hacen otros países de la Unión Europea».

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