El Sardinero-Ave María gana el trofeo a la mejor ganadería de los encierros

Los novillos deEl Sardinero-Ave María, que corrieron las calles el pasado domingo en el primero de los encierros, protagonizaron un traslado y unas carreras ejemplares. Por eso el jurado ha decidido concederles el Trofeo a la Mejor Ganadería de los Encierros de Cuéllar 2016, un galardón que cada año entrega la Asociación Encierros de Cuéllar y que tiene como finalidad la mejora de la organización de los ancestrales encierros que se celebran en la localidad. En la votación, los novillos de El Sardinero-Ave María obtuvieron cuatro votos, los novillos de Aguadulce-Herederos de José María Aristrain, tres votos; y los novillos de Condessa de Sobral, que obtuvieron el apoyo de dos miembros del jurado. Hubo un voto en blanco.

Para la elección el ganador, entre los requisitos que debe cumplir el ganado se encuentra que se haya presentado en plazo y forma toda la documentación que exige la legislación vigente. Las reses de Castilblanco, que protagonizaron el primer encierro, no tenían Carta Verde, ante lo cual el jurado decidió que no podían optar a este premio.

También se tiene en cuenta que todo el ganado bravo utilizado pertenezca a la misma ganadería, y que no haya ejemplares de más de dos hierros en cada encierro; que tuvieran una correcta presentación, con trapío, hechuras y homogeneidad en el tipo zootécnico del encaste; y que la mayoría de los ejemplares desarrollen un comportamiento noble en su traslado por el campo y especialmente demuestren bravura y juego interesantes en el recorrido urbano. Para entregar el trofeo al menos deben concurrir dos ganaderías en un mismo ciclo.

Conclusiones del jurado

El jurado, presidido por Manuel Blanco, de la Asociación Encierros de Cuéllar, contó con Ainhoa Iglesias, presidenta de la Asociación Amigos del Caballo; Gustavo Cobos, miembro de la peña El Encierro; Nuria Pascual, Pablo González, Mónica Rico y Chantal Núñez en representación de los medios de comunicación locales; y Jairo Martín, Luis Izquierdo y Marcos Díez, del colectivo de aficionados y corredores.

Antes de la votación se abrió un coloquio en el que se puso de manifiesto la notable mejora del ciclo con respecto al del año anterior y la efectividad de algunas de las nuevas medidas tomadas este año. El jurado señaló que el año pasado fue un punto de inflexión para la toma de conciencia de la necesidad de mejorar y cómo este año se ha colaborado en todos los ámbitos.

En el análisis también se destacó la efectividad de la polémica medida por la cual tan sólo una veintena de caballistas pudieron asistir a la suelta del ganado en los corrales del río Cega, para incorporarse un kilómetro después. Casi todos los miembros del jurado estuvieron de acuerdo en que el ambiente y la organización en el inicio del encierro han sido más tranquilos y que es una medida que puede haber resultado efectiva, aunque también que ha sido drástica y que debía haberse contado más con las asociaciones de jinetes locales para estudiar otras posibilidades. A pesar de ello, sí se pidió que los jinetes estén correctamente identificados, pues no todos portaban su distintivo, la camiseta verde, y la necesidad de contar con el escuadrón de la Guardia Civil a caballo; de ahí que el jurado haya considerado que, aunque la organización es mayor, veinte caballistas no son suficientes cuando existen problemas desde el inicio.

Mejor información

Los medios de comunicación destacaron la mejora en las relaciones entre la organización y la prensa, que en todo momento ha tenido abierto un canal de información directo a través de concejales presentes en el traslado del ganado por el campo; y esto también ha repercutido en una mejor y más veraz información ofrecida a los vecinos a diario.

El jurado también señaló como positiva la selección de ganaderías, que también ha influido en el ciclo; las mejoras en el encabestramiento, que en encierro del lunes no existió en las fincas de los directores de campo, lo que acusaron las reses; y el cambio de cabestros en cada encierro, que propició que los mansos llegaran con fuerza a las calles, ayudando así también al ganado bravo y al correcto desarrollo del encierro.

También se manifestó la necesidad de tomar alguna medida de control con los vehículos, especialmente en el paso de Las Máquinas, donde no todos los días se han mantenido las distancias marcadas para el paso del encierro y donde, en ocasiones, los coches se lanzan a cruzar el paso justo tras los astados, sin que los jinetes hayan terminado de pasar, con las consiguientes complicaciones.