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César Blanco Elipe
Miércoles, 31 de agosto 2016, 08:28
Los números al final le han dado la razón al jefe provincial de Tráfico de Segovia. Pedro Pastor era consciente de que el tránsito de vehículos por el Alto del León necesitaba algún tipo de medida para disuadir a los conductores que pisan el acelerador por encima de los límites establecidos para este tramo de carretera. A pesar de las críticas, abogó y defendió la instalación de radares porque esta solución, aunque sea poco popular, «no persigue ningún afán recaudatorio».
Esas cifras que cargan de razón la percepción que tenía el jefe provincial de Tráfico se traducen en que en menos de dos meses de estar en funcionamiento, los radares fijos del Alto del León han registrado 11.940 infracciones al volante, sobre las que se ha tramitado la correspondiente denuncia de sanción. Si se echa mano de la calculadora, la media diaria resulta una barbaridad. Se acerca a las 230 violaciones del código captadas por los sistemas fijos implantados para medir la velocidad a la que circulan los vehículos por ese punto de control.
Los dispositivos comenzaron a estar operativo el 1 de julio, recuerda Pedro Pastor. Pues bien, el jefe provincial de Tráfico llama la atención sobre el hecho de que en el primer fin de semana en servicio ya detectó alrededor de 2.900 excesos de velocidad. Casi 3.000 denuncias tramitadas en solo tres días.
El responsable de tráfico en la provincia aporta otro dato que ilustra y hasta deslumbra sobre «lo mucho que se corre» en esta carretera, en referencia a la N-VI en la que se situaron los dos radares. Los pórticos (o dispositivos fijos) que miden la velocidad en diferentes vías de la red segoviana se cobraron 13.827 denuncias en ese mismo periodo que va desde el 1 de julio. Es decir, que el 86% de las sanciones tramitadas a través de este tipo de radares en menos de dos meses se impusieron a conductores que circulaban por el entorno vigilado del Alto del León a más velocidad de la permitida.
Hay que tener en cuenta que desde el inicio del año y hasta mediados de este mes que ahora se acaba, esos pórticos habían detectado 35.493 infracciones en total, según los datos aportados por Tráfico. Al abrir el espectro temporal de la comparación, en solo dos meses de servicio, los radares del Alto de León ya acaparan un tercio de las denuncias por exceso de velocidad formuladas a raíz de la foto del radar.
Poco a poco ha bajado esa tremenda media porque los conductores ya van sabiendo que la Dirección General de Tráfico (DGT) les vigila cuando transitan por la carretera nacional N-VI y cruzan el puerto que separa Segovia de Madrid. Lenta pero progresivamente, el efecto disuasorio va calando.
Y a pesar de las cifras tan elevadas que arroja la actividad sancionadora, Pastor insiste en el mensaje que de que «la paulatina implantación de los sistemas de control no esconde la intención de cargar de multas» a los conductores que transitan por la provincia. El responsable de Tráfico explica que los cinemómetros están colocados en dos curvas catalogadas como peligrosas. Las ubicaciones no son producto del azar ni del capricho, sino de la detección de problemas en la seguridad vial, incide Pastor. De ahí que en la toma de decisiones sobre el emplazamiento de los radares impere la prevención y no la sanción, concluye.
El Alto del León es un trazado conflictivo. Situado en el punto kilométrico 57 de la N-VI, mantiene una intensidad media diaria bastante elevada de circulación de vehículos, y en invierno las condiciones meteorológicas adversas se convierten en un factor serio de riesgo.
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