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álvaro martín
Domingo, 28 de agosto 2016, 13:59
Algo más de 157 kilómetro separan Segovia de Toldo, apenas una horas y treinta y seis minutos de trayecto por el camino más corto. Pero ambos lugares están todavía más próximas de lo que puedan decir los navegadores gracias al arte contemporáneo y al espíritu transgresor y onírico que envuelve de vanguardia El retablo de Onir, un suerte de actividad multidisciplinar inspirada en las ensoñaciones creativas de autores que logran plasmarlas en las más diversas manifestaciones y expresiones. Desde el pasado día 13, el Círculo de Arte de Toledo acoge este proyecto.
La iniciativa ha sido alumbrada por la asociación estatal de artistas Onir Arte Espacio Tiempo, y en su concepción mucho tiene que ver Segovia. Este particular retablo tiene el objetivo de reunir y juntar en un mismo espacio obras de todos aquellos creadores nacionales e internacionales que quieran participar. «Queremos unir al mayor número de artistas posible para compartir todos sus sueños plasmados en sus obras», revela el presidente de la asociación, Fernando Barredo.
La idea de este retablo de sueños se gestó en la provincia de Segovia, concretamente en Cabañas de Polendos. Para materializar el proyecto, el artista Miguel Ángel Maroto, vicepresidente de la asociación, ha sumado a la causa a un ramillete formidable de creadores también segovianos como él. Es el caso, por ejemplo, de Chema San Segundo. Su aportación, como performer, ha sido una maquina expendedora de frases sugerentes del poeta Jaime Gil de Biedma.
Medio millar de obras
«La última vez que las conté eran ya más de 500 obras las que había en el retablo», afirma Barredo, quien mantiene la invitación a los creadores para que contribuyan con sus piezas a engrandecer ese contenedor de sueños plásticos. Así es, el retablo es lo que se conoce como un work in proccess, lo que quiere decir que nunca deja de estar del todo acabado. No hay solo obras de artistas adultos, ya que en el pie de la instalación se ha habilitado una parte para los niños, donde ya se encuentran varias creaciones infantiles. «Todos los niños son artistas, en la parte de la adolescencia es cuando empiezan los pudores, las inseguridades y se pierde eso tan bonito que nace en la infancia, y ese arte con mayúsculas queremos también incluirlo», afirma el presidente.
Las obras de los participantes segovianos izaron el telón de la exposición, junto a danzas y música. Y al frente, Miguel Ángel Maroto, quien fue el coordinador del primer encuentro Land Art celebrado en Cabañas de Polendos en el que se incubó la asociación estatal Onir Arte Espacio Tiempo que fue presentada en el Palacio Quintanar en 2014. Su hermano, Isaac Maroto, diseñador publicista reconocido y galardonado internacionalmente con doce premios a sus espaldas, también forma parte de esta iniciativa.
También del extranjero
Por su parte, Ramírez, performer, fotógrafo y creativo de sonido, también ha puesto su granito de arena en el retablo. También ha dejado huella la segoviana Lidia Martínez, quien actualmente trabaja en París en la productora de cine La Jetée Films como director.
En general, Castilla y León está muy bien representada, ya no solo por la presencia nutrida de segovianos, sino también de la mano de las leonesas Eugenia Navajo, escenógrafa y pintora, y Pilar Jiménez, fotógrafa especializada en temática femenina, así como por el zamorano Chema Jambrina.
También creadores extranjeros han querido contribuir a ocupar los huecos del inmenso retablo onírico, con aportaciones llegadas de Bulgaria, Israel o Montenegro entre otras procedencias.
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